
Sanidad
Gestión del daño por tabaquismo, un reto pendiente en nuestro país
La Sociedad Española de Hipertensión aboga por nuevas opciones para pacientes que no dejan de fumar

En nuestro país el cáncer y las enfermedades cardiovasculares se disputan el primer puesto de las patologías que más mortalidad provocan. Y en cualquiera de los dos casos, hay un factor de riesgo determinante que pone contra las cuerdas la salud de los pacientes. Se trata del tabaco, ya que fumar es la mayor causa de muerte por enfermedades no transmisibles en todo el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Razón más que contundente para que la Sociedad Española de Hipertensión y Riesgo Vascular (Sehlelha) haya publicado recientemente un documento de consenso sobre tabaquismo y riesgo cardiovascular, tal y como se puso de manifiesto el pasado lunes en el Congreso durante la jornada titulada «La importancia de un estilo de vida saludable para la salud en España».
En este contexto, todos los expertos reunidos coincidieron en la importancia de la prevención como la herramienta más eficaz para proteger la salud, «una prevención que pasa por llevar un estilo de vida saludable basado en una alimentación equilibrada, realizar ejercicio físico, tener un buen descanso y evitar los tóxicos», aseguró el doctor José Abellán Alemán, coordinador nacional de las Sociedades Autonómicas de Hipertensión y Riesgo Vascular de España, quien insistió en que «el control del tabaquismo es una pieza esencial para mejorar nuestra salud».
Sin embargo, la realidad es tozuda y los datos confirman que en nuestro país fuman a diario uno de cada tres individuos (33%) de los que el 28% son mujeres y el 38% varones y el 81% consume cigarrillos de cajetilla, en una población comprendida entre 15 y 64 años. «Y no es infrecuente encontrar fumadores que no están dispuestos a dejar de fumar o que tras intentarlo en numerosas ocasiones no lo han conseguido. No podemos cerrar los ojos a esa realidad y también hay que ayudar a esos pacientes», defendió el doctor Vivencio Barrios, miembro del Servicio de Cardiología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.
Evidencia científica
Basado en estudios científicos y en numerosa evidencia ya publicada, el doctor Barrios insistió en que «dejar de fumar siempre debe ser la primera recomendación que le demos a nuestros pacientes. Y hay que insistir en ello una y otra vez con todas las opciones que tenemos a nuestro alcance, como ayuda farmacológica, psicoterapia, acupuntura... Pero cuando ya se agotan todos los caminos, hay que dar alternativas a ese paciente para que, ya que va a seguir fumando, al menos reduzca los daños asociados».
Es ahí donde entran en juego las denominadas estrategias de un modelo de gestión de riesgos con alternativas libres de humo que intentan modificar el riesgo de eventos cardiovasculares. «Hay evidencia científica que apunta a que las estrategias de gestión de daños basada en productos sin combustión, es decir, que no queman el tabaco a mil grados y por tanto no generan tantas sustancias nocivas, ayudan a esos pacientes que no logran dejar el hábito», aseguró el doctor Barrios, quien distinguió entre el impacto que tiene la nicotina y el humo del cigarrillo convencional: «La nicotina es un factor adictivo, no es inocua, pero no es la principal causa de los problemas cardiovasculares, mientras que el humo produce partículas cancerígenas que, sin embargo, no son las mismas que aparecen en los aerosoles que genera el cigarrillo sin combustión».
Aunque todavía no se dispone de muchos estudios a largo plazo que relacionen la gestión del daño por tabaquismo con una disminución de eventos cardiovascular, si bien algunos están en marcha, parece que la evidencia se va acumulando y quizás permita en un futuro, no lejano, un mejor manejo de estos pacientes que siguen fumando, como empiezan a evaluar algunas autoridades sanitarias internacionales. «Entidades tan sólidas como la FDA, Reino Unido, Australia o Nueva Zelanda ya han dado pasos hacia estas nuevas estrategias basadas en la reducción del daño. Sin embargo, por desgracia, España todavía no se ha subido a este tren y ni siquiera valora esta posibilidad», lamentó el doctor Barrios, quien recordó que «hay que entender que el fumador es un enfermo y hay que ofrecerle una alternativa para que pueda cambiar los cigarrillos tradicionales por otras opciones menos peligrosas, aunque no sean inocuas, pero que sí están demostrando reducir el riesgo para su salud».
En este sentido, el doctor Barrios cerró su intervención insistiendo en que «uno no puede parar las olas del mar, pero sí puede aprender a surfearlas. Y esto es lo que le podemos ofrecer a aquellos pacientes que no consiguen dejar de fumar o que no quieren hacerlo». Sin embargo, tal y como advirtió el cardiólogo, «lo importante será controlar que estos nuevos métodos no se conviertan en la puerta de entrada para los más jóvenes. Ahí es donde sí hay que marcar un control muy estricto».
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