Coronavirus
¿Tienen las autopsias la clave de cómo ataca el Covid-19?
Aunque aún son pocas las necropsias realizadas, las evidencias por el momento confirman la importancia de la lesión pulmonar producida por el virus, así como de la diferente respuesta inmune que se genera
Como si de una película policíaca se tratara, los cadáveres podrían tener la respuesta. En los cuerpos sin vida de las personas fallecidas «a manos» de este virus letal en el que se ha convertido el SARS-CoV-2 podría estar la clave de muchas de las cuestiones que médicos y científicos se plantean a propósito de la forma de actuar del virus, así como ayudar a comprender el «modus operandi» de este asesino en serie.
Porque aunque cada día que pasa se saben más cosas sobre él, las autopsias son el método fundamental para tratar de confirmar todas las hipótesis que, hasta el momento, se han lanzado respecto de las consecuencias del Covid-19. Sin embargo, aún son pocas las que se han hecho, no ya en nuestro país, sino a nivel global. ¿Por qué? «La práctica ausencia de salas de autopsia con niveles de seguridad BSL-3 o similar (una encuesta realizada a los jefes de servicio de Anatomía Patológica de los hospitales españoles, solamente cinco reunían las condiciones en el momento del inicio de la crisis y dos de ellas fueron habilitadas a otros usos como depósitos de cadáveres), la limitación de equipos de protección individual usados por el personal que atendía directamente a los pacientes, el riesgo de propagación del virus debido a los procedimientos propios de la autopsia, como la sección de los pulmones y otros órganos, que podía actuar como aerosoles, que propagaran la enfermedad, teniendo en cuenta que parece que los pacientes que fallecen son los que más alta carga viral tienen, la adscripción, en muchos servicios de Anatomía Patológica, de parte del personal a otras unidades hospitalarias directa o indirectamente relacionadas con el manejo de pacientes Covid-19, y el clima de alarma social son algunas de las razones, tal y como explica Xavier Matias-Guiu, presidente de la Sociedad Española de Anatomía Patológica (SEAP).
«La gravedad de la pandemia ha hecho que los sistemas de se resintieran y que los recursos se destinaran a tratar a los pacientes y ésta ha sido la prioridad», añade Federico Rojo, jefe del Departamento de Anatomía Patológica de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, quien, sin embargo, apunta que en su hospital empezaron a tomar muestras post mortem a principios de marzo
La realización de autopsias tiene un papel fundamental en el estudio de la patogenia de las distintas enfermedades como la historia lo ha demostrado y, en el caso de la infección por coronavirus, una patología nueva de la que tenemos conocimiento desde hace apenas cuatro meses, puede dar pistas de los órganos más afectados y de las alteraciones que produce el virus en estos órganos. Y eso es lo que se han propuesto los expertos, como cuenta José Palacios, jefe de Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, el primer centro español que ha empezado a hacer autopsias completas a unos cadáveres con la enfermedad: «Hasta ahora hemos hecho siete. Pueden parecer pocas, pero para realizarlas dependemos de que los médicos clínicos las soliciten y contar con el consentimiento de los familiares», cuenta. En el momento de hacer esta entrevista tenían datos preliminares de cuatro de esos casos, pues requieren de tiempo para completar todos los procesos y de un estudio histológico integral. «Hay ya algunas evaluaciones preliminares, aunque aún tenemos más datos que conclusiones».
Y ¿qué es lo que han encontrado? «Fundamentalmente alteraciones pulmonares importantes avanzadas, como cabía esperar», aclara Palacios. Parece que el daño que ocurre en el pulmón es lo que se denomina daño alveolar difuso, que es una lesión que ocurre en otras situaciones y otras enfermedades infecciosas, y que explica las manifestaciones respiratorias. «Últimamente se está haciendo énfasis en el daño en las células que revisten los vasos (células endoteliales), que explicarían fenómenos trombóticos y manifestaciones en otros órganos como corazón o riñón», explica Matías-Guiu. Sin embargo, señala Palacios, «nosotros la afectación en otros órganos por ahora no la hemos visto. Se ha descrito que puede afectar al riñón, endotelio o corazón, aunque que no lo hayamos encontrado nosotros no quiere decir que no suceda».
La escasa literatura sobre las autopsias de personas fallecidas por el Covid-19 es poca y mayoritariamente basada en tomas de muestras post mortem. Eso es precisamente lo que han hecho en la Fundación Jiménez Díaz: «Empezamos a tomar muestras ya a principios de marzo. Tenemos 50 casos, algo que hemos podido hacer gracias a la colaboración de los familiares, y que nos ayuda a comprender la enfermedad», señala Rojo, quien corrobora que la diana fundamental es el pulmón. Pero también tomaron muestras de corazón, hígado, bazo y médula ósea ya que, por la experiencia previa que tenían con otras enfermedades víricas pensaron que podría ser relevante. «Aún estamos estudiándolas, pero los resultados coinciden con los encontrados en otras patologías previas como SARS o MERS, con las que comparte patrón de lesiones. Lo que vemos en primer lugar es un daño pulmonar severo, muy importante. Una lesión que en pacientes que se recuperan, de hecho, podría tener consecuencias en el tiempo. También hemos visto trombosis en los pequeños vasos en pulmones y otros órganos como hígado y algunas muestras del corazón. Lesión de las células endoteliales y, probablemente, esta lesión sea la que provoque la trombosis y, con ella, la lesión en todos los órganos. Por último, una inflamación propia del virus (no habitual) en la que se aprecian pocos linfocitos B y muchos linfocitos T, algo que podría estar relacionado con la llamada «tormenta de citoquinas» que se desencadena en el organismo y que provoca toxicidad. Todo esto se traduciría en una respuesta inmune exagerada. Parece que hay hallazgos no bien descritos sobre una respuesta inmune de macrófagos. Éstos provocarían una hematofagocitosis, es decir, que las propias células inmunes devorarían a las células de la sangre, lo que no es una reacción habitual».
Su hipótesis es que la respuesta inmune podría ser diferente en cada persona, no solo dependiendo de la gravedad. «Esta diferente respuesta nos podría ayudar a perfilar mejor el tratamiento, pero la razón de por qué se produce una evolución diferente en cada persona no la sabemos». Esperemos que el tiempo y más autopsias nos desvelen la respuesta.
Bulos en las redes sociales
«Gracias a 50 autopsias hechas a pacientes fallecidos por Covid-19 encontraron que NO ES NEUMONÍA...!». Con estas palabras empieza un hilo que se ha propagado por redes sociales (tuits, posts de Facebook, cadenas de WhatsApp...) a velocidad de vértigo en los últimos días.
Los expertos advierten de que hay que ser cuidadosos con este tipo de informaciones y matizan sobre la veracidad de la misma pues, aunque sí se han hecho autopsias en casos Covid-19 positivos en Italia (38 y no 50), algunos mensajes aseguran que los resultados de esas autopsias contradicen lo que se sabía hasta ahora de la enfermedad, que el virus mata por trombosis y no neumonía lo que no es exactamente así.
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