Parosmia

«Con la Covid perdí el olfato y desde entonces mi sistema nervioso está colapsado»

Cuando pensó que se había recuperado, Borja Rivera empezó a tener ‘‘fantosmias”. Ahora distorsiona los olores, ha empezado a tener dislexia y cuando se ducha y se seca le da la sensación de que tiene el cuerpo quemado. Su cuerpo cree que sigue contagiado del SARS-CoV-2. Lleva ya nueve meses dando positivo en anticuerpos IGM

Borja sufre distorsión de olores entre otras complicaciones tras superar la Covid-19
Borja sufre distorsión de olores entre otras complicaciones tras superar la Covid-19Cristina BejaranoLa Razón

La nueva variante que acecha la estabilización de la pandemia –la india, ahora denominada Delta– no parece dejar secuelas en el olfato. Sin embargo, el resto sí, y aunque en principio se pensaba que resultaba algo excepcional que un paciente pudiera estar meses con anosmia (no oler) o ``parosmia`` (percibir los olores de forma distorsionada), es un problema que sufren numerosos contagiados. En algunos casos, los médicos no encuentran una razón plausible.

Es el caso de Borja Rivera. Se contagió del SARS-CoV-2 entre finales de marzo y principios de abril de 2020. Fue prácticamente asintomático, salvo porque perdió el olfato y el gusto totalmente durante una semana.

«Lo recuperé al 100% en diez días», recuerda. Pero en el mes de agosto, cuando pensaba que ya se había sobrepuesto de la Covid-19, «empecé a tener ’'fantosmias’', alucinaciones olfativas que para mí eran absolutamente reales. Si salía corriendo pensando que se estaba quemando la cocina...», recuerda.

A continuación, Borja sufrió una degeneración brutal del sentido del olfato que le dura hasta ahora: «Tengo ‘‘parosmia’', que no es que no huela, sino que mi percepción del olor está distorsionada. Es un calvario. Para que te hagas una idea llevo nueve meses en los que la fruta y la verdura me huelen fatal, es como si abrieses un cubo de basura comunitario que lleva tres días cerrado al sol, pero claro uno no puede dejar de comer estos productos, así que pongo kétchup en todo para tapar los olores», cuenta Borja, que ha engordado ya ocho kilos y «eso que hago entre dos y tres horas de deporte al día».

Además, se da la circunstancia de que Borja se dedica al tema de la restauración, es director de marketing del Grupo La Ancha. «Estoy todo el día rodeado de grandes chefs y no puedo probar nada».

Es una pesadilla, que también está afectando a su vida personal: «Llevo ocho meses sin salir porque no puedo estar a menos de un metro y medio de una botella de vino por el olor». Tampoco soporta «como huele el gel ni el champús y lavarme los dientes me resulta infernal. Es como meterme lentejas podridas en la boca».

Y por si no fuera ya suficiente, el cuadro médico se le ha ido complicando. «Ahora tengo dislexia, me cuesta horrores escribir bien, eso hace que tarde el doble cada vez que redacto algo, lo que afecta a mi trabajo. Y cuando salgo de la ducha y me voy a secar hay partes de mi cuerpo que me duelen, es como si estuviera quemado.También me ha salido disfagia, dificultad para tragar, pero leve», detalla.

Borja no puede más. Pero sabe que le queda aún un largo recorrido por delante. Los médicos piensan que es porque «el virus me ha colapsado el sistema nervioso y este manda señales equivocadas al cerebro». Y es que produce anticuerpos «IGM elevadísimos desde hace nueve meses. Y ya me han hecho al menos 15 test. Es como si mi cuerpo siguiera pensando que tengo Covid-19, como si estuviera en bucle, y eso al parecer puede estar afectando al sistema nervioso».

Le han hecho infinidad de pruebas médicas: escáneres, electroencefalogramas, le han medido los marcadores tumorales... y nada. «No tengo lesión neuronal aparente, lo que es muy bueno, pero los médicos no encuentran una razón clara que haga que esté así. Sé que hay muchas personas que están peor que yo, pero esta es mi historia. Es una putada. Y no soy el único. No somos ni uno ni dos con ‘‘parosmia’' desde hace un año».

Hace sólo 14 días le hicieron un Pet Tac, y según los resultados, los médicos decidirán qué hacer. «Ya me han dicho la posibilidad de ponerme un chute de corticoides durante tres semanas para ver si puede ser que tenga algo de inflamación, y que tengo que empezar lo antes posible con aromaterapia, porque cuanto más tiempo estás así, peores probabilidades tienes de recuperar el olfato de inicio».

«El 45% de los pacientes que han perdido el olfato lo recupera a los 14 días. El protocolo establece que si una persona está así durante 30 días tiene que ser derivada al especialista. Pero me están llegando pacientes que tienen pérdida de olfato o ‘‘parosmia’' desde marzo por falta de información y falta de unidades de olfato en los hospitales. Cuanto más tarde se trata, más afecta al enfermo, a su calidad de vida», explica la doctora Adriana Izquierdo, miembro de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (Seorl-CCC).

Reaprender a oler

«Nos están llegando pacientes que tras 14 meses empiezan a oler de forma distorsionada. Tienen miedo a olvidarse de los olores. Los tratamientos dependen de cada persona, de si tiene o no otra afectación», precisa la doctora Izquierdo, que recuerda que esta reacción, según un estudio multicéntrico realizado en 15 hospitales españoles, demostró que las alteraciones de olfato y gusto provocadas por la Covid-19 son más frecuentes en pacientes «menores de 60 años y no hospitalizados y que, además, se recuperan más tarde de ello que los ingresados».

Pero, ¿cómo se reeduca al celebro a oler? «Lo hacemos mediante un kit de aromas y aceites esenciales. Pero la rehabilitación olfatoria requiere seis meses mínimo de tratamiento», añade la doctora Izquierdo.

Existen diversos kits de aromas, como los maletines que se usan para hacerse sumiller, pero con otros olores. «Cuando olemos hay sustancias que, a través de las neuronas llegan al cerebro, a la memoria de los olores, que retiene más de 12.000 tipos. Con la Covid-19 hay pacientes que se olvidan de ellos. Y a través de estos kits, como el que ha sacado ahora Marnys, el paciente va reaprendiendo a oler. Basta con impregnar las tiras con las esencias y oler diez minutos por la mañana, descansando dos minutos y medio entre cada aroma, y diez minutos por la noche», explica el doctor Luis Gutiérrez Serantes.

El especialista será el que le indicará cuál es el idóneo. Ahora bien, se tenga o no un kit de aromas en casa, esto no quita ir al especialista. De hecho, resulta esencial que un médico, además de hacerle el diagnóstico, revise cómo evoluciona.

Pérdida de olfato

Noemí Latorre. Foto: Jesús G. Feria
Noemí Latorre. Foto: Jesús G. FeriaJesús G. FeriaLa Razon

Noemí Latorre se contagió en un brote que hubo en un bar. «Me hice la PCR el pasado 5 de enero y di positivo. Tuve congestión nasal y catarro. Luego estuve confinada dos meses porque se me complicó, tuve un dolor en el pecho. Fue un mes después cuando me di cuenta de que había perdido el olfato porque no percibía ni los olores fuertes, mi perro se puso malo, con diarrea, y yo no olía a nada. Después empecé a oler, pero de forma distorsionada. Las cosas me olían como macarrones en cocción. Me hice con un kit de aromas y he recuperado dos. Pero ya no me pongo colonia porque me huele muy fuerte».

Lucía Aparicio. Foto: Cristina Bejarano
Lucía Aparicio. Foto: Cristina BejaranoCristina BejaranoLa Razón

Lucía Aparicio no tiene “parosmia”, pero sigue sin oler con la misma intensidad que antes. «Me contagié a principios de septiembre. Un par de días después me di cuenta de que no olía. Fui al médico de cabecera que me dijo que no creía que era Covid porque no había tenido fiebre y respiraba bien. Como seguía sin oler fui al otorrino y me mandó una prueba de anticuerpos que me salió positiva. Luego me mandó un tratamiento con un kit durante tres meses. Y ahora he vuelto a oler el ajo y la cebolla, aunque no como antes, no capto la misma intensidad. El limón no lo huelo ni el amoníaco, pero nada de nada. Podría meter la nariz en el bote y no percibiría nada. No te das cuenta de lo importante que es el olfato hasta que lo pierdes».

Temor a que se disparen los brotes con la variante Delta por poder oler

Y mientras son muchos los pacientes que meses y meses después de superar la Covid siguen sin poder oler o perciben los olores de forma distinta, la variante Delta parece que no daña al olfato, según el estudio ZOE de Covid de Reino Unido. Sin embargo, no está claro por qué no afecta a las células del sustento del epitelio olfatorio. «No se sabe, de hecho tampoco conocemos por qué afectan al olfato las otras. El SARS-CoV-1 sólo registró un caso de anosmia y el SARS-CoV-2 en China causó pocas pérdidas de olfato, y en Europa, en cambio, muchas más. A tenor de lo que he leído, lo único que se me ocurre es que pudiera ser porque la variante Delta afecta a grupos de edad diferente, ya que los mayores de 30 años en Reino Unido están vacunados», apunta el Dr. Vicente Rubio, profesor de investigación del CSIC.

«Se desconoce. Habrá que estudiar si por ejemplo el virus penetra por la mucosa nasal o por otra mucosa», añade Vicente Larraga, investigador del CSIC.

«Pudiera ser porque las nuevas variantes van teniendo diferentes afinidades a los receptores por donde entra. Es decir, la capacidad del virus de unirse a determinas células varía. La mucosa olfatoria tiene unas células sostén que tienen unos receptores por donde entra el virus. En este caso, la Delta afecta más a la faringe que a la parte nasal», afirma la doctora Izquierdo.

Y el problema es que al oler, y sólo tener síntomas de resfriado, puede hacer que muchos «confundan los síntomas o no les den importancia y no se tenga cuidado», explica Estanislao Nistal, del CEU. «Hoy con síntomas de resfriado habría que hacerse un test y evitar socializar», aconseja Àlex Arenas, de la URV, quien apunta que la variante «Delta será mayoritaria en las próximas semanas».