Verano
Ni ocho vasos ni dos litros: esta la cantidad de agua exacta que debes tomar en verano
Con la llegada del verano, la hidratación se convierte en una prioridad esencial. Las necesidades de agua varían según la edad, el peso y la actividad física.
Durante los meses de verano, la hidratación se convierte en un tema crucial debido a las altas temperaturas y la mayor pérdida de líquidos a través del sudor. Aunque tradicionalmente se ha recomendado beber dos litros de agua al día, esta cifra no es universalmente aplicable.
Las necesidades de ingesta de agua varían según factores como la edad, el sexo, el peso corporal y las actividades diarias. En determinadas ocasionados condiciones como el embarazo, la actividad física intensa o problemas de salud pueden aumentar la demanda de líquidos. Este artículo explora las recomendaciones de expertos y organismos internacionales sobre la cantidad de agua que se debe consumir en verano, así como las señales de deshidratación y las mejores prácticas para mantenerse hidratado.
Factores que influyen en la cantidad de agua necesaria
La cantidad de agua que una persona necesita consumir diariamente no es una cifra fija. Según médicos de familias, las necesidades de ingesta de agua dependen de múltiples factores. La edad, el sexo y el peso corporal son determinantes clave. Por ejemplo, los niños y los adultos mayores tienen diferentes requerimientos de hidratación. Además, las condiciones ambientales, como la temperatura y la humedad, también juegan un papel importante.
En situaciones de calor extremo o durante la práctica de ejercicio físico, el cuerpo pierde más agua a través del sudor, lo que aumenta la necesidad de reponer líquidos. Se recomienda "escuchar al cuerpo", ya que este envía señales claras cuando necesita más agua, como la sed excesiva, la sequedad en la boca y la disminución en la frecuencia de la micción.
Cómo mantenerse hidratado de manera efectiva
Para evitar la deshidratación, es fundamental tener siempre una botella de agua a mano y beber a lo largo del día, no solo cuando se tiene sed. Se sugiere no obsesionarnos con una cantidad específica de agua, sino adaptarnos a nuestras necesidades diarias. Por ejemplo, si estamos realizando deporte, es probable que necesitemos más agua que si estamos en casa con aire acondicionado. Además, es importante considerar que algunos grupos, como los adultos mayores y los niños pequeños, pueden no expresar adecuadamente su necesidad de agua, por lo que es crucial ofrecerles líquidos regularmente.
El agua debe ser la bebida de elección, pero si resulta aburrida, se puede mejorar su sabor con un poco de zumo de limón, hojas de menta o rodajas de cítricos. Los zumos e infusiones pueden ser una alternativa, pero no deben sustituir al agua. Las bebidas azucaradas y el alcohol, por otro lado, deshidratan y deben evitarse. Además, es importante incluir en la dieta alimentos ricos en agua, como el melón, la sandía, el tomate y el pepino, que pueden ayudar a mantener un buen nivel de hidratación.
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