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Benedicto XVI

Francisco: tres meses de transparencia

El Papa recibió ayer a la primera ministra eslovena, Alenka Bratusek
El Papa recibió ayer a la primera ministra eslovena, Alenka Bratuseklarazon

Durante estos tres meses en la sede petrina el Papa Francisco ha hecho muchas demandas. Una de ellas, importante para la transparencia de las cuentas de la Iglesia, es la de revisar los mecanismos del Instituto para las Obras de la Religión (IOR), el llamado Banco Vaticano. Con la reforma de la Curia en ciernes gracias a la comisión de ocho cardenales ideada por Francisco, el siguiente paso reformador podría darse sobre el Banco Vaticano. O podría invertirse el orden de los cambios y ser el del Banco Vaticano el primero en acometerse. Así lo asegura el diario italiano «Il Corriere della Sera» que apunta a que los acontecimientos pueden precipitarse en cuestión de pocas semanas. El rotativo incluso indica que para el Papa el Banco Vaticano quita a la Iglesia mucho más de lo que aporta en términos de imagen y credibilidad internacional. En esta línea se manifestó hace pocos días en una entrevista a Radio Vaticana Ernst von Freyberg, el presidente del IOR, que reconocía: «No le hemos prestado un buen servicio al Santo Padre. Nuestra reputación oscurece el mensaje». Aunque, si bien, él mismo aseguraba en la entrevista que su intención al llegar al Banco era «hacer limpieza» pero que, de momento, no había detectado nada.

«Il Corriere della Sera» apunta que la cuestión de fondo estribaría en la conveniencia o no de cambiar a los altos ejecutivos del banco por sacerdotes de confianza para el Papa o bien por un equipo externo aún sin haber cambiado el organigrama de gobierno de la Iglesia. La administración de Von Freyberg, nombrado el pasado 15 de febrero, está siendo analizada con lupa dado que parece que sus estrategias no concuerdan con los deseos que para la institución tiene el Papa Francisco. La desconfianza podría haberse extendido a la AIF, la Autoridad de Información Financiera, organismo creado en 2010 para vigilar la transparencia financiera de la Santa Sede.

Benedicto XVI ya trató con rigor la cuestión del saneamiento del Banco Vaticano, acusado, no en pocas ocasiones, de blanquear el dinero de los italianos más ricos y salpicado por varios escándalos. El 30 de diciembre de 2010, introdujo una nueva legislación para luchar contra el blanqueo de dinero en las instituciones financieras del Vaticano, que entró en vigor el 1 de abril de 2011, y para vigilar la aplicación de la misma creó la Autoridad de Información Financiera. En febrero de 2011, la Secretaría de Estado Vaticana, a instancias también de Benedicto XVI, solicitó a Moneyval la evaluación de las medidas adoptadas por la Santa Sede sobre prevención de blanqueo de dinero y financiación del terrorismo. Este organismo de la Unión Europea, indicó en su informe que el sistema de la Santa Sede resultaba «ampliamente conforme» con respecto a los estándares internacionales.

Además, desde noviembre de 2010, el IOR está revisando la base de datos de todos sus clientes, unos 19.000, en su mayoría religiosos. Promontory, una consultora externa puntera en detectar el lavado de dinero, está auditando todas las relaciones clientelares del Banco. A ritmo de unas mil por mes, se estima que concluirán la revisión a finales de este mismo año. Puede que para entonces Francisco ya haya hecho realidad aquello de que «San Pedro no tenía cuenta bancaria».