EE UU

El suicidio entre enfermeras duplica al de la población femenina en general

Tienen un 70% más riesgo que las médicas, según un estudio de la Universidad de Michigan publicado en “JAMA Psychiatry”

Una persona a la entrada de Urgencias del Complejo Hospitalario de Navarra
Una persona a la entrada de Urgencias del Complejo Hospitalario de NavarraVillar LópezAgencia EFE

Las enfermeras de Estados Unidos tienen aproximadamente el doble de probabilidades de suicidarse que la población femenina en general y un 70% más de probabilidades que las médicas, según un estudio de la Universidad de Michigan que examinó el suicidio entre médicos y enfermeras. En cambio, el riesgo entre los enfermeros no es mayor que el de la población masculina en general.

El riesgo en ellas “es mucho más alto de lo que esperaba”, reconoce Matthew Davis, autor principal del estudio publicado hoy en “JAMA Psychiatry”. “La conclusión para mí es que nos hemos centrado tanto en el bienestar de los médicos que, históricamente, no hemos prestado suficiente atención a esta enorme fuerza laboral que, según nuestros datos, tiene un riesgo mucho mayor”, precisa este experto que es profesor asociado de la Escuela de Enfermería de la citada universidad.

Hay aproximadamente tres millones de enfermeros trabajando en Estados Unidos, lo que lo convierte en la fuerza laboral de atención médica más grande del país, y el 85% de ellos son mujeres.

Para el autor del estudio, “el esfuerzo extraordinario que la Covid-19 ha impuesto a las mujeres, desde la educación en el hogar hasta encontrar cuidado infantil, exacerba el estrés que experimentan estas enfermeras”. Es decir, que los datos podrían ser incluso más elevados ahora, ya que la investigación no incluyó datos de la pandemia.

Las enfermeras y las médicas enfrentan muchos factores de riesgo similares para el suicidio, pero en el caso de las primeras esos factores de riesgo se ven potencialmente exacerbados por las largas horas y la menor autonomía, sostiene el coautor del estudio Christopher Friese, profesor de enfermería de Elizabeth Tone Hosmer y profesor de gestión y políticas de salud en la Escuela de Salud Pública de citada universidad.

“Estoy preocupado por dos cuestiones clave en el lugar de trabajo actual”, dijo Friese, quien tiene más de 20 años de experiencia en enfermería. “En primer lugar -prosigue-, los sistemas de atención médica están imponiendo mayores demandas a las enfermeras, los médicos y otros trabajadores de la salud. Incluso antes de la Covid-19, las enfermeras informaron sobre factores estresantes sustanciales en el lugar de trabajo, incluida la reducción de personal, una mayor complejidad de la atención y tareas burocráticas adicionales. Han estado trabajando sin parar cuidando pacientes gravemente enfermos y enfrentando su propia exposición a este virus”. “En segundo lugar -añade-, las enfermeras con las que trabajo se enfrentan habitualmente a desafíos más difíciles en el hogar que les causan más estrés, como cuidar a los niños o los padres. Me preocupa que (si no se toman medidas), las cosas pueden empeorar“.

La coautora del estudio, Julie Bynum, profesora colegiada de medicina interna Margaret Terpenning y profesora de medicina geriátrica y paliativa en Michigan Medicine, explica que hasta la fecha “estos datos no se han utilizado para comprender la salud de estas mujeres, que son fundamentales para una fuerza laboral de atención médica que funcione bien”. “A medida que la población envejece, la necesidad de enfermeras de cabecera y enfermeras que asuman funciones como profesionales avanzados se volverá cada vez más crucial”, añade.

Los investigadores se sorprendieron por el alto número de suicidios entre las enfermeras en comparación con los médicos, y no encontraron diferencias en las tasas de suicidio de los médicos y el público en general, lo que difiere de los estudios anteriores. Hay un par de posibles razones para esto, sostienen: podría ser que los estudios médicos no capten la imagen completa; la mayoría son estudios pequeños, de un solo Estado y fechados. O, quizás, los programas de bienestar dirigidos a los médicos han funcionado. Otra opción que barajan es que los médicos forenses pudieran estar “codificando” la causa de muerte para sus compañeros médicos.

Friese dice que uno de los principales impedimentos para buscar ayuda es el estigma, el temor a poder perder su trabajo si se hace pública su situación. De ahí que sea esencial que se facilite a los sanitarios el acceso a la ayuda que necesitan. Además, según el estudio, las enfermeras tienen un 90% más de probabilidades de experimentar problemas en el trabajo y entre un 20 y un 30% más de posibilidades de estar deprimidas que la población general.

Acceso más fácil a fármacos

Más de la mitad de todos los suicidios entre la población en general en EE UU son el resultado de armas de fuego. Sin embargo, entre las enfermeras, la sobredosis es más común. “La razón por la que analizamos esto es porque las personas que trabajan en el cuidado de la salud tienen un acceso más fácil a los medicamentos y saben cómo usarlos en caso de sobredosis, lo que también aumenta su riesgo”, afirma Davis. “El simple hecho de no tener una forma de hacerlo puede ser un impedimento suficiente para el suicidio”, añade.

Davis y el resto de los autores creen que el estudio es el más completo de datos sobre el suicidio entre enfermeras realizado en Estados Unidos. Analizaron datos de mortalidad de los Centros para el Control de Enfermedades de 2007 a 2018, identificando 2.374 suicidios entre enfermeras, 857 entre médicos y 156,141 en la población general. Entre sus limitaciones, el estudio utilizó datos recopilados previamente y muchas de sus medidas se basaron en la interpretación de los informes de los médicos forenses.

En España, en principio no hay ningún estudio sobre el suicidio entre enfermeros y médicos por género. Pero hay una cosa que está clara, “la salud mental de los profesionales sanitarios que trabajan en primera línea de batalla se ha visto comprometida durante toda la pandemia presentando niveles medio-altos de ansiedad (llegando hasta el 44% en algunos estudios), depresión (25%), preocupación e insomnio (38%), y, en menor medida, estrés. Todo esto representa una alta vulnerabilidad en la esfera emocional y psicológica de los profesionales sanitarios, que puede generar un incremento de ideas suicidas”, explica Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería.