Alimentación
Así se congela el marisco y el cordero para comprarlo ahora más barato y que dure hasta Navidad
Ningún alimento debe ser descongelado a temperatura ambiente en la encimera de la cocina.
La cesta de la compra en Navidad se encarece de forma notable, por ello, comprar algunos alimentos típicos días antes de las fiestas pueden suponer un importante ahorro para las familias. Es el caso de los mariscos, pescados, cordero y verduras como la lombarda o frutas como las uvas.
Ser previsor, comprar con antelación y congelar permite ahorrar bastante porque algunos productos pueden llegar a duplicar su precio a lo largo del mes de diciembre.
Para conseguir que los alimentos mantengan el sabor y sus propiedades alimenticias hay que conocer algunas pautas de congelación.
En el caso del marisco y del pescado, aunque lo ideal es consumirlos fresco, es imprescindible tener un congelador que permita mantenerlos a -18 grados o menos. Si la nevera tiene la opción de ultra congelar, se debe activar cuando se introduzca el producto. De esta forma, la temperatura bajará rápidamente y no se formarán cristales de hielo.
Estos son los principales trucos para que la congelación sea perfecta. Desde Mariscos O Grove recomiendan que algunos bivalvos, como los percebes gallegos, las ostras y los vieiras, se consuman frescos. Pero en caso de no ser así, para congelarlos es necesario guardarlos crudos en bolsas al vacío y meterlos en el congelador.
En el caso de los mariscos más grandes, como las nécoras, los bogavantes o las centollas, se recomienda congelarlos cocidos para que no pierdan el sabor. Estos crustáceos se deben comprar vivos, una vez muertos, se cuecen y se reservan hasta que se enfrían. Cuando ya están a temperatura ambiente se envuelven en un paño humedecido con el agua de la cocción y se introducen en una bolsa de vacío. En el caso de las centollas se deben almacenar con las patas hacia arriba para que no pierdan el caldo.
Las gambas, langostinos o cigalas también se pueden congelar tanto crudos como cocidos y no es necesario pelarlos, ya que se pueden congelar con las cáscara.
Si alguno de los mariscos comprados con antelación se van a cocinar a la plancha, lo mejor es congelarlos crudos.
En el caso de los berberechos, las navajas, las almejas o los mejillones, se recomienda limpiar las conchas y quitarles las “barbas”. Se congelan en vivo, no sin antes revisar que no hay ninguno muerto o en mal estado.
Para descongelar todos estos productos, tanto los cocidos como los crudos, es necesario pasarlos al menos 12 horas horas antes a la nevera y consumirlos antes de 24 horas.
Una opción más económica para tomar marisco en las fiestas navideñas es comprarlo ya congelado. En el caso de productos envasados al vacío, hay dos métodos para descongelarlos. El primero es pasarlos a la nevera varias otras antes. El segundo, sumergirlos en agua fría dentro sin quitar el envoltorio. De esta forma, el proceso de descongelación es más rápido.
Por su parte, los mariscos crudos congelados con cáscara, como langostinos y gambas, se pueden introducir en agua con sal y un poco de hielos hasta que se descongelen completamente.
Es importante recordar que ningún alimento debe ser descongelado a temperatura ambiente en la encimera de la cocina.
Carnes
Cordero, pollo, ternera... las carnes también pueden congelarse de manera segura y sin que pierdan su sabor.
La carne cruda se puede conservar en el frigorífico hasta unas 72 horas después de la compra. Pero si se va a congelar, es importante meterla en el congelador lo antes posible para garantizar sus propiedades y sabor una vez descongelada.
Al igual que con el pescado, se recomienda introducir el producto en bolsas de vacío para evitar que se formen cristales de hielo o pueda contaminarse con otros alimentos. Lo ideal es congelar piezas o porciones pequeñas para que la descongelación sea más rápida y homogénea. Además, En el caso de carnes con grasa, es mejor retirarla antes de introducirla en el congelador.
El proceso de descongelación de las carnes y las aves también es similar a la del pescado. Las carnes congeladas se deben pasar a la nevera el día anterior a su consumo para que se deshile poco a poco. Otra forma más rápida de descongelar es introducir la bolsa al vacío en agua fría, nunca caliente, y siempre garantizando que el agua no toca el alimento.
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