Diabetes

Cuenta atrás para la llegada en 2025 de la insulina semanal

Esta dosificación aumentará la adherencia al tratamiento y tiene una ventaja clave: si el paciente olvida pincharse, tiene cuatro días para ponérsela sin riesgo, afirma el presidente de la Sociedad Española de Diabetes

Esta administración quiere mejorar la adherencia al tratamiento
Esta administración quiere mejorar la adherencia al tratamientoDREAMSTIMELA RAZÓN

En la búsqueda de la mejora de la calidad de vida del paciente y del mejor control, las nuevas insulinas semanales de acción ultralenta se espera que supongan toda una revolución. Y una de ellas, icodec de Novo Nordisk, aprobada en mayo de 2024 por la Comisión Europea como tratamiento para la diabetes mellitus tipo 1 y tipo 2 en adultos, podría llegar a España a lo largo de este año que acaba de comenzar.

No hay un fecha cerrada, pero «la previsión es que se lance en el primer trimestre en Italia y en el último trimestre empiece a comercializarse en nuestro país», explica Francisco Javier Ampudia-Blasco, presidente de la Sociedad Española de Diabetes (SED), jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínico Universitario de Valencia y profesor de la Universidad de Valencia.

Desde Novo Nordisk se muestran precavidos y prefieren no dar una fecha concreta, pero reconocen que «existen varios países en los que se encuentra en procesos de comercialización y nuestro compromiso es que esta insulina semanal esté disponible en Europa cuanto antes, lo que incluye España».

De hecho, «ya se comercializa en Canadá, Alemania y China», y «está aprobada también en Japón, Australia, Suiza y UE», añade la compañía farmacéutica. De ahí que, como afirma Ampudia-Blasco, cada vez más pacientes le consulten cuándo va a llegar.

Una de sus principales ventajas es que los pacientes cumplirán con mayor probabilidad el tratamiento prescrito por el médico y eso supone también menos riesgos y menos costes sanitarios. «La falta de adherencia en pacientes con diabetes supone tener entre 0,4 y 0,6 unidades porcentuales más alta la hemoglobina glicosilada», precisa el presidente de la SED.

Es decir, tener «un peor control metabólico, ya que lo normal es estar por debajo de 7%, no 7,4% ni 7,6%», precisa. Además, una peor adherencia al tratamiento se traduce en más ingresos hospitalarios y más días en el hospital que los pacientes que siguen el tratamiento», añade.

«Y las consecuencias de esta falta de adherencia no solo se ven en el presente, sino que el peor control de ajuste de insulina y glucemia va a repercutir en el paciente años después, hasta 10 años después en concreto», incide la doctora Alicia Justel, especialista de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario La Princesa y miembro del equipo de trabajo de la doctora Mónica Marazuela, académica de número de Endocrinología y Nutrición de la Real Academia Nacional de Medicina Española (Ranme).

Y no es un asunto precisamente baladí, ya que «en general, los pacientes con enfermedades crónicas tienen en un 50% falta de adherencia al tratamiento según la Organización Mundial de la Salud (OMS)», añade la doctora Justel.

Otra ventaja es que mejora la calidad de vida del paciente al inyectarse una vez a la semana. Es decir, se pinchará 313 veces menos al año. Y es un tratamiento que podrá tener gran utilidad en el caso de las personas mayores, ya que lo puede administrar el familiar o el cuidador y estar seguro de que se administra la insulina que el paciente necesita durante toda la semana», destaca Ampudia-Blasco.

Otra ventaja de que sea semanal es que, según Justel, «puede reducir los olvidos de dosis». Y también lo contrario, así, consultado sobre qué sucede si un paciente se inyecta más dosis, el presidente de la SED explica que «esta situación se ha dado en ensayos, y se ha comprobado que pincharse dos días consecutivos la dosis semanal en vez de una vez a la semana y realmente no pasa nada, ya que es un fármaco de acción muy lenta. Para haber un problema tendría realmente que pincharse varias dosis semanales varias semanas seguidas».

Así, según se recoge en la revista «Diabetes», «una dosis doble o triple de insulina icodec una vez a la semana no conduce a un mayor riesgo de hipoglucemia en comparación con glargina una vez al día. Durante la hipoglucemia, se observó una respuesta sintomática comparable y una respuesta endocrina moderadamente mayor para icodec frente a glargina».

Además, «si un paciente no se la ha puesto cuando le toca tiene un margen de cuatro días para ponérsela sin que pase nada. Es decir, te toca el viernes y te acuerdas el lunes, te inyectas y la siguiente te la pondrías el siguiente viernes que te toca y no habría problema. Eso es muy interesante», destaca Ampudia-Blasco. Ahora bien, como bien se especifica en la ficha técnica del producto, «si se olvida una dosis, se recomienda administrarla lo antes posible».

En cuanto a si acabará o no sustituyendo la insulina diaria, el presidente de la SED explica que «tardará pese a las ventajas. Su implantación será progresiva como ocurrió con lantus, la insulina basal que más se vende en el mundo y que es diaria». «Es muy difícil saberlo, se tiene que demostrar su superioridad en todos los grupos de pacientes, y en la actualidad, en los estudios se demuestra igualdad, no superioridad. Así que te diría que hoy no, pero en el futuro no lo sabemos», añade Justel.

Respecto a efsitora alfa, la insulina semanal de Lilly, el presidente de la SED explica que va con más retraso, ya que «aún no ha sido aprobada por la EMA. Están haciendo estudios todavía».

En cuanto al control glucémico, «no tenemos estudios comparativos entre ambas inyecciones semanales, pero inferimos de los estudios comparados con la insulina diaria, que son igual de efectivas en el control de la glucemia en ayunas», concluye Justel.

¿Por qué no siguen el tratamiento?

►Los motivos que hay detrás de la falta de adherencia en el caso de los diabéticos es, «a tenor del artículo que hemos publicado, por cuatro eslabones: por un lado, el propio paciente que siente que empezar con insulina es un fracaso; el entorno social que ve negativo los inyectables; el tratamiento en sí, porque es difícil de usar, con las diferentes dosis, tener que monitorizar constantemente, ver cifras de glucosa y poner cierta cantidad, y un cuarto eslabón es el profesional, porque muchas veces para el correcto tratamiento de estas terapias que son muy complejas se necesitaría poner por un equipo multidisciplinar que sepa enseñar», explica Justel. Y no, no es cuestión de edad.

Preguntada sobre si los mayores son o no los que peor control hacen, explica que «hay estudios que dicen que su adherencia es peor por olvido de dosis y dificultad y, en cambio, en otros estudios se afirma lo contrario: que tienen mejor nivel de adherencia por estar más preocupados» por su salud.