Estudio

El ejercicio físico en la tercera edad protege la salud cerebral, pero si se hace de forma constante

Un grupo de personas mayores realiza ejercicio en el jardín de un centro de día de personas mayores de la Comunidad de Madrid
Un grupo de personas mayores realiza ejercicio en el jardín de un centro de día de personas mayores de la Comunidad de MadridÓscar CañasEuropa Press

La actividad física durante el envejecimiento incrementa la densidad sináptica (el espacio de la materia gris donde se desarrollan la conexiones neuronales), protegiendo de este modo la salud cerebral y las habilidades cognitivas. Esta es la principal conclusión de un estudio internacional en el que han participado investigadores del Ciber de Salud Mental (Cibersam) y de la Universidad del País Vasco (UPV) y que ha sido publicado esta semana en la revista «Alzheimer’s & Dementia».

Dicho de otro modo, esta investigación confirma que el deporte fomenta un envejecimiento cerebral y cognitivo favorable, como llevar una dieta equilibrada o potenciar actividades cognitivas rutinarias.

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores analizaron los datos de más de 400 individuos integrados en el Proyecto Memoria y Envejecimiento (MAP, por sus siglas en inglés) del Rush Alzheimer’s Desease Center de Chicago, en Estados Unidos. Se trata de un estudio longitudinal que viene desarrollándose desde 1997, en el marco del cual personas voluntarias se prestan a realizar periódicamente evaluaciones cognitivas y psicomotrices, y a ceder sus órganos tras el fallecimiento. Este diseño permite correlacionar sus hábitos de vida cotidianos y estados de salud con alteraciones estructurales y funcionales ocurridas en sus cerebros.

En concreto, se hizo un seguimiento de la actividad física de 404 pacientes durante una media de 3,5 años antes del fallecimiento, y tras su defunción se analizaron muestras de hasta doce áreas cerebrales esenciales para las habilidades cognitivas y psicomotrices. En ellas, se realizaron análisis cuantitativos y funcionales de ocho proteínas sinápticas (neurotransmisores que median en el intercambio de información entre neuronas).

Los resultados obtenidos confirmaron que mayores tasas de actividad física diaria se asocian con un enriquecimiento en la cantidad y funcionalidad de todas las proteínas sinápticas en las regiones del cerebro analizadas. Y en concreto, “se observó acentuada en regiones cerebrales relacionadas con el control motor”, explica en un comunicado Alfredo Ramos, investigador de Cibersam y de la UPV que ha participado en este trabajo.

Asimismo, la relación entre ejercicio físico y mejora de la densidad sináptica se registró independientemente de que hubiese carga neuropatológica en las mismas áreas cerebrales o de la presencia de patologías que afectan a las habilidades motoras. “Esto evidencia que la actividad física puede ser beneficiosa para cualquier persona de avanzada edad, con independencia de su estado de salud”, añade.

Ahora bien, el trabajo también advierte que la constancia a lo largo del tiempo es indispensable, ya que los efectos beneficiosos del ejercicio físico son tremendamente volátiles, pues aquellos participantes con elevada rutina física durante etapas tempranas pero que dejaron este hábito en los últimos dos años de vida, presentaban densidades sinápticas similares a las observadas en participantes más sedentarios.