
Investigación
Una bacteria intestinal podría hacer la competencia a los fármacos anti-obesidad
Administrada en ratones, redujo el peso en un 25%, la grasa acumulada en un 35% y mejoró la tolerancia a la glucosa

A la semaglutida, molécula precursora de la revolución frente a la obesidad, liderada por medicamentos inyectables como Ozempic o Mounjaro, le ha salido una soprendente competidora. Se trata de la bacteria intestinal humana Phascolarctobacterium faecium, hasta ahora poco estudiada, que ha mostrado propiedades "protectoras" frente a la obesidad y sus complicacines metabólicas, como la diabetes tipo 2.
El hallazgo parte de una investigación liderada por el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que ha evidenciado, además, que una cepa de esta bacteria (la DSM 32890) reduce la inflamación causada por dietas hipercalóricas, gracias a su capacidad para modular la función del sistema inmunitario innato, incluso cuando está inactivada por pasteurización.
El trabajo, publicado en la revista Nature Microbiology, ha combinado un metaanálisis de más de 7.500 microbiomas humanos, realizado con datos de múltiples grupos de población de 15 nacionalidades distintas, con experimentos funcionales en ratones. Una de las primeras conclusiones clave fue que esta bacteria es más frecuente en personas con peso saludable que en individuos con sobrepeso u obesidad, con independencia de la edad, el sexo y región geográfica. Este hallazgo reforzó la idea de que la presencia de esta bacteria es un "indicador de una buena salud metabólica", señalan el CSIC en su comunicado.
"Hemos identificado un biomarcador microbiano asociado al peso saludable que se mantiene constante en poblaciones muy diversas. La ausencia de esta bacteria podría utilizarse como marcador temprano del riesgo de sufrir obesidad", ha indicado Yolanda Sanz, investigadora del CSIC en el IATA y coordinadora del estudio.
Inmunidad innata
La administración de Phascolarctobacterium faecium a ratones con obesidad inducida por una dieta hipercalórica redujo "significativamente" la ganancia de peso, la adiposidad, la inflamación intestinal y sistémica y la intolerancia a la glucosa. En concreto, la bacteria disminuyó el peso corporal en un 25 %, la grasa acumulada en un 35% y mejoró la tolerancia a la glucosa con efectos comparables a los de la semaglutida.
Los investigadores descrubrieron que esta bacteria "reprograma" el fenotipo de células del sistema inmunitario innato, reduciendo la presencia de macrófagos proinflamatorios y favoreciendo la activación de macrófagos alternativos, que bloquean la cascada de eventos inflamatorios que ocurren en el intestino en el contexto de la obesidad.
Gracias a este cambio, también se reduce la presencia de otras células inmunes inflamatorias en el intestino, que suelen estar "elevadas en personas con obesidad y que estimulan la producción de sustancias inflamatorias como el interferón gamma, que altera la función barrera intestinal y causa alteraciones metabólicas". "Al reprogramar el fenotipo y función inflamatoria de los macrófagos se restaura el equilibrio inmunológico en el intestino, lo que permite frenar la inflamación crónica provocada por dietas hipercalóricas y, con ello, mejorar la salud metabólica global del organismo", ha añadido Rebeca Liébana, investigadora del IATA-CSIC, que ha contribuido al estudio durante su tesis doctoral.
Punto de partida terapias más personalizadas
Según el CSIC, este hallazgo "no solo amplía el conocimiento sobre las complejas interacciones entre la dieta, la inmunidad y la microbiota (los microorganismos que viven en nuestro organismo), sino que abre nuevas posibilidades desarrollar terapias dirigidas a prevenir o tratar la obesidad con mecanismos de acción alternativos o complementarios".
"Estos resultados demuestran que es posible redirigir la respuesta inmune frente a la dieta, bloqueando la secuencia de eventos inflamatorios mediante la acción de una bacteria sobre el intestino. Esto a su vez permite restaurar el funcionamiento de otros órganos implicados en la regulación del metabolismo, lo que supone un hallazgo alentador para el desarrollo de nuevas estrategias que permitan combatir las enfermedades metabólicas de forma más eficaz", ha añadido Yolanda Sanz.
Aunque el estudio se ha realizado en ratones, las autoras destacan su relevancia como "punto de partida" para futuros ensayos clínicos en humanos. Su enfoque se enmarca en una línea de investigación cada vez "más prometedora": las terapias basadas en la modulación de la microbiota, que abren nuevas posibilidades para diseñar intervenciones "más personalizadas y complementarias" a los tratamientos farmacológicos convencionales.
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