Covid-19

Uno de cada cinco ingresados en la UCI ya es menor de 50 años

La mortalidad ronda el 30% de los afectados y crece ligeramente en el tramo de edad entre los 41 y los 60 años en comparación con la primera ola

Personal sanitario atendiendo a un paciente ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) para enfermos de coronavirus del Hospital Universitario Dr. Josep Trueta de Gerona
Personal sanitario atendiendo a un paciente ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) para enfermos de coronavirus del Hospital Universitario Dr. Josep Trueta de GeronaGlòria SánchezEuropa Press

La Covid-19 ha mostrado su cara más desafiante durante más de un año y ha demostrado que no se trata de una enfermedad de personas mayores. Todo lo contrario, pues a medida que pasan los meses y la vacunación se extiende a un mayor número de ciudadanos, el perfil del paciente ha virado peligrosamente hacia los más jóvenes. De hecho, el nuevo paciente “tipo” es mayoritariamente varón (71,1%), con una media de edad de 62 años (la mediana oscila entre los 53 y los 71) y una estancia media en UCI de 13 días, tal y como confirman los datos del Registro Covid-19 elaborado por la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc), extraídos del estudio de los pacientes críticos ingresados en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) a partir de la segunda ola de la pandemia.

En concreto, el Registro Covid-19 analiza las características epidemiológicas de los pacientes Covid-19 en 97 UCI de España, diferenciando la primera ola de las siguientes. En total, se han tomado en consideración 1.113 casos, que se comparan con los 2.688 que se registraron durante la fase inicial de la pandemia. Y las conclusiones resultan reveladoras.

Cada vez más jóvenes

Respecto a la edad de los pacientes críticos, el Registro de la Semicyuc confirma un aumento significativo del porcentaje de pacientes de entre 31 y 50 años, que contrasta con el descenso de los pacientes de más de 50 años, especialmente el grupo de 61 a 70 años, que llegaron a ser un tercio del total y ahora representan el 29,6%. Los pacientes de menos de 50 años han pasado de ser el 15,3% de los ingresados al 19,4% y se mantiene estable el de los mayores de 71 años.

La mortalidad, que en la primera ola se encontraba en torno al 30,8% de los pacientes ingresados en UCI, apenas ha sufrido variaciones en las olas posteriores, situándose en el 30% (la mortalidad cruda general, incluyendo todas las áreas de hospitalización es del 31,6%, casi 5 puntos por debajo de lo que era en la primera ola, en torno al 36,3%). Como explican los expertos de la Semicyuc, la causa de que la mortalidad se mantenga en cifras parecidas a la primera ola es que la gravedad de la enfermedad se mantiene estable en lo que respecta a los pacientes críticos. Sí hay diferencias, aunque no significativas, al analizar la mortalidad por rangos de edad, especialmente en mayores de 80 años, que baja casi un 20% como consecuencia de haber sido los primeros en vacunarse. Además, desciende en los mayores de 60 y menores de 40 años. Sin embargo, el porcentaje de fallecimientos crece ligeramente en el tramo de pacientes entre los 41 y los 60 años.

Obesos, hipertensos y diabéticos

El Registro Covid-19 ha analizado también las comorbilidades que presentaban al ingreso los pacientes críticos con coronavirus y las conclusiones vuelven a ser muy reveladoras. Así, ha crecido significativamente el número de pacientes que presentaban hipertensión arterial (del 44,2 al 48,1%), obesidad (del 32,2 al 41,5%) y diabetes (del 20,7 al 25,9%). Otras como el asma o la cardiopatía isquémica se mantienen estables en torno al 6%.

También se han analizado las características del soporte respiratorio. En este sentido, destaca especialmente el porcentaje de pacientes críticos que ha necesitado oxigenación de alto flujo, que ha pasado del 17,6% en la primera ola al 50,9% en las posteriores. Por el contrario, ha descendido el de los que han necesitado ventilación mecánica invasiva, que se ha reducido del 78,6 al 68,6%. No ha habido grandes variaciones respecto a la necesidad de ECMO y a la de ventilación mecánica no invasiva.