Tabaquismo
Los efectos del tabaco en la salud inmunológica se sienten hasta 10 o 15 años después de haberlo dejado
Según los investigadores, el consumo de tabaco pasa factura a largo plazo en la salud inmunológica del cuerpo
Fumar altera el sistema inmunitario hasta después de haberlo dejado, lo que no solo aumenta la predisposición a desarrollar enfermedades, sino que agrava cualquier padecimiento cotidiano haciendo que el fumador o exfumador sufra más síntomas y complicaciones.
La revista 'Nature' ha publicado un estudio este miércoles sobre los factores ambientales externos que alteran las defensas del cuerpo humano. Un equipo internacional de investigadores ha analizado el impacto de 136 factores ambientales en el sistema inmune de 1.000 personas voluntarias de entre 20 y 70 años, en buen estado de salud y nacidas a lo largo de cinco décadas distintas. Se examinaron muestras de sangre expuestas a esos 136 patógenos de 100 hombres y 100 mujeres por cada década.
El factor determinante en el que se fijaron los científicos ha sido la cantidad de citocinas (un grupo de proteínas cruciales para controlar la actividad de las células del sistema inmunitario) que segregaban las personas estudiadas para defenderse de los esos patógenos y coordinar la respuesta inmunológica para combatirlos. La conclusión fue clara: el tabaquismo fue el factor ambiental, de entre todos los analizados, que más influyó en la respuesta inmunitaria.
Una de las autoras, Violaine Saint-André, investigadora del Instituto Pasteur de París, ha explicado que fumar altera las defensas del cuerpo de dos formas. La primera, afectando la inmunidad "innata o natural", que es la capacidad congénita del cuerpo para destruir cualquier tipo de microorganismo potencialmente dañino, y la segunda modifica también la llamada inmunidad "adaptativa" (mediada por los linfocitos) que produce anticuerpos específicos frente a cada amenaza.
'Memoria' de haber fumado
Los científicos descubrieron que mientras la alteración de la inmunidad innata es "transitoria", y se va perdiendo tras de dejar de fumar, los daños en la inmunidad adaptativa persisten y la cantidad de citocinas liberadas en una infección o cualquier otro problema de salud sigue modificada hasta 10 o 15 años después de que una persona haya abandonado el tabaco.
Observaron que existe una correlación entre los años que una persona ha estado fumado y la cantidad de cigarrillos fumados con la persistencia del daño en la inmunidad adaptativa. A los factores ya conocidos como la edad, el sexo, la genética, el índice de masa corporal o la infección por citomegalovirus (un tipo de herpes), se suma ahora el tabaquismo como otro gran modificador del sistema inmune, según Saint-André.
"Si una persona deja de fumar recupera bien la parte de la inmunidad innata, pero no así de la inmunidad adaptativa. Esto indica que el sistema inmunitario posee memoria de haber fumado de forma persistente", ha señalado África González-Fernández, catedrática de Inmunología de la Universidad española de Vigo, en una reacción recogida por la plataforma Science Media Centre (SMC).
Consecuencias a largo plazo
"Las alteraciones que fumar provoca en las defensas pueden manifestarse a largo plazo en un aumento del riesgo de contraer enfermedades autoinmunes, alergias o cáncer", ha apuntado Darragh Duffy, otro de los autores y afiliado también al Pasteur. "Nuestras conclusiones implican en el corto plazo, que una persona que fume sufrirá un empeoramiento de cualquier enfermedad que implique inflamación respecto a una que no fume ni haya fumado, los síntomas serán más persistentes y habrá más posibilidad de complicaciones y cronificación de la dolencia", agregó.
Los investigadores han asegurado que los resultados obtenidos "ayudarán a comprender mejor los factores que subyacen al riesgo de contraer infecciones y otras enfermedades relacionadas con el sistema inmunitario, como el cáncer". Además, aseguran que "nunca es buen momento de empezar a fumar y el momento de parar es ahora".
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