Infecciones

Erradicación biológica: qué es y por qué es importante saberlo

Expertos españoles desarrollan el primer consenso sobre cómo se debe aplicar este concepto y en qué casos en la práctica clínica

Placas con cultivos de hongos, en un laboratorio del CNM
Placas con cultivos de hongos, en un laboratorio del CNMSinc

Las infecciones bacterianas son muy frecuentes y, si bien muchas veces suelen solucionarse con tratamiento antibiótico esto, a veces, no es suficiente.

Tal y como explica Francisco Javier Membrillo, infectólogo y vicepresidente de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), “actualmente, una aparente recuperación clínica suele interpretarse como un signo de éxito terapéutico, sin considerar la posible presencia residual de bacterias resistentes”. Sin embargo, continua el experto, “la recurrencia de infecciones tardías evidencia que estos microorganismos, aunque en cantidades bajas o sin síntomas inmediatos, en algunos casos específicos podrían sobrevivir al tratamiento inicial y propagarse posteriormente, ocasionando una nueva manifestación de la enfermedad”.

Es decir, hay que diferenciar entre curación y erradicación. La erradicación microbiológica o eliminación completa del microorganismo responsable de una infección puede ser un factor clave a la hora de evitar la recaída en las infecciones y de reducir el riesgo de desarrollo de resistencias antibióticas, un grave problema de salud pública.

Un reciente análisis de 13 estudios fase 3 para analizar estos dos conceptos descubrió que el 88,7% de participantes en los ensayos presentaban curación clínica, pero de estos solo el 75% erradicación microbiológica, por lo que la curación no siempre relacionada con la erradicación. Otro dato significativo fue que en el 23% de casos había discordancia entre criterios clínicos y microbiológicos, y en esos casos, los curados con resistencia el riesgo de recaída aumentaba 5,5%.

Ante estos datos un grupo de expertos españoles ha desarrollado un consenso por sobre el nuevo horizonte que representa la erradicación microbiológica frente a la curación clínica, con el apoyo de Omakase Consulting y Advanz Pharma.

Este documento, publicado en la revista "European Urology", se centra en concreto en las infecciones del tracto urinario complicadas (ITUc).En él se diferencia entre la curación clínica, entendida como la resolución completa de los síntomas y signos de infección presentes en el momento del diagnóstico, de la erradicación microbiológica, es decir, que el uropatógeno responsable identificado en el urocultivo diagnóstico se encuentra en una concentración determinada en un urocultivo obtenido en la visita de seguimiento realizada entre 7 y 14 días tras el final del tratamiento.

Además, han identificado qué pacientes se podrían beneficiar más de tener en cuenta ambos factores para el tratamiento. Se trata de un primer acercamiento a cómo se aplicaría y en qué casos el concepto de la erradicación microbiológica en la práctica clínica.

El problema de las resistencias

“Las resistencias antimicrobianas en infecciones como las ITUc son uno de los principales problemas de salud pública, pues causan 33.000 muertes al año en Europa y generan un gasto sanitario adicional de 1.500 millones de euros anuales”, recuerda José Luis Alfonso, jefe del Servicio de Medicina Preventiva del Hospital Universitario de Valencia y catedrático de Medicina Preventiva de la Universidad de Valencia.

“Las infecciones del tracto urinario representan el 15%-20% de las infecciones relacionadas con la atención sanitaria y aproximadamente el 70% están asociadas con un catéter uretral permanente”, añade Ángel Estella, jefe de Sección de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario de Jerez.

Por todo ello, “el control de los gérmenes multirresistentes se debe complementar con el control de la adecuación del antibiótico a las resistencias del germen también a nivel extrahospitalario. Más del 30% de los pacientes con infección urinaria y con tratamientos antibióticos dados a nivel extrahospitalario requieren el cambio de antibiótico para adecuarlo al perfil de resistencias del germen. Si no se hace así, el 10% de esos pacientes acaban ingresando por patología infecciosa más grave. Debemos seleccionar siempre el tratamiento más efectivo para el patógeno concreto y que además sea el más específico para ese tipo en concreto; esto es, el que tenga la cobertura terapéutica más limitada. De esta forma evitamos que afecte a otros microorganismos y por tanto estos sean susceptibles de generar resistencias a ese antibiótico”, explica Alfonso.

Debido a la tendencia a la recaída en este tipo de infecciones, los autores proponen priorizar el uso de antibióticos con mayor evidencia en la eliminación de los patógenos concretos y hacer un seguimiento de aquellos pacientes con mayor riesgo de volver a sufrir la infección según la evidencia científica.