
Coronavirus
Tomás Pueyo, el ingeniero español más buscado en Silicon Valley por acertar con el coronavirus
Su estudio de la pandemia se ha hecho viral con más de 50 millones de lectores y se lo rifan gobiernos e instituciones
Su nombre resuena en las redes sociales, en entrevistas televisivas y en apariciones en la prensa de todo el mundo. Tomás Pueyo nació en Nantes, Francia, pero se ha criado prácticamente en Madrid. Ahora desde su casa de la Bahía de San Francisco observa como su artículo sobre la pandemia, “El martillo y la danza” ha convencido a más de 50 millones de lectores que están atentos a cada palabra que dice en sus redes sociales. Su principal argumento es alabar las medidas y el proceso del tratamiento del coronavirus de Asia y criticar a Europa y Estados Unidos por su lenta e ineficaz respuesta ante la emergencia
“Con el coronavirus empecé a analizar datos y ponerlos en Facebook para mis amigos, y vi que tenían bastantes reacciones. Un día un amigo me pidió que lo pusiese para enviarlo a amigos en París para que cerrasen sus empresas. Pensé que tendría 10.000 visitas, pero no te imaginas que vaya a tener 50 millones”, explica Pueyo en una videoentrevista con la agencia Efe. Su artículo, publicado el pasado 19 de marzo en la revista “Medium” se ha vuelto viral por su manera sencilla de explicar cómo debe un país tratar con el coronavirus para llegar a derrotarlo teniendo en cuenta los datos de su propagación. La idea es sencilla: primero aplanar el pico de contagios con medidas de distanciamiento social, test masivos y rastreo de contactos (el martillo) para luego controlar la evolución según el riesgo (la danza).

“Públicamente, en Perú, en Alemania, en Bulgaria. Otros se han puesto en contacto conmigo a nivel privado para que les ayude, así que ha sido bastante impresionante”, remarca a Efe este ingeniero de apenas 33 años, experto en crecimientos exponenciales. Sigue explicando que la clave es la información correcta, “eso son dos tercios del trabajo", mientras que el resto es que sea “consistente” y sencillo de entender.
“Mi primer post fue el 20 febrero, y entonces Taiwán ya eran expertos infinitos, ya habían hecho todo lo que tenían que hacer, había epidemiólogos que llevaban meses advirtiendo. No hice nada nuevo, simplemente añadí esa información en un sitio”, agregó Pueyo, actualmente vicepresidente de la Course Hero, una empresa que gestiona recursos online para estudiantes en Silicon Valley. Desde entonces la epidemia, cuyo brote surgió en Wuhan (China) a final del año pasado, se extendió rápidamente por el planeta y se convirtió en pandemia con más de 100.000 muertos y 1,7 millones de contagiados.
Incluso en sus ratos libres comenta artículos sobre soluciones económicas de compañeros periodistas y las argumenta para apoyarlas o dudar sobre ellas. Como la idea de un artículo del “Business Insider” en la que “la idea que presentas es básicamente liberar a los jóvenes ahora, para que se contagie una mayoría de ellos y se vuelva inmune. Luego liberas a la gente de 45-60 años, y lo mismo. A la gente de más de 60 años propones mantenerla encerrada durante un año o año y medio”. Argumenta que la solución es insolvente porque mataría a unas 130.000 personas en Estados Unidos sólo por una teoría.
Sigue entonces alabando las medidas tomadas en países asiáticos como Taiwán, Hong Kong, China o Corea del Norte, a la vez que critica lo que ha hecho Europa: “Hay un país que la mayoría de la gente no menciona que es Alemania. Tienen un testeo perfecto y saben exactamente dónde están los casos. Luego no ha tomado las medidas que deberían tomar para reducir la expansión, pero al menos estaban preparados mucho mejor que España e Italia”. También ejemplifica que tanto España como Italia deberían “haberse dado cuenta antes, pero al menos fue el primer país de Europa en el que pasó. El resto de países no tiene excusa: has visto lo que ha pasado, estás exactamente en la misma trayectoria y no tomas medidas, no tiene sentido”, remarca. ”Y luego el Reino Unido -sostiene- que casi es el peor de todos, y tardó diez días más en tomar la misma decisión".
Estados Unidos
Asimismo, es muy crítico con la reacción por parte de Estados Unidos, que es ahora mismo el epicentro de la pandemia con más de 500.000 casos, uno de cada de tres casos de todo el mundo; y 20.000 muertos, el mayor número global, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Como explicación, Pueyo apunta a una concatenación de factores en EEUU: la diferencia rural-urbana, que hace que el virus llegue antes a las ciudades y de sensación de protección temporal a las zonas rurales; el peso cultural de la libertad individual y la separación de soberanía entre los estados y el gobierno federal. “La importancia visceral de la libertad individual ha sido un problema aquí, ya que necesitas tomar decisiones colectivas y eso a los americanos aquí les crea rechazo”, asevera.
Pueyo agrega como “otro punto la separación de soberanía entre estados y gobierno federal, algo que no tienes en otros países. Esta es una situación en la que quieres que el nivel más alto tenga una notoriedad más clara, en este caso el federal, y no se ha hecho”, dijo en referencia a la falta de respuesta contundente por parte del presidente Donald Trump. “Entonces, te encuentras con 50 minipaíses (los estados de EEUU), que no tienen experiencia epidemiológica, que no tienen ni idea de qué hacer, y están comprando máscaras, y ventiladores y test, compitiendo los unos con los otros, y subiendo los precios para todos. Tienes un rol a nivel federal que es clave, y no se ha tomado, y es uno los únicos casos en el mundo donde ha pasado”, alerta.
Pero Pueyo destaca su propio optimismo de cara al futuro: “Siempre he dicho que soy pesimista a corto plazo y optimista a largo plazo, ahora estoy haciendo esa transición”, aclara. “Lo peor ha pasado -prevé- pero tenemos que estar listos para la danza. Hay países como Dinamarca o Austria que quieren empezar a reducir las medidas, y en algunos casos habrá rebrotes. De aquí a un par de meses la mayoría de países habrá aprendido a controlar esto de manera que la vida sea razonablemente parecida a lo que había antes hasta que haya una vacuna”.
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