Reproducción asistida

La importancia de un seguimiento médico tras una transferencia de embriones

El control médico continuado de las pacientes tras una transferencia de embriones es de vital importancia ya que minimiza en un gran porcentaje el riesgo de sufrir un aborto.

El seguimiento exhaustivo de la paciente es muy importante tras una transferencia de embriones
El seguimiento exhaustivo de la paciente es muy importante tras una transferencia de embrionesde archivo

Hasta hace poco, el seguimiento de las pacientes después de la transferencia de embriones era un tema infravalorado según muchos especialistas de medicina reproductiva. Gracias a publicaciones recientes, entre ellas algunas basadas en estudios realizados en España, como los de la reputada Clínica MARGen de Granada, hoy en día se dispone de bastantes argumentos para saber que hay que ocuparse más de este período que puede durar hasta 3-4 meses después de la transferencia. De forma contraria, es decir, si no se realiza este seguimiento, cualquier irregularidad no corregida durante este periodo puede resultar en un fallo de implantación o la muerte del embrión, incluso en mujeres con un embarazo aún no detectado pero ya incipiente, como explicaremos en este artículo.

Para entender mejor el tema, hay que repasar los cambios biológicos que ocurren en el organismo femenino mientras que el embrión se está anidando (implantando) en el útero y como estos cambios son afectados por las técnicas de reproducción asistida. Después de la ovulación (en caso de la reproducción natural), o de la aspiración del óvulo (en caso de la reproducción asistida), el folículo que albergaba al óvulo se transforma en una estructura llamada “cuerpo lúteo”, mediante el proceso llamado “luteinización”, y asume nuevas funciones relevantes para el embarazo. Durante las dos primeras semanas después de la transferencia de embriones (criticas para el éxito del embarazo), el cuerpo lúteo es la fuente principal de la hormona progesterona, indispensable para los cambios, en el útero, necesarios para acoger los embriones y sostener su siguiente evolución.

En el caso de los problemas de la luteinización, la implantación (anidación) del embrión en el útero falla y si ocurre, su siguiente evolución está amenazada. Esta situación se debe a una secreción insuficiente de la progesterona, la hormona indispensable para una transformación de las células del revestimiento interno del útero (endometrio), las glándulas del endometrio, la contractilidad del músculo liso del útero (miometrio), el flujo sanguíneo en el útero, y la actividad de las células inmunes de la cavidad uterina. Resumiendo, la progesterona promueve la secreción de las sustancias que nutren al embrión recién implantado por las glándulas endometriales, disminuye la contractilidad del miometrio reduciendo así el riesgo de expulsión del embrión, aumenta el flujo sanguíneo, necesario para llevar nutrientes para el embrión, y reprograma las células inmunes del útero de modo de promover la implantación del embrión en lugar de provocar su rechazo debido a la presencia de sus antígenos ajenos provenientes del padre. Todas estas cuatro funciones de la progesterona, así que las consecuencias de sus deficiencias, fueron resumidas y explicadas en un artículo recién publicado por el equipo de la Clínica MARGen coordinado por sus directores, el doctor Jan Tesarik y la doctora Raquel Mendoza Tesarik.

Está constatado que los problemas de la luteinización son más probables en tratamientos de reproducción asistida en comparación con la concepción natural. Es por lo tanto imprescindible vigilar sobre la concentración de la progesterona en el suero, incluso antes de saber si la mujer está embarazada o no. El riesgo de anomalías existe en todos los protocolos de la estimulación ovárica, como explica el citado artículo, y no solo en algunos específicos, como se pensaba anteriormente.

Por esta razón, los doctores Tesarik y Mendoza Tesarik, directores de la Clinica Margen , recomiendan encarecidamente efectuar la primera determinación de la concentración de la progesterona, y algunas otras hormonas en la sangre, el mismo día de la transferencia de los embriones, y la segunda siete días después, sin esperar la confirmación del embarazo que solo se puede detectar una semana más tarde, ya que entonces puede ser demasiado tarde para salvar un embarazo amenazado por irregularidades hormonales detectables y curables ya en los días anteriores.

Una mujer embarazada se somete a una ecografía
Una mujer embarazada se somete a una ecografíaDe ArchivoLa Razón

Ante las declaraciones de estos dos doctores, hemos querido saber qué protocolo de seguimiento debe de realizarse según su experiencia si la prueba de embarazo después de una transferencia de embriones es positiva, a lo que responden: “Si el embarazo es positivo, es preciso continuar con los controles hormonales. La frecuencia de estos controles depende de los resultados de los controles previos. En caso de una evolución favorable se efectuará un control siguiente una semana después de la confirmación del embarazo y después se pasará a un control cada dos semanas. Por otro lado, será preciso seguir repitiendo los controles cada semana si alguna irregularidad se descubre previamente. Se trata en particular del período entre 2 y 4 semanas después de la transferencia de los embriones. Es un período durante el cual el cuerpo lúteo desaparece y su función, básicamente la secreción de la progesterona, es progresivamente relevada por la placenta. Este relevo, llamado relevo lúteo-placentario y extremamente importante para la continuación del embarazo, está frecuentemente perturbado por los tratamientos previos utilizados en diferentes protocolos de reproducción asistida.

Cuando eso ocurra, se puede percibir como una desaceleración del crecimiento de la concentración de progesterona en la sangre, o incluso su bajada. Esta situación exige una rápida intervención mediante un tratamiento con la progesterona hasta que la curva ascendente de la concentración de la progesterona en la sangre se restablezca. En algunos casos, relativamente poco frecuentes, eso puede ocurrir hasta durante el tercer o el cuarto mes después de la transferencia de embriones”.

Por último, les hemos preguntado, ¿creen que un seguimiento exhaustivo hasta los tres primeros meses de embarazo conseguido con reproducción asistida es fundamental para reducir las posibilidades de aborto?

No cabe ninguna duda de que un seguimiento exhaustivo reduce el riesgo de aborto espontáneo. En nuestra clínica tratamos a muchas pacientes del mundo entero, enviadas por otras clínicas, que no llegan a conseguir un nacimiento de un niño sano después de varias técnicas de reproducción asistida. Entre estas mujeres hay bastantes casos en los cuales detectamos un problema de la secreción de progesterona, causada o por una deficiencia de la fase lútea, en las dos primeras semanas después de la transferencia de embriones, o por un problema del relevo lúteo-placentario en las semanas siguientes. Después de corregir esas anomalías la mayoría de estas mujeres han podido salvar su embarazo y alcanzar su sueño de ser madres. En este punto hacemos un inciso importante: el seguimiento de las pacientes que vienen a nuestra clínica de distintos puntos del mundo lo realizamos a distancia, es decir, les prescribimos las pruebas necesarias para que se las realicen en su lugar de residencia y ellas nos envían el resultado, en base al cual vamos tomando las decisiones de si necesitan un tratamiento especial en las distintas etapas del embarazo hasta el 3-4 mes, en el que si todo va bien, damos por finalizado nuestro control médico — a no ser que la paciente desee que continuemos el seguimiento hasta el nacimiento del bebé—.

Si recopilamos la información y experiencia aportada por los doctores Jan Tesarik y Raquel Mendoza Tesarik, se llega a la conclusión de que efectivamente, el seguimiento exhaustivo de la paciente es muy importante en el éxito de un embarazo conseguido gracias a la medicina reproductiva.