Ciudad del Vaticano

El Papa: «Os animo a llevar el Evangelio a las periferias»

Una audiencia con más de 10.000 personas. Francisco envía 174 familias misioneras pertenecientes al Camino Neocatecumenal

Cuando Francisco llegó, Kiko se dirigió hacia él con espontaneidad y cercanía
Cuando Francisco llegó, Kiko se dirigió hacia él con espontaneidad y cercaníalarazon

El Papa Francisco recibió hoy en audiencia a cerca 10.000 miembros del Camino Neocatecumenal y les instó a garantizar la unión de la comunidad católica, aunque esto suponga «renunciar» a algunos detalles que caracterizan el movimiento.

El sonido de la guitarra de Kiko Argüello y la música de las canciones del Camino Neocatecumenal resonaron ayer en el Aula Pablo VI del Vaticano durante la audiencia que el Papa Francisco concedió a este movimiento católico, iniciado por el propio Argüello junto a Carmen Hernández y al sacerdote italiano Mario Pezzi. El Pontífice estaba encantado con la presencia de más de 400 familias, que acudieron con un buen número de niños, y se dirigió de forma particular a ellas: «Mi pensamiento va especialmente dirigido a las familias, que se trasladarán a diversas partes del mundo para anunciar y testimoniar el Evangelio. ¡La Iglesia os da las gracias por vuestra generosidad! Os doy las gracias por todo lo que hacéis en la Iglesia y en el mundo».

Se refería el Papa a las familias del Camino Neocatecumenal que emprenderán la llamada «Missio ad gentes», por la que dejarán su tierra para trasladarse a lugares con tan poca presencia cristiana como China, Vietnam o Mongolia para llevar allí la Palabra de Dios. Argüello fue presentando a estas familias en la primera parte de la audiencia, diciendo que no suponía un problema que no supieran el idioma de los países donde iban a vivir, pues así podrían evangelizar con la máxima humildad. «No hay pobreza más grande que no saber la lengua del lugar donde vives», aseguró.

Francisco, por su parte, animó a las familias a que siguieran llevando el Evangelio, como hacen con la «Missio ad gentes», a los ambientes «más descristianizados, especialmente en las periferias existenciales». «Evangelizad con amor, llevad a todos el amor de Dios. Decid a cuantos encontréis por el camino de vuestra misión que Dios ama al hombre como es, con sus límites, sus errores y también con sus pecados. Sed mensajeros de la infinita bondad y de la inagotable misericordia del Padre», les animó.

En su alocución también se refirió a lo que para algunos es el mayor riesgo del Camino Neocatecumenal, el de formar una Iglesia paralela en las parroquias. Entre las «sencillas recomendaciones» que Francisco hizo, la primera fue la de «construir y conservar la comunión dentro de las Iglesias particulares». Tras reconocer al carisma propio de esta realidad eclesiástica, invitó a sus miembros a que escuchen «la vida de las Iglesias a las que vuestros responsables os envían» y «bajo la guía de los pastores de las Iglesias locales». «La comunión es esencial», subrayó el Papa. «A veces puede ser mejor renunciar a vivir con todo detalle lo que exigiría vuestro itinerario para garantizar la unidad entre los hermanos que forman una única comunidad eclesial, de la que siempre debéis sentir que formáis parte».

Otra de las «sencillas recomendaciones» del Papa fue la de tener «paciencia» y «misericordia» con aquellos que encuentran dificultades para seguir el itinerario catecumenal, que calificó de «camino exigente». «La libertad de cada uno no debe ser forzada y se debe respetar también la eventual elección de quien decide buscar, fuera del Camino, otras formas de vida cristiana que le ayuden a crecer en la respuesta a la llamada del Señor», advirtió Francisco.

Durante la espera a que llegara el Papa, Argüello fue diciendo los nombres de todos los cardenales y obispos que participaron en la audiencia. Tras leer su nombre y la diócesis que dirigían o responsabilidad en la Curia romana que desempeñaban, eran ovacionados por la multitud. Entre los purpurados había dos españoles: Antonio Cañizares Llovera, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, y Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española. También estuvieron presentes los cardenales Vallini, Filoni, Rylko, Schoenborn y Dziwisz, entre otros, y alrededor de cien obispos.

Bendiciones en familia

No se escapó ni un solo niño del abrazo de Francisco. Incluso alguno que otro «rebelde» recibió la bendición del Santo Padre. Y es que, una a una, las 174 familias que participarán en las diferentes misiones «ad gentes» promovidas por el Camino Neocatecumenal fueron subiendo al estrado del Aula Pablo VI para ser enviadas por Francisco. Allí se acercaban según su lugar su destino, con un sacerdote al frente que llevaba una cruz para que fuera bendecida por el Santo Padre mientras la comunidad misionera permanecía de rodillas.

El detalle

La espontaneidad de Kiko Argüello

«Levantad las cruces todas las familias, que se vean las cruces», animaba Kiko Argüello a cuantos se reunían en el Aula Pablo VI para recibir al Papa. Cuando Francisco llegó, Kiko se dirigió hacia él con espontaneidad y cercanía presentándole de forma esquemática los pasos de la iniciación de esta realidad eclesial, ante la mirada sonriente de Francisco y Georg Gänswein.