Adoptar hábitos de vida saludable es fundamental para mantener un bienestar físico, mental y emocional óptimo a largo plazo. Consumir una dieta rica en frutas, verduras, granos enteros, proteínas magras y grasas saludables proporciona los nutrientes necesarios para el funcionamiento adecuado del cuerpo. Una alimentación equilibrada ayuda a mantener un peso saludable, prevenir enfermedades crónicas como la diabetes y reducir el riesgo de enfermedades cardíacas.

Las legumbres, por ejemplo, es uno de los alimentos que más recomiendan los cardiólogos ya que se han relacionado con un efecto reductor sobre el colesterol en sangre.

En cuanto a gustos culinarios, uno de los platos de legumbres que disfrutamos especialmente es una deliciosa fabada asturiana o un reconfortante guiso de alubias. Sin embargo, en ocasiones, nuestra vida ajetreada no nos permite dedicar el tiempo necesario para cocinar estas recetas tradicionales como lo hacían nuestros antepasados. Por ello, a menudo recurrimos a la sección de conservas del supermercado cuando nos provoca disfrutar de estos platos, optando por versiones listas para consumir que nos permiten satisfacer nuestro antojo de forma rápida y conveniente.

Elegir la opción más conveniente, como la fabada en lata, puede no ser la mejor decisión para nuestra salud. Aunque las alubias, que son el ingrediente principal del plato, son muy nutritivas, su valor se ve empañado en estas conservas por otros elementos menos saludables. Es común que las versiones enlatadas de fabada contengan una mayor cantidad de carnes procesadas, como chorizo o morcilla, en comparación con las recetas tradicionales.

Una lata típica de fabada suele incluir panceta de cerdo, chorizo, morcilla y grasa de cerdo. Esto significa que, aunque la fabada es un plato tradicional basado en legumbres, se clasifica entre aquellos alimentos que deben ser consumidos con moderación. Por lo tanto, aunque para personas con una dieta equilibrada y saludable el consumo ocasional de fabada en lata no debería suponer un problema, es importante ser conscientes de sus efectos y tomar decisiones informadas al respecto.

Contrariamente a las alubias, las carnes procesadas tienen efectos negativos en la salud, ya que pueden aumentar los niveles de colesterol LDL, también conocido como "colesterol malo", debido a su alto contenido en grasas saturadas. Sin embargo, este no es el único problema asociado con su consumo. Los embutidos y las carnes procesadas también suelen contener niveles elevados de sal. El exceso de sodio presente en estos alimentos puede contribuir al aumento de la presión arterial, lo que representa un riesgo para la salud cardiovascular.