Opinión

La salud mental de niños y niñas

Carmen Montón es embajadora Observadora Permanente de España ante la OEA y la OPS y ex Ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar social

La mayor parte de los menores que se autoagreden lo hacen porque sufren un impulsivo dolor emocional
La mayor parte de los menores que se autoagreden lo hacen porque sufren un impulsivo dolor emocionallarazonLa Razón

El coronavirus ha provocado una crisis sanitaria que deja tras de sí secuelas en la salud de la población que trascenderán a la propia duración de la pandemia. Además de cuestiones derivadas del propio coronavirus, hay que mencionar los efectos provocados por la incertidumbre, la inseguridad laboral o los fallecimientos de seres queridos. Especialmente es importante tener presente la situación de mayor vulnerabilidad de los niños y niñas y adolescentes.

La OMS alerta de que en el mundo alrededor del 25% de los niños, niñas y adolescentes padecen algún problema de salud mental, y que el suicidio es la segunda causa de muerte entre las personas de 15 a 29 años de edad. Si existe la obligación de proteger la salud mental de todas las personas, esa obligación es mayor en el caso de los niños y niñas.

Por la pandemia de Covid-19 los niñas y niños han sufrido estrés y se han sentido angustiados, sin tener completamente desarrollada su capacidad de resiliencia y conformada su personalidad. En su vida un evento estresante, el miedo, las preocupaciones y los temores, impropios e inusuales de la edad infantil, como a los que se han tenido que enfrentar en este más de un año, pueden desembocar en cambios repentinos de comportamiento, depresión, ansiedad, actos autolesivos, e incluso, en el suicidio.

Ahora más que nunca es necesario invertir en la salud mental de los niños y niñas y adolescentes (felicito el Plan de Salud Mental recientemente aprobado en nuestro país); y hacerlo desde el punto de vista de la asistencia sanitaria, pero también del educativo. La salud mental, las emociones y la enseñanza de cómo encarar los reveses de la vida, el estrés y las frustraciones deben dejar de ser tabú y estar presentes en las aulas, en las familias y en la sociedad. Además, esto debe regirse con los criterios de equidad, venciendo las desigualdades que existentes en el acceso a los recursos de salud mental.

Este 2021 tenemos la oportunidad de apostar por la salud mental y bienestar de niños y niñas y adolescentes, y superar el fracaso que denuncia la OMS ya que no se han cumplido la mayoría de los objetivos marcados para 2020 del Plan Exhaustivo de Salud Mental; entre ellos la reducción de un 10% de la tasa de suicidio en cada uno de los países.