Opinión

La Inteligencia Artificial al servicio de la salud

«La digitalización es imprescindible para hacer la necesaria medición de la evidencia; para crear más salud de una forma ágil y razonable»

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«La IA no ha llegado para suplantar a nadie, sino para prosperar. Es un asistente personal que crea y decide mejor que cualquier otro medio»DreamstimeDreamstime

La Inteligencia Artificial es, sin duda, una de las innovaciones más relevantes de la nueva era digital. De hecho, el impacto que va a tener (y está teniendo) en nuestras vidas va a superar al que tuvo el descubrimiento del fuego o la electricidad, y creemos que no es ninguna exageración.

Un punto de partida importante es la digitalización y la llamada cuarta revolución industrial. La primera fue la máquina de vapor; la segunda, el motor de explosión; y la tercera, la época de las TICS (tecnologías de la información y la comunicación; el internet de los años 60).

Por tanto, la cuarta era de la revolución industrial es la digitalización, cuya característica más destacable es que su origen, a diferencia de las anteriores, no se encuentra en la industria, sino que emana de la sociedad. Era la época del optimismo (2009), por las oportunidades que internet aporta para la creación y construcción colectiva, posiblemente el acceso a la información a todos es la que da un sentido democratizador. La ciencia está en las redes y la excelencia, en las universidades.

Por todo ello, internet ha dejado de ser un mundo naif para ser una estructura económica, política y social (sanitaria) de las más importantes. Una nueva forma de hacer las cosas. Una verdadera revolución con la cual progresaremos exponencialmente.

Andreas Kaplan y Michael Haenlein definen la Inteligencia Artificial como «la capacidad de un sistema para interpretar correctamente datos externos, aprender de dichos datos y emplear esos conocimientos para lograr tareas y metas correctas a través de la adaptación flexible».

Coloquialmente, el término inteligencia artificial se aplica cuando una máquina imita funciones «cognitivas» que los humanos asocian con otras materias humanas, en funciones como percibir, razonar, aprender y resolver problemas.

Por eso, la doctora Salazar García, en el Congreso de los Diputados, en la ponencia al respecto, afirmó que, más que Inteligencia Artificial (IA), debemos calificarla de Inteligencia Aumentada.

Se trata de una herramienta que usa el ser humano para aumentarse intelectualmente de manera que nunca haya que considerarlo como un sustituto del ser humano, sino como un complemento; es un asistente personal que crea y decide (algoritmos) mejor que cualquier otro medio.

Existen tres niveles en la inteligencia artificial: a) la técnica que permite a las máquinas imitar el comportamiento humano (no sentimientos), b) el machine learning, método estadístico para que las máquinas aprendan dichas conductas, y c) el deep learning, que permite a las máquinas aprender por cuenta propia.

«La IA ha venido para ayudar, pero no podrá sustituir al profesional»

No todas las opiniones con respecto a la IA son positivas. Unos alaban su potencialidad, mientras que los menos son escépticos. No ha venido para suplantar a nadie, sino para ayudar a progresar.

El término big data se refiere al conjunto de datos o combinación de conjunto de datos cuyo tamaño (volumen, complejidad, variabilidad y velocidad de crecimiento) dificulta su captura, gestión, procesamiento o análisis mediante las herramientas convencionales.

Estamos en la ciencia de los datos-campo interdisciplinario que involucra método científico, procesos y sistemas para extraer los conocimientos.

En definitiva, todo indica que la Inteligencia Artificial (Inteligencia Aumentada) está transformando este campo para mejor y lo hará aún más con relación a la asistencia clínica y gestión sanitaria.

El popular chatbot (ChatGPT) ha hecho saltar algunas alarmas por el tratamiento de los datos personales. Es imprescindible aunar esfuerzos para que la comunidad internacional ponga los mecanismos para controlar la transferencia de dichos datos.

Los profesionales de la salud tenemos gestores y responsables políticos que están preparados para ello, así como para el uso crítico de esas herramientas.

La digitalización, automatización de la gestión de datos y la robótica, es imprescindible pata hacer la necesaria medición de la evidencia; para hacer más salud.

Las universidades tienen que formar a una sociedad profesional empleable con funciones mixtas técnico-sanitarias.

En definitiva, la IA ha venido para ayudar a crear más salud de una forma ágil y razonable. Nunca podrá sustituir al profesional, pero este cambio de paradigma ha venido para quedarse. Tenemos que estar abiertos a su utilización con las precauciones que se derivan del caso y crear una cultura de cooperación, confianza y transparencia entre los investigadores y desarrolladores de la IA para un intercambio siempre continuo.