Opinión

Creemos en una sola Sanidad: la buena

Es imprescindible, de forma urgente, que el Ministerio de Sanidad se llame de Salud, porque la salud es mucho más que la Sanidad

Sanidad de calidad
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Que estamos en un gran país y que hemos conseguido entre todos un estado de bienestar de los mejores del mundo (en estos momentos devastado por diferentes motivos), es para nosotros una verdad basada en la evidencia científica y, por qué no decirlo, nos sentimos orgullosos del mismo.

La Sanidad española es una historia de éxito permanente, truncada en los últimos años, pero que ha hecho de quien nos mide (organizaciones internacionales, sociedades científicas, revistas de alto impacto, etc.), que siempre haya estado entre las primeras del mundo, mídase lo que se mida.

Un país en el que su ciudadanía, su Sanidad, su legislación, etc. hacen que sea la primera del mundo, en donación y trasplante de órganos 31 años seguidos, incluido en este último de pandemia, es siempre un gran país con una gran Sanidad globalmente analizada.

Todo lo dicho anteriormente en estos momentos necesita de un plan–estrategia de reconstrucción del sistema sanitario, que haga que sea equitativa y sostenible, sin más demora, ya que por los últimos acontecimientos sanitarios y el lastre de los recientes años vividos, precisa de ese plan.

El cambio de paradigma no es una opción, es una obligación. Y la genómica, medicina personalizada y de precisión, así como la digitalización, son de obligado cumplimiento para hacer Sanidad como dictan las normas de la evidencia científica. No puede haber más demora, porque si no este sistema se puede «gripar». Todos los cambios a realizar precisan medidas nacionales y europeas donde los localismos no tengan cabida. Los grandes retos a abordar (ya, mañana es tarde), solo tienen soluciones de esa manera: el llamado Espacio Único Europeo Sanitario, que ha dado los primeros pasos y que se precisa completar dentro de la Unión Europea.

Volviendo al título de este artículo, solo creemos en una sola Sanidad que es la buena, el resto no nos interesa. La falsa diatriba de lo público o privado no tiene cabida en esta discusión aunque algunos quieran intencionadamente utilizarla. Los países del Tratado de Maastricht, la modificación de Ámsterdam y el Tratado de Lisboa del que tuvimos la suerte y oportunidad de ser testigos, nos dice: «Los países signatarios del Tratado de Lisboa tendrán una Sanidad de financiación pública, provisión de servicios libre, que la dé quien mejor lo haga con un sistema de acreditación europeo».

El modelo está escrito y publicado, de obligado cumplimiento, recordando en estos momentos el derecho a la Sanidad (por cierto, solo el 20% de la población mundial la tiene) y que la financiación es pública (no gratuita), luego no hay que perder más tiempo en esta diatriba. Europa, a la que pertenecemos, es contundente.

El problema viene de quienes quieren hacer discusiones donde no caben, porque democráticamente hay compromisos formales que lo acreditan. Financiación pública y provisión de servicios libres. No privatización, que no es el caso.

Decir que llevamos más de 45 años en la sanidad pública, que es imprescindible y que tenemos la obligación de mejorar y mimar, que es absolutamente compatible con otros tipos de provisión sanitarias, es más, son imprescindibles y complementarias. Por todo ello, lo razonable, y así debe de ser, es no hacer política con la Sanidad sino política sanitaria. Que es un tema técnico, utilizar todos los recursos públicos, privados, concertados, etcétera, para hacer una cartera de servicios sanitaria adecuada a las necesidades de los ciudadanos, manteniendo los principios de equidad y sostenibilidad como algo clave.

Resulta imprescindible, de forma urgente, que el Ministerio de Sanidad se llame Ministerio de Salud (coste cero) porque la salud es mucho más que la Sanidad.

Por todo ello, el concepto de «One Health» (Sanidad, Sanidad animal y medioambiental) es de obligado cumplimiento.

Un punto clave es realizar un Pacto Sanitario efectivo donde exista una cartera de servicios universal, vivas donde vivas, y el hecho de que existan 17 comunidades autónomas y dos ciudades autónomas no haga que existan 17 sanidades distintas, resulta inviable.

Por todo ello, decimos que una vida no tiene precio (concepto moral de todo bien nacido), pero la Sanidad tiene un coste y no puede ser ilimitado. Esto es algo clave porque la trasparencia resulta imprescindible para llevar a buen puerto el sistema sanitario español. Decimos siempre que no puede haber de todo para todos todo el tiempo porque es falso, demagógico e irrealizable.

En definitiva, y por todo lo anteriormente expresado, solo creemos en una sola Sanidad, que es la buena y esta puede ser pública, privada, concertada, etc. El resto de la discusión resulta estéril e inoperante aparte de falsa. Basta ya.