Salud
Así es la dermatitis atópica grave que merma la salud física y mental
Conocer esta inflamación crónica de la piel permite actuar a tiempo
A pesar de que salta a la vista, lo cierto es que la dermatitis atópica es una enfermedad muy desconocida. Prueba de ello es que el 20% de los españoles reconoce que no sabe lo que es esta patología, mientras que la mitad cree que se cura con cremas, según confirma una encuesta llevada a cabo por Pfizer. Ese desconocimiento impide actuar a tiempo y, cuando ya hay un diagnóstico certero, acarrea una incomprensión que merma la calidad de vida de quien lo padece.
La dermatitis atópica no es una cuestión baladí, ya que se trata de «una enfermedad inflamatoria crónica de la piel, en la que los pacientes experimentan lesiones cutáneas rojas, ásperas, que condicionan un intenso picor que hace que el afectado se rasque y aparezcan zonas excoriadas y con aumento de grosor de la piel», explica el doctor Pablo de la Cueva, jefe de servicio de Dermatología del Hospital Infanta Leonor de Madrid.
Aunque puede iniciarse de forma leve, si no se trata correctamente puede complicarse hasta convertirse en una patología grave. «Tenemos formas de catalogar la dermatitis atópica dependiendo de la extensión de las lesiones (cuanto más extensa, más grave) y la intensidad de las mismas (grado de rojo, de zonas de rascado y aumento de grosor), así como lo que afecta al paciente a nivel de magnitud del picor y cómo influye en la calidad de vida. Con todo ello la catalogamos como leve, moderada (gravedad intermedia) y grave», detalla el doctor De la Cueva, quien además preside la Sección Centro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
Aunque no existen datos exactos, se estima que cerca de un millón y medio de españoles sufren dermatitis atópica. «En la población pediátrica es una enfermedad frecuente, y se calcula que puede afectar aproximadamente al 20%. En estos casos, el 80-90% aparece en los primeros cinco años de vida, mientras que en los adultos oscilaría entre el 5 y 10% de la población», detalla el experto. Y esta patología no solo no cesa, sino que podría estar en auge. «Realmente es difícil precisar este aumento de incidencia, pero sí que parece que la industrialización, la contaminación o el estar expuestos a irritantes hace que haya más pacientes afectos», reconoce el doctor De la Cueva.
Causas genéticas e inmunes
Las razones que están detrás de un mayor riesgo de sufrir dermatitis atópica son varias, por lo que es importante tenerlas en mente: «Los pacientes presentan un sumatorio de causas genéticas, como un defecto de la barrera epidérmica (tienen tendencia a no poder retener la hidratación de la piel y, por tanto, sequedad) y causas inmunológicas. Este defecto de la piel hace que esté más expuesta y susceptible a diversos agentes ambientales y que se produzcan las lesiones inflamatorias que causan picor», advierte el dermatólogo.
Por ello, un correcto diagnóstico resulta clave para efectuar un adecuado tratamiento y disminuir los problemas derivados de esta enfermedad que puede derivar de leve a grave si no se trata correctamente. «Hay muchos errores diagnósticos, pues la diversidad morfológica de la patología hace que a veces se confunda con otras enfermedades, como urticaria o psoriasis. Por eso, en caso de duda diagnóstica, debe efectuarse una valoración dermatológica», insiste De la Cueva.
Para que el conocimiento se convierta en la primera herramienta de detección precoz, el especialista hace hincapié en la necesidad de informar a la población: «Es importante darle visibilidad a la dermatitis atópica al ser tan prevalente y con tanta afectación de la calidad de vida. No se debe banalizar la enfermedad. Observamos que los afectados reciben muchos mensajes contradictorios que hacen que en la consulta tengamos que explicar en profundidad la patología y desterrar falsas creencias. Por eso, lo importante es efectuar una labor conjunta entre los profesionales implicados en la atención de los pacientes con dermatitis atópica, autoridades sanitarias y medios de comunicación para informar correctamente a la población».
Calidad de vida mermada
De no tratarse de forma adecuada, la calidad de vida de quien sufre dermatitis atópica se ve muy mermada, ya que «el intenso picor, además de una sensación muy desagradable, hace que el sueño se altere, por lo que el paciente no descansa y afecta a su funcionamiento. La piel inflamada, roja y con zonas engrosadas y de rascado hace que los afectados sufran un estigma importante y se sientan en muchas ocasiones rechazados. Todo esto provoca que la piel se pueda infectar con mayor facilidad. Ante esta situación, las alteraciones psicológicas, como ansiedad y depresión, son más frecuentes. Además, a nivel de enfermedades relacionadas, los afectados tienen más probabilidad de padecer asma, rinitis y conjuntivitis, así como otras enfermedades de naturaleza inmune», describe el especialista.
¿Cuándo es más frecuente que aparezca?
La edad influye en el tipo de lesiones que provoca la dermatitis atópica, ya que la que aparece en los lactantes es frecuente en la cara, cuello, zona superior de tronco y en las zonas de extensión de las extremidades, con zonas más rojas y húmedas. En niños más mayores y adultos las lesiones son más crónicas y son típicas las zonas de flexión de las extremidades. No obstante, gran parte de la complejidad de la enfermedad es que hay muchos tipos de pacientes, de ahí la importancia de individualizar y consultar en caso de duda con el especialista.
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