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Pandemia

Mujer, sana y menor de 45, diana de la «long» Covid

Son cuatro veces más propensas que los hombres a padecerla y sus síntomas resultan más incapacitantes

La sencilla terapia que mejora los síntomas frecuentes de la covid persistente
La sencilla terapia que mejora los síntomas frecuentes de la covid persistenteDreamstimeDreamstime

En junio de 2020, cuando los primeros informes sobre Covid persistente comenzaron a filtrarse a través de la comunidad médica, los médicos que intentaban lidiar con este misterioso malestar comenzaron a notar una tendencia inusual. Mientras que los casos agudos –en particular los hospitalizados con la infección– tendían a ser en su mayoría de hombres mayores de 50 años, los de Covid de larga duración (o «long Covid») eran, por el contrario, de mujeres entre los 35 y los 45 años, en su mayoría sanas y sin patologías previas.

Los primeros datos clínicos, que se obtuvieron en un hospital de París entre los meses de mayo y de julio de 2020, sugirieron que la edad promedio era de alrededor de 40 años, y que las mujeres eran hasta cuatro veces más propensas a padecerlo. En los últimos doce meses, un sesgo de género similar se ha hecho evidente en todo el mundo.

El 60% de afectadas

En este sentido, la doctora Sarah Jolley, quién dirige la clínica de atención post-Covid de UCHealth en Aurora, Colorado, dijo «The Observer» que alrededor del 60% de sus pacientes han sido mujeres. Por su parte, en Suecia, el investigador del Instituto Karolinska Petter Brodin, que lidera la investigación sobre «long» Covid del consorcio global Covid Human Genetic Effort, sospecha que la proporción general de féminas puede ser incluso aún mayor.

Pero esta predisposición era algo conocido y, sin embargo, a lo que no se le ha prestado suficiente atención. «Este patrón se ha visto en otros síndromes post-infecciosos, generalmente víricos, aunque no exclusivamente, que dan lugar a una enfermedad con entidad propia que tiene un alto componente inmunológico», señala la doctora Melissa Heightman, directora de la Clínica de atención post-Covid de UCLH (Londres) en un artículo publicado en el periódico «The Guardian». Una definición que encaja a la perfección con el desarrollo de la Covid persistentes en mujeres en edad fértil.

La evidencia muestra que patologías como la encefalomielitis miálgica, el síndrome de fatiga crónica o la enfermedad de Lyne son hasta cuatro veces más frecuentes en el género femenino. «Se sabe, pero, históricamente, es solo otro más de los aspectos de la salud femenina a los que no se les ha prestado la suficiente atención», añade la especialista.

Sesgo de género

Un argumento que corrobora Lorenzo Armenteros, portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG): «Efectivamente, se trata de una deformidad en el concepto de enfermedad de la mujer por la cual los médicos –hombres y mujeres– que las tratan tienden a considerar que, o bien se trata de un cuadro de ansiedad, o de un perfil al que se «encasilla» en el entorno de la fibromialgia». «Estamos luchando para desechar esa idea prefijada y por considerar la Covid persistente una enfermedad con entidad propia, tal y como reconoce la propia OMS», matiza el especialista.

María Teresa Cantero, catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Alicante, va un paso más allá a la hora de plantear las causas de esta desproporcionada afectación de la Covid persistente en el género femenino: «En mi opinión, ha habido una no detección precoz de la infección en las mujeres que ha motivado que haya mayor porcentaje de ellas que padezcan esta condición».

Cantero ha estudiado a fondo la invisibilidad por sexo y de género durante la pandemia de Covid en España, lo que le ha llevado a liderar diversas campañas pidiendo al Ministerio de Sanidad la clasificación de «todos» los datos de la encuesta epidemiológica de coronavirus (ENE Covid) diferenciados por sexo y edad, conjuntamente. Algo que dejaron de hacer a partir de mayo de 2020 aludiendo a «la excesiva carga de trabajo».

En una de sus últimas investigaciones, publicada en la revista profesional «Gaceta Sanitaria», Cantero denuncia que «estamos viviendo la emergencia de un sesgo de género en salud en tiempo real». Y es que, aunque no siempre es así, en muchas patologías los síntomas y los signos son diferentes en hombres y en mujeres. «Está comprobado que un infarto difiere en ambas cosas entre varones y féminas– prosigue. Una investigación danesa también mostró en 2019 que hasta 700 problemas médicos se diagnostican con retraso en las mujeres con respecto a los hombres». «En el fondo –añade– el problema es que el organismo masculino siempre ha sido la referencia estándar, incluyendo la investigación científica, que tradicionalmente ha descartado incluir mujeres o animales de sexo femenino en muchos estudios por diversos motivos. Hoy en día se sigue enseñando así en la universidad», lamenta la experta.

Y es que hasta hace relativamente poco tiempo no se sabía que la infección aguda afecta a los aparatos digestivo, neurológico o cutáneo con mayor frecuencia en las mujeres que en los hombres, siendo el aparato respiratorio la principal diana del virus en estos últimos.

Síntomas diferentes

Una encuesta realizada por la SEMG y los colectivos de afectados Long Covid ACTS, que se hizo pública a finales de 2020, y en la que participaron 2.120 infectados de la primera ola (la mitad hombres y la otra mujeres), afirma que hay hasta 200 síntomas distintos que pueden llegar a acarrear la Covid persistente, aunque son 87 los que más se repiten. De entre ellos, la niebla mental, los dolores musculares, las alteraciones gastrointestinales y de tensión, la pérdida de pelo, el estrés, los leves episodios de amnesia, las uñas destrozadas, el insomnio y el cansancio extenuante son los más frecuentes en las féminas.

En los varones, por su parte, destaca el dolor de espalda, la presión en el pecho, la aparición de febrícula, la tos, el dolor en el cuello y en las cervicales, dolor torácico, palpitaciones, mareos y hormigueos en las extremidades o parestesias.

Nueva hipótesis

La inmunóloga Akiko Iwasaki, miembro de la Escuela de Medicina de Yale, en Connecticut, Estados Unidos, es un referente en el estudio de las diferencias entre la forma en la que los hombres y las mujeres responden al nuevo virus. Uno de sus primeros hallazgos ha sido que las células T resultan mucho más activas en las ellas que en los varones durante las primeras etapas de la infección. Se cree que un componente de esto se debe a la genética. «Las mujeres tienen dos copias del cromosoma X», dice Iwasaki. «Y muchos de los genes que codifican para varias partes del sistema inmunológico se encuentran en ese cromosoma, lo que significa que las diferentes respuestas inmunitarias se expresan más fuertemente en las mujeres». Pero también está relacionado con una teoría llamada hipótesis de compensación del embarazo, que sugiere que las mujeres en edad reproductiva tienen respuestas inmunes más reactivas a la presencia de un nuevo patógeno.

La razón es que sus sistemas inmunológicos han evolucionado para apoyar la mayor necesidad de protección durante el embarazo. «Se cree que esta robusta respuesta inmune es uno de los motivos por el que las mujeres tienen menos probabilidades de morir de Covid durante la fase aguda de la infección, pero viene con una trampa», señala la experta. «Una de las principales teorías para explicar la Covid persistente es que los fragmentos del virus logran permanecer acantonados en el cuerpo, en reservorios, durante muchos meses». Debido a que las féminas reaccionan de un modo tan potente a la presencia de un virus, algunos científicos piensan que estos reservorios virales son más propensos a desencadenar ondas de inflamación crónica en todo el cuerpo, lo que lleva a los síntomas de dolor muscular, fatiga y niebla mental.

Ellas en pandemia

Más expuestas: la población femenina ha estado más expuesta al virus por diversas razones, como su papel de cuidadoras y su predominio en el sector sociosanitario actual.

Muertes en residencias: han fallecido más mujeres que hombres en residencias, y menos en hospitales, lo que indica que se les ha prestado una menor atención especializada.

Dimensión de género: tras las epidemias de ébola y zika, la ONU elaboró un informe en el que recomendaba «centrar la atención en las dimensiones de género de las crisis de salud globales».

Precisión informativa: para realizar recomendaciones específicas de género respecto a la detección de la infección y la atención sanitaria todos los indicadores deben presentarse por sexo y edad conjuntamente.

Infradiagnóstico: tanto la Covid como la Covid persistente están infradiagnosticadas en mujeres.