Salud
La cuarentena alivia la alergia en una primavera con niveles de polen altos, pero aumenta las listas de espera
La Covid-19 y la falta de alergólogos complica la atención a una patología que va en aumento, según la OMS está entre las seis enfermedades más frecuentes
Ahogo, tos, estornudos, picor de nariz y ojos, obstrucción nasal, mucosidad, dolor de cabeza y pérdida de horas de sueño. Algunos de los síntomas de la alergia coinciden con los de la Covid-19, sobre todo, los síntomas de la alergia más frecuente, la respiratoria. Aunque tal y como explica la Sociedad Catalana de Alergia e Inmunología Clínica (SCAIC), en el coronavirus hay un malestar general desde el comienzo, tiende a haber fiebre moderada-intensa y dificultad respiratoria que “in crescendo”, mientras que con la alergia no hay fiebre, ni síntomas grastrointestinales. Además, la tos desaparece usando un broncodilatador, algo que no pasa con el coronavirus.
Durante el brote de SARS en Singapur o Hong Kong no se ha observado un aumento de las reagudizaciones de asma. El jefe del servicio de Neumología Pediátrica del Hospital Vall d’Hebron, Anotnio Moreno, también ha observado que el asma no ha incidido en el agravamiento de la Covid-19.
La Red Aerobiológica de Cataluña (XAC) del ICTA-UAB y del Departamento de Biología Animal, Biología Vegetal y Ecología de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) advirtió cuando arrancó la primavera de que se preveían niveles de polen altos y avanzados. La explicación está en el tiempo. El otoño y el invierno fueron húmedos y el invierno más cálido de lo habitual. En febrero, se alcanzó la temperatura histórica de 23º en los Pirineos. Las temperaturas suaves cuando empezaba la época de las polinizaciones y la abundancia de agua en el suelo en el momento en que las plantas, sobre todo los árboles, despertaban después del parón del invierno se tradujeron en polinizaciones importantes de los árboles que florecen antes, sobre todo del ciprés, el fresno, el avellano y el aliso. Estas especies, que polinizan en invierno, tuvieron concentraciones medias históricas -hay registros desde 1994-.
Tras el ciprés, el fresno, el avellano y el aliso, las plantas que florecen en primavera cogieron el relevo. El plátano de sombra, el pino, la parietaria, el chopo, el sauce, el arce, las moreras, las famosas gramíneas, el abedul, el céñigo y el llantén empezaron también su polinización antes de lo habitual y con mucha fuerza. Las fuertes lluvias de abril se aliaron con la cuarentena para hacer una primavera más amable para los alérgicos y arrastraron el polen al suelo cuando las flores estaban abiertas. Aunque, del mismo modo que eliminó el polen del aire, esta lluvia ha sido agua de mayo para las plantas que florecen más tarde como el olivo y la artemisa, y para alargar la presencia del polen en el aire de la parietaria, las gramíneas, los céñigos y el llantén.
Según datos de la SCAIC, las alergias más comunes son a las gramineas (51,6%), el plátano a la sombra, muy abundante en la calles de Barcelona y otros municipios catalanes (38,7%); el olivo (35,5%), las cupresáceas (22,6%) y los céñigos (6,5%).
Y según la XAC el tipo de polen más abundante en el aire es el de las cupresáceas (20,8%), el plátano a la sombra (9,7%), las oleáceas como la olivera y el fresno (8,6%), y las gramíneas (4,3%). El cambio climático en Cataluña puede haber incrementado la cantidad de polen en el aire de los cipreses, los platanos y los olivos, en cambio, ha disminuido la presencia de la parietaria y los céñigos.
En Cataluña, 2,5 millones de personas padecen alergia, según un estudio epidemiologico de las enfermedades alérgicas en Cataluña de Al·lergo Centre. Aproximadamente, se trata de un 25% de la población, pero los expertos alertan de que en 2050, el 40% de la población será alérgica. Entre las causas de este incremento están la polución y el cambio climático que están alterando el patrón de las alergias respiratorias, sobre todo.
Las temperaturas más cálidas traen periodos de polinización más largos y la contaminación, que ha bajado durante el confinamiento y ha relajado los síntomas de la alergia esta primavera, conlleva que en el aire hay más partículas en suspensión que causan afectaciones en el árbol pulmonar.
Con los datos epidemiológicos en mano, el sistema sanitario público debería modificar su oferta. Ofrecer más plazas para alergólogos en los exámenes del MIR para poder dotar al sistema de más especialistas. Hace un año, la lista de espera para una primera visita era de 145 días. Según la conselleria de Salut, Cataluña cuenta con 117 especialistas: 42 alergólogos en Barcelona; seis en la Cataluña Central; trece en Tarragona; cuatro en Lleida y en Girona, sólo dos, toca a uno por cada 400.000 habitantes, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda uno por cada 50.000 personas.
Entre muchas otras patologías, la pandemia ha dejado en “stand by” las visitas por motivos alergia. “No sé si tendremos vacaciones”, auguraba una médico del Hospital Vall d’Hebron que ya está revisando cómo reabrir las consultas.
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