
Opinión
Ganar más y trabajar menos: la trampa del nuevo Estatuto
El Estatuto Marco ha quedado completamente obsoleto

De todas las reformas urgentes que precisa el Sistema Nacional de Salud (SNS), hay una especialmente necesaria que sobresale por encima de todas las demás: la del Estatuto Marco. Además de haber quedado completamente obsoleto, el actual constituye un freno para cualquier mejora gestora que se pretenda introducir. Por ejemplo, no permite recompensar de forma adecuada el esfuerzo y la entrega de los sanitarios, ni penalizar la indolencia, lo que al final conduce al desánimo generalizado. Se trata de una norma de corte funcionarial, anacrónica con los tiempos modernos, en los que la flexibilidad y la agilidad en las relaciones laborales deben ser las tónicas comunes.
El Ministerio de Sanidad ya ha anunciado su intención de reformarlo, lo cual constituye una buena noticia, pero vistos los antecedentes que arrastra este departamento desde que Mónica García y Javier Padilla tomaron los mandos, las dudas se ciernen sobre el sector. ¿Aprovecharán la ministra y su número dos para modernizar el Estatuto de acuerdo a las necesidades que tienen hoy la Sanidad y los pacientes, o se limitarán a perpetuar el régimen funcionarial y sindicalizado que hay en la actualidad?
En uno de sus recientes artículos diarios en la red social Linkedin, Juan Abarca reclama que esa reforma en ciernes permita pagar una parte en productividad. «Más allá de pagar más y trabajar menos o reclamar otros beneficios, hay que pensar que el objetivo del SNS es dar la atención a los ciudadanos, no solo garantizar el empleo y sus condiciones. Y para eso, hay que aumentar la productividad», subraya. Desde luego, no le falta razón. Cualquier modificación que no ponga en el centro a los pacientes impedirá que el nuevo Estatuto Marco sea el cimiento sólido desde el que modernizar la sanidad.
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