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La sordera súbita podría ser una complicación excepcional del Covid-19

Aunque de momento solo existen 12 casos registrados en todo el mundo, se sabe que el virus causa un daño importante sobre el nervio auditivo. Los especialistas proponen que se haga PCR a todas las personas que acudan a urgencias con una hipoacusia nerviosa.

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Los especialistas piden que se realice PCR en urgencias a las personas que acudan con síntomas de sordera súbita, para averiguar si tiene conexión con el SARS-CoV-2.CATI CLADERAEFE

Podríamos estar ante una nueva secuela del Covid-19, la sordera nerviosa (o súbita). Así se ha pronunciado la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) al respecto de los casos que están apareciendo en distintos países en el mundo. Aunque son pocos (hay 12 localizados por ahora) son suficientes para desatar la voz de alarma y comenzar a investigar si la incidencia es mayor de lo que parece. “Se sabe que el virus SARS-CoV-2 puede afectar a múltiples órganos, incluyendo el sistema nervioso central y periférico. Provoca la liberación de citoquinas y puede inducir daño auditivo, endotelitis y afectación de la función microcirculatoria”, explica la doctora Mª José Lavilla, presidenta de la Comisión de Audiología de la SEORL-CCC. Además, “puede invadir el nervio coclear, causando una neuritis, o afectar a los tejidos blandos de la cóclea causando cocleitis”, añade. A estas evidencias hay que añadir el hecho de que el Covid-19 se ha asociado con complicaciones trombóticas, tanto arteriales como venosas (sobre todo estas últimas) que podrían contribuir al desarrollo de hipoacusia neurosensorial, el nombre “técnico” de esta patología.

Por ello, desde esta sociedad científica se ha puesto en marcha un estudio retrospectivo y prospectivo para registrar los casos relacionados con el virus detectados en España en 2020 y 2021. ”Aunque en la mayoría de los casos su causa es desconocida, se sabe que puede estar originada por una infección viral, oclusión vascular o mecanismos inmunológicos. Su consecuencia más evidente es el deterioro auditivo que puede ser persistente, pudiendo asociarse a tinnitus (zumbido en los oídos) y vértigo, afectando a la calidad de vida de algunos pacientes de forma muy negativa”, comenta la especialista.

Según la bibliografía analizada hasta la fecha por miembros de la SEORL-CCC, la presencia de hipoacusia súbita en pacientes con Covid-19 es excepcional. “Aunque no podemos descartar que los casos descritos estén enmarcados en una asociación al azar, dados los aspectos fisiopatológicos de la infección por el virus SARS-CoV-2, la edad de los pacientes descritos hasta el momento y la forma de presentación en algunos de ellos, es probable que tengan relación con la propia enfermedad”.

El primer caso reportado de sordera súbita posterior al Covid-19 se registró en Reino Unido, y apareció en un artículo publicado en la revista BMJ Case Reports. En el, los autores concluyeron que podría estar relacionada con la enfermedad. Por otro lado, el 13,2% de los 121 pacientes con SARS-CoV-2 participantes en un estudio publicado en International Journal of Audiology afimáron tener pérdidas de audición ocho semanas después de ser dados de alta en el hospital. En total, ocho personas se quejaron del deterioro de audición, mientras otras ocho dijeron sufrir zumbido en los oídos.

PCR a casos sospechosos

Coincidiendo con el Día Mundial del Cuidado del Oído y la Audición, que se celebra mañana, los especialistas han informado de la puesta en marcha un registro español, con el objetivo de que todapersona que entre en urgencias con una hipoacusia súbita se haga una PCR para descartar que tenga asociación con el SARS-CoV-2. “Esto nos va a servir para afinar más en la etiología del registro de casos que estamos realizando, para anotar los que estén asociados o no a la infección”, subraya Lavilla. También se proponen determinar la incidencia de sordera súbita en España, una patología que presenta una gran variabilidad entre diferentes países, así como una incidencia relativamente baja (100 casos por cada 100000 habitantes/año).