Alimentación
Así es la dieta FPS, lo que hay que comer para proteger la piel del sol
Los expertos apuestan por una alimentación rica en antioxidantes y no tomar suplementos
Además de la crema solar, el menú también es un buen escudo frente a los peligros del sol gracias a la denominada dieta SPF, es decir, rica en alimentos que han demostrado una potente capacidad protectora frente al daño oxidativo.
«De cara a proteger la piel del sol es importante aumentar las “reservas de antioxidantes” aumentando el consumo de frutas y verduras. Además, la adherencia a la dieta mediterránea, y a la dieta DASH, que promueven el consumo de grasas saludables (aceite de oliva y frutos secos), cereales integrales y proteínas de alto valor biológico, se ha asociado a una disminución de la incidencia del cáncer de piel, en concreto del basocelular», asegura María Riestra, miembro del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
Una idea que también confirma Mónica Herrero, miembro del Consejo General de colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas, quien asegura que «los alimentos antioxidantes preparan nuestro cuerpo contra los radicales libres y participan en la producción de proteínas que componen la piel y el colágeno. Su función es dar firmeza y defensa frente a las agresiones externas como los rayos solares. Con la edad se reducen, por ello es importante llevar una buena alimentación».
Numerosos estudios epidemiológicos demuestran que los alimentos de origen vegetal son básicos para mantener la salud de la piel. De hecho, un estudio publicado en la revista «Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics» evidencia que una ingesta alta de vegetales, aceite de oliva y legumbres está ligada a un menor daño en la piel por la exposición prolongada a radiación ultravioleta. Por ello, «conviene realizar una dieta saludable que incluya alimentos con vitamina C, presentes en frutas y hortalizas como naranjas, pomelo, mango, fresas, kiwi, pimiento rojo o tomate. También frutas y vegetales de color rojo y naranja, porque contienen licopeno, un carotenoide con una función específica para la piel, como sandía, cerezas o pomelo rojo. Además, hay que incluir en el menú alimentos con alto contenido de betacarotenos. Todo el mundo conoce la zanahoria, pero hay muchos más como calabaza, albaricoque o boniato, que ralentizan el paso del envejecimiento y mejoran la calidad de la piel. Y no deben faltar verduras de hoja verde, pues además de ser fuente de vitaminas y minerales, tienen antioxidantes. Es el caso de berros, brócoli, espinacas, acelgas...», detalla Herrero.
Mejor crudos
Pero no cualquier forma de incluir estos alimentos en el menú vale, ya que, «para aumentar el contenido en antioxidantes debemos priorizar frutas, verduras y hortalizas, fundamentalmente crudas, ya que son las que más micronutrientes con efecto antioxidante proporcionan, evitando formas de cocinarlos que aumenten la oxidación de los nutrientes y los radicales libres como algunos tipos de ahumados, altas temperaturas o frituras con aceites muy usados», advierte Riestra, quien añade que, «una ingesta abundante de carotenos puede dar color a la piel anaranjado, y si es excesiva da lugar a la carotenemia, una alteración de la pigmentación de la piel, con tono anaranjado sobre todo en palmas de manos».
Por ello, a pesar de comer muy bien y con abundantes antioxidantes, siempre hay que protegerse del sol. Y no hay que caer en el error de optar por nutracéuticos para estar más protegidos, pues «suelen ser muy caros e innecesarios. La clave para una buena salud de la piel está en una dieta variada y equilibrada y utilizar fotoprotección solar adecuada», insiste Riestra. Y así lo ratifica Herrero, quien recuerda que «si con la dieta se alcanza la ingesta necesaria de antioxidantes, no está recomendado tomar potenciadores del bronceado, mientras que los suplementos son para personas determinadas que tienen las necesidades nutricionales alteradas».
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