Psicología
Cuando ser tacaño se convierte en enfermedad: crometofobia, el miedo irracional a gastar dinero
Dentro de los trastornos de ansiedad, uno de los trastornos más comunes son las fobias. Hay expertos que han llegado a asegurar que podría haber hasta un 15% de la población afectada por algún tipo de fobia
Los desórdenes de ansiedad encabezan la lista de los problemas de salud mental más frecuentes. De acuerdo con los registros clínicos de atención primaria publicados por el Ministerio de Sanidad en el año 2020, los trastornos de ansiedad afectan a -nada más y nada menos- que a un 6,7% de la población española... y eso que España no es ninguna excepción. En realidad, si se consultan todas las fuentes, los trastornos mentales incluidos en esta categoría (ansiedad) siempre encabezan la lista.
Y dentro de los trastornos de ansiedad, uno de los trastornos más comunes son las fobias. Hay expertos que han llegado a asegurar que podría haber hasta un 15% de la población afectada por algún tipo de fobia. Evidentemente, dentro de este grupo se incluirían algunas fobias de poca o ninguna gravedad… y que no son -de ninguna forma- incapacitantes. Independientemente de cuáles sean las cifras reales de prevalencia de las fobias, la realidad es que hay muchas personas afectadas por ellas.
¿Qué es la crometofobia?
Las personas que padecen crometofobia se sitúan en el lado opuesto del espectro a los adictos a las compras. Las personas del segundo grupo experimentan un gran placer al pasar la tarjeta de crédito por el datafono. Su cerebro libera una descarga de dopamina y endorfinas, que son las mismas sustancias que el cerebro libera cuando comemos chocolate o cuando mantenemos relaciones sexuales, por ejemplo.
Mientras tanto, las personas que padecen de crometofobia experimentan los síntomas típicos de los trastornos ansiedad cuando deben pagar por algo, como dificultad para respirar, taquicardia, incremento de la presión arterial, sudoración, náuseas, dolor muscular o diarrea. Es decir, que ante un mismo estímulo… ambos grupos experimentarían sensaciones diametralmente opuestas. Ambos sufrirán enormemente por su afección y ambos entenderán que su relación con el dinero es irracional. Pero cuando están en contacto directo con él… simplemente son incapaces de racionalizar la situación.
Es importante aclarar que la crometofobia no es un desorden mental reconocido por la Organización Mundial de la Salud en su Clasificación Internacional de Enfermedades. Sin embargo, sí que podría entrar dentro de la categoría de las “fobias específicas”, donde se contemplan otras muchas anomalías que tampoco están contempladas dentro de la Clasificación Internacional de Enfermedades… y que han probado de sobra la existencia de sus cuadros sintomáticos.
Elorigen de las fobias específicas todavía es una materia muy debatida. Y diferentes corrientes de la psicología sostienen diferentes teorías al respecto. La corriente cognitivo-conductual defiende que las fobias se originan a raíz de recompensas y castigos durante el aprendizaje; las corrientes biológicas -en cambio- sostienen que el génesis de estos miedos irracionales se encuentra en las predisposiciones genéticas heredados de nuestros padres; y las teorías integradoras -que son las que más aceptación tienen- entienden las fobias como un fenómeno multifactorial. Es decir, que se originan por una mezcla de factores biológicos, ambientales, sociales y psicológicos.
Normalmente, estas fobias se manifiestan con pensamientos catastróficos ante un estímulo en concreto. Lo que puede empujarles a vivir una vida de llena de límites autoimpuestos... frente a algo que -al final del día- no representa ningún peligro real. Dependiendo de la gravedad de la alteración, podrían llegar incluso a aparecer síntomas físicos como náuseas, elevación de la tensión arterial y taquicardia, sequedad de la boca, temblores, dolor de cabeza o sudoración excesiva, etc.
En conclusión, las fobias no deben considerarse un trastorno de ansiedad menor. Más bien, deben considerarse trastornos de gravedad que necesitan abordarse con cuidado. Y en función de las particularidades del caso... y en función de cómo se manifieste en cada persona, las recomendaciones de un profesional calificado pueden ser radicalmente distintas.
Para tratar esta clase de fobias, una de las opciones más aceptadas es la terapia cognitiva conductual; que tiene por objeto adaptar los esquemas mentales del paciente, para desechar los pensamientos catastróficos que origina el estímulo que da lugar a la fobia. Una vez que el afectado es capaz de afrontar este estímulo (en este caso, los objetos de gran tamaño) poniendo en práctica los nuevos recursos que ha aprendido, la respuesta de huida irá desapareciendo.
Otro método que también suele ser recomendable en este tipo de casos es la terapia de exposición controlada. Gracias a este procedimiento, los miedos del paciente se van disipando gradualmente y a medida que las sesiones avanzan. Es lo que se conoce como desensibilización sistemática. En algunos casos de gravedad, podría ser necesario la utilización de ansiolíticos para calmar los síntomas físicos de la ansiedad, como la taquicardia o los temblores. De modo que el paciente pueda enfrentar mejor la terapia.
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