Covid-19

Repunte mundial de fallecidos: ya hay más muertes diarias que en mayo

En Europa, donde el número de defunciones sigue a la baja, se producen más casos confirmados al día que hace un mes

Pandemia COVID-19 en Buenos Aires
Vista aérea desde un dron este sábado de las fosas cavadas en el Cementerio de Flores para enterrar a los muertos por COVID-19, en Buenos Aires (Argentina). EFE/Juan Ignacio RoncoroniJuan Ignacio RoncoroniAgencia EFE

Los contagios se disparan en España y en el mundo sin que la mayoría de los estados tome medidas drásticas a la par que esenciales, como establecer que las mascarillas sean de uso obligatorio o el cierre de discotecas cubiertas, entre otras. Estos errores traen consigo un notable incremento en el número de contagios y fallecidos. Los datos a nivel mundial son desoladores y no sólo por países como EE UU o Brasil, entre otros, que están en su primera oleada. Las muertes se han disparado hasta tal punto que hoy se producen más defunciones diarias por Covid-19 que en mayo o que en junio, según los datos extraídos de los informes que publica la Organización Mundial de la Salud (OMS). Así, si durante el mes de mayo se produjeron 142.994 defunciones, (4.612,7 al día), y en junio 132.696 (4.423,2 diarias) en julio, hasta el 26 inclusive ya son 131.961, es decir, 5.075,42 las muertes diarias por Covid-19. Lejos, eso sí, quedan las 5.905,7 diarias que se produjeron en abril, pero este repunte que no para de aumentar denota que las cosas no se están haciendo bien.

Prueba de ello son los rebrotes que se están produciendo en Europa, donde de momento si bien el número de fallecidos diarios no ha aumentado: 555,33 en junio frente a los 476,42 en julio hasta el día 26 de ese mes. En cambio, sí se ha incrementado el número de casos: 17.743,16 nuevos diarios en Europa en junio frente a los 18.779,84 registrados hasta el 26 de julio. En nuestro país, por ejemplo, a finales de julio teníamos más de 360 brotes, que iban acompañados de un aumento de la incidencia acumulada de contagios (casi un millar de nuevos contagios al día) y de ingresos en hospitales. Y sí, desde el Ministerio de Sanidad se mostraban preocupados, pero con eso sólo no basta, por mucho que en el caso de España las cifras de fallecidos no tengan comparación con las de marzo y abril.

«En toda Europa están aumentando los casos. También es preocupante en la India, donde el repunte ha hecho que el Gobierno dé marcha atrás o en el continente africano, donde, pese a que no se hacen casi pruebas, está aumentando el número de casos. En general, el incremento de casos más alarmante se está produciendo en países con una renta media y baja», explica Fernando Rodríguez-Artalejo, epidemiólogo y catedrático de Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).

Pero «en todos los sitios donde se está en la nueva normalidad –prosigue– está habiendo muchos brotes. Por ejemplo, en Australia donde han confinado a cinco millones de personas en Melbourne; en Irán, que sufre la segunda oleada; en Tokio donde están confinando a la población en algunos sitios...».

«Lo importante no es el número de casos, sino el modo de control de los brotes. La mayoría se controla bien, pero en aquellos en los que hay muchos casos se controlan tarde y mal como ha sucedido en Cataluña y en Aragón», añade Artalejo, que incide en que no hay mucho más que hacer además de higiene de manos, mascarilla y distancia social, salvo «garantizar que estas normas se cumplan y si no habrá que ir hacia atrás en la desescalada como hicieron Cataluña y Aragón. En España, por ejemplo, la norma estatal establece mascarilla obligatoria si no se puede respetar el metro y medio y mascarilla en espacios cerrados y no se cumple. Ahora la mayoría de las CC AA exigen la mascarilla, pero ya había una norma estatal que prohibía estar en una discoteca sin ella». En cuanto a los principales focos, Artalejo señala tres: el ocio nocturno, los temporeros y grandes grupos de inmigrantes seguramente por el hacinamiento y ahora se están detectando focos en empresas pequeñas. De hecho, «tras los rebrotes detectados en encuentros familiares y en lugares de ocio, muchos brotes se están produciendo en empresas con cinco o diez empleados donde se trabaja demasiado junto, como ha sucedido en Madrid y en otros sitios. Si las medidas de seguridad y el control no permiten todo esto falla sólo queda ir hacia atrás en la desescalada como hicieron Aragón y Cataluña».

El repunte causado en unos países en su primera oleada, en otros en la segunda y en muchos por rebrotes, ha hecho, por ejemplo, que la cifra de personas fallecidas ya supere, aunque no sean comparables, las de la gripe. Así, se estima que cada año mueren por esta enfermedad infecciosa de las vías respiratorias entre 290.000 y 650.000 personas en el mundo, según la OMS. Pues bien, al cierre de esta edición, ya superábamos, y por bastante, las 650.000 muertes en el mundo. Y eso según las cifras oficiales que reportan los países, y que aún no ha terminado el año. Y lo que es peor, «no es posible descartar que haya una oleada epidémica (del Covid) que además coincida temporalmente con la gripe», como recoge el Ministerio de Sanidad en su Plan de respuesta temprana en un escenario de control de la pandemia por Covid-19. El problema se vislumbra aún más complejo si cabe, ya que existen evidencias científicas que apuntan a la posibilidad de infección simultánea en la misma persona. Por no hablar de la más que esperada sobrecarga del sistema asistencial y las posibles coinfecciones, por mucho que desde el Ministerio se esté trabajando para alcanzar este año altas coberturas de vacunación frente a la gripe: 75% en mayores a partir de 65 años y en el personal sanitario y socio-sanitario, así como superar el 60% de vacunación en embarazadas y en personas con condiciones de riesgo. Mientras, no es posible estimar qué número de personas podrían estar afectadas en una potencial segunda oleada de la pandemia. Tampoco se puede asegurar que la oleada coincida en el tiempo en todo el país o si se producirá una transmisión más espaciada como ocurre con otros virus respiratorios. Pero lo que sí está claro es que el número de personas con anticuerpos frente al virus en España se sitúa en un 5%, muy bajo para alcanzar la inmunidad de rebaño.