Tribuna

La realidad ignorada prepara siempre su venganza

►«En la actualidad, la formación de los futuros médicos se encuentra en situación crítica»

Médico mayor con fonendoscopio
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El refranero popular español es siempre un «pozo» de sabiduría y una fuente inagotable de grandes verdades. Es un compendio de lecciones de vida en muy pocas palabras, casi siempre atinadas, que resumen de forma brillante, generalmente indiscutible, cuestiones que de otra forma sería interminable.

El título de este artículo es sacado de ese refranero (generalmente anónimo, menos en este caso que proviene de las reflexiones de Ortega y Gasset) que viene a decir que el silencio no es rentable, sino todo lo contrario, es irresponsable. En definitiva, que no prevenir los problemas y solucionarlos siempre pasa factura.

En este caso, se refiere a una de las cuestiones claves en nuestros días que es la demografía y su importancia social, que, en definitiva, si no se planifica de una forma correcta y preventiva puede tener consecuencias irreparables, creándose «huecos» irrellenables. Es más, la «dictadura de la demografía» es una expresión muy utilizada (y el título de un libro) que explica qué ocurre si no se planifica de forma correcta.

Publiqué hace poco un artículo que viene «al pelo» para lo que quiero transmitir en este. Entrando en materia, la demografía es la disciplina encargada de estudiar a las sociedades, su natalidad, mortalidad, evolución, dimensiones, etcétera.

Esta ciencia es de enorme importancia para prevenir los problemas y planificar de forma correcta. La cuestión del envejecimiento de la población aparejado, y a la vez de la escasa natalidad, tiene consigo siempre problemas muy graves, que son siempre producto de errores de planificación, que después obliga tarde y mal a la puesta en marcha de una enorme labor de ingeniería social, y eso es lo que está ocurriendo en nuestro país.

España es uno de los países con más esperanza de vida del mundo conjuntamente con Japón. Además, somos los que tenemos la natalidad más baja de Europa y desde 2017, la población española ha crecido poco y a un ritmo desigual, pero ha crecido. Ese año aumentó en 132.263 personas, un 0,3% hasta llegar a las 46.659.302 personas, pero con un saldo negativo de -31.245 personas porque murieron más residentes de los que nacieron. Fue el impulso renovado de la inmigración, que alcanzó datos similares a los de sus años de bonanza, el que sacó al país de la caída demográfica: se registraron 532.482 inmigrantes. También se marcharon 367.878 personas, pero el saldo fue positivo con 164.604 nuevos residentes de otras nacionalidades. La tendencia además de este último año sigue siendo decreciente.

Los nacimientos llevan consigo un valor añadido, todos los mencionados, y es ese, el de la sostenibilidad de la sociedad. Hace tiempo se publicaban estudios acerca de la compleja situación socioeconómica a la que se podría enfrentar nuestro país como consecuencia del escaso número de nacimientos que se estaban registrando cada año.

Todos estos errores demográficos tienen consecuencias en casi todas las facetas de la vida.

España no debe de continuar por sexto año consecutivo con la natalidad más baja de Europa y un descenso de un 18,3% desde 2008. Eso es un error muy grave que contribuye a que la demografía se convierta en una dictadura.

En definitiva, todo el preámbulo es para reafirmar que se sigue sin tomar medidas drásticas para corregir la problemática demográfica y su repercusión social. Concretamente, en el área sanitaria, esta repercusión es demoledora y estamos pasando una época en donde la falta de planificación, las masivas jubilaciones innecesarias de esta manera y obligatorias están haciendo el resto.

No podemos permitirnos en este país, como no lo hace ninguno del entorno, jubilar el talento, pues el derecho evidente e intocable a jubilarse no tiene nada que ver con la obligación a hacerlo porque habiéndole ganado 17 años a la vida en los últimos 40 las cosas tienen que cambiar. Es de todo punto de vista irracional hacerlo así.

La docencia en Sanidad también está siendo muy afectada como pone de manifiesto el último informe de la Conferencia de Decanos y los informes de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación de España (Aneca) donde pone de manifiesto la enorme preocupación por el déficit de profesorado en el grado de Medicina. Es tan preocupante que se considera que la formación de los futuros médicos se encuentra en situación crítica, lo que está repercutiendo y repercutirá más sobre la formación de especialista y el acceso, sobre todo, al sistema sanitario.

Como dice el título de este artículo, la realidad ignorada prepara siempre su venganza y estamos en este momento padeciéndola. No persistamos en el error. ¡Basta ya!