Sociedad

Entrevista

José Polo: «La atención primaria no está herida de muerte, pero se le ha dado la puntilla»

Semergen celebra su 50 aniversario marcado por el hartazgo profesional

José Polo, presidente de Semergen
José Polo, presidente de SemergenGonzalo Pérez MataLa Razón

Con la atención primaria contra las cuerdas tras años de abandono político, la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) encara este 2023 bajo el paraguas de su 50 aniversario. Esta conmemoración aspira a marcar un antes y un después en la profesión, «pues ya hemos superado el límite de hartazgo», nos confiesa José Polo, su presidente.

¿Cómo ha cambiado la primaria en estas cinco décadas?

Muchísimo, porque en 1973 Semergen se fundó por médicos rurales con un interés en formarse y mejorar las condiciones sanitarias del país. Es una generación que transformó el sistema. Gracias a la Ley General de Sanidad, con la creación de los centros de salud se pasó de un modelo tradicional en el que el médico estaba disponible 24 horas, a tener unas condiciones laborales adecuadas, aumentando la calidad de la atención de los pacientes, aunque por desgracia se ha ido perdiendo por el camino.

¿Cómo van a conmemorar estos 50 años?

El acto principal lo celebraremos el 17 de febrero en el Museo del Prado y haremos un reconocimiento a las trayectorias profesionales, tanto de socios de Semergen como de personajes públicos, que han defendido la atención primaria.

¿La pandemia ha sido la etapa más dura a la que se han enfrentado en su historia?

Estos 50 años han dado para mucho, pero probablemente sí haya sido la crisis sanitaria más compleja a la que nos hemos tenido que enfrentar. Y sin las armas necesarias para ello, porque nos cogió con muchas carencias. Desde luego, podemos decir que la covid ha sido una catástrofe.

¿La atención primaria está herida de muerte?

Pues sí y no. Ya veníamos reclamando desde hace años que eran urgentes una reforma y un aumento de la inversión, y la pandemia no ha hecho más que evidenciarlo. Pero más que herida de muerte, diría que se le ha dado la puntilla, que ha sacado a la luz nuestras vergüenzas y carencias, porque desde Semergen, por nuestra filosofía, no podemos dejar morir esto que tantos años nos ha costado levantar.

¿Cuáles son esas vergüenzas que no se deberían consentir?

La covid ha acrecentado unas necesidades previas que han hecho desbordar el vaso, como la falta de recursos humanos, el aumento de la saturación de las consultas, con más pacientes de los que se pueden atender si queremos dar una buena calidad en el servicio, con listas de espera enormes...

Precisamente por esa defensa a ultranza del modelo de atención primaria ahora están alzando la voz con manifestaciones y huelgas. ¿Se ha cruzado ya el límite de lo insostenible?

Sí, ha llegado el momento de decir «hasta aquí», porque la situación es crítica. Los profesionales ya están cansados y hartos después de tanto esfuerzo durante estos tres años sin que se mejore nada por la otra parte. Es normal que ese hartazgo desenvoque en movimientos de reivindicación y de protesta.

¿Qué mejoras considera más urgentes poner en práctica?

Venimos reclamando desde hace años la necesidad de aumentar la inversión en atención primaria, además de incrementar la capacidad de resolución para que no existan trabas administrativas a la hora de pedir o realizar pruebas diagnósticas o de prescribir un tratamiento. También son necesarios el aumento de las plantillas, la disminución de los ratios de pacientes por consulta... Son muchas cuestiones urgentes, pero no se nos ha hecho caso en nada. La situación ya resulta límite.

¿Y confía en que las manifestaciones actuales sirvan para solucionarlo?

Ahora hay mucho ruido. Creo que con las protestas se nos puede escuchar más, pero realmente si queremos tener un sistema sanitario de calidad, lo más importante es llegar a un consenso generalizado. Desde Semergen abogamos por intentar dialogar con todas las fuerzas políticas. Estar en un periodo electoral nos puede ayudar a que se produzcan movimientos, aunque esos compromisos deben mantenerse más allá del ruido provocado por las elecciones.

¿Cómo impacta en la salud de los españoles el hecho de que la primaria no funcione bien?

Esto es como una cadena de montaje. Si el primer nivel no funciona bien, que es el médico de familia, todo el sistema se descompensa, ya que provoca la saturación de urgencias y un mayor gasto, pues se pueden agravar algunas patologías si un problema no se resuelve a tiempo. En las grandes ciudades acudir a un hospital puede resultar sencillo, pero en las zonas rurales no lo es y la importancia de la primaria es mayor. No beneficia a nadie que ésta sea deficitaria.

Tampoco ayuda el papeleo al que tiene que dedicar el tiempo el médico de familia, ¿no?

Desde luego que la burocracia administrativa se convierte en un lastre. Sería imprescindible contar con un triaje efectivo que permita distinguir a los pacientes que tienen una necesidad médica de aquellos que acuden por una cuestión administrativa. Liberar a los profesionales de ese papeleo ayudaría a que dediquen más tiempo de calidad al paciente, que al fin y al cabo es el objetivo.

¿La falta de relevo profesional es el otro gran peligro al que se enfrenta la primaria?

Es un problemón, porque vemos que la formación MIR de médicos de familia es la que menos se elige porque no es atractiva para los jóvenes y en pocos años habrá un gran número de profesionales jubilados. Tampoco se estudia en la mayoría de facultades y sería necesario que tenga un cuerpo docente.

¿Cómo vislumbra este 2023?

Confío en que el periodo electoral pueda jugar a nuestro favor. La inversión económica en primaria es muy escasa, de apenas un 14% de media en España, cuando lo mínimo necesario sería de un 25%. Sin eso, el engranaje del sistema no funciona y se puede gripar el motor de la Sanidad pública.