Entrevista

Irati Idiakez: «El deporte es un regalo para el cuerpo y la mente porque nos da felicidad»

Ha conseguido la primera medalla de oro del snowboard paralímpico español

Irati Idiakez
Irati IdiakezLa Razón

Con apenas 21 años, cuando todo eran sueños por cumplir, la vida de Irati Idiakez cambio por completo. En diciembre de 2017 tuvo un accidente de tráfico mientras realizaba un trayecto en autobús en Chile, donde estaba estudiando el primer semestre de su último año de carrera. Entre las consecuencias de aquel nefasto suceso sufrió una amputación del brazo derecho. Tras el shock inicial, solo cuatro meses después se subió a una tabla de snowboard por primera vez en su vida. Y desde entonces, no ha hecho más que cosechar éxitos históricos, como haber conseguido la primera medalla de oro del snowboard paralímpico español, hasta el punto de convertirse en un icono de los deportes de invierno adaptado en nuestro país.

¿Qué supone para una joven con toda la vida por delante enfrentarse a la amputación del brazo?

A nivel emocional fue un trago muy difícil. Pasar por el duelo de asimilar esa pérdida no resultó sencillo y me costó tiempo, a pesar de que desde el primer mes empecé a tener apoyo psicológico. Ese trabajo de terapia fue fundamental para aceptar que esto era para siempre. Gracias a ese apoyo psicológico pude dejar de sentir el miedo y la inseguridad propias de esta situación, porque al principio hasta creía que mis amigos se iban a avergonzar de mí. Sin embargo, fue todo lo contrario y me sentí muy arropada y querida por todo mi entorno y eso sirve de impulso para volver a renacer.

En ese renacer influye mucho el deporte, ¿fue su tabla de salvación?

Sin duda alguna el snowboard se convirtió en mi mejor terapia, hasta el punto de que ahora estoy convencida de que mi vida ha cambiado a mejor y gran parte de la culpa está en que el deporte se ha convertido en mi gran pasión y en una forma de vivir.

¿Antes de sufrir el accidente de tráfico se había subido a una tabla de snowboard?

Nunca antes había probado ese deporte. Siempre he sido un poco miedosa y no me había atrevido, ¡y menos aún con un brazo menos! Sin embargo, a los cuatro meses de sufrir el accidente la Federación vasca de Deportes Adaptados me ofreció la oportunidad y desde entonces no he parado. Me sirvió de terapia porque allí conocí a gente maravillosa con diferentes discapacidades que me enseñaron que se podía seguir disfrutando de la vida.

¿Qué le aporta el deporte?

Despierta las hormonas de la felicidad, por lo que es un regalo para el cuerpo y la mente. Además, he aprendido que los límites los ponemos más nosotros que el hecho de que nos falte una parte del cuerpo. Es una cuestión psicológica. Y por supuesto el deporte nos ayuda a ser mucho más disciplinados, solidarios con los demás, más empáticos...

A tenor de los éxitos cosechados, a pesar de que fuera casi de rebote, parece que el snowboard es lo suyo...

Desde el principio me enganchó mucho, aunque yo veía que tenía que aprenderlo todo. No me voy a quitar todo el mérito, pero aunque es un deporte individual, todo lo que he conseguido ha sido gracias al apoyo de mi equipo y de mi familia.

¿Cómo se cuida para estar al máximo nivel?

Físicamente entreno la fuerza para ganar masa muscular, pero creo que lo más importante es cuidarse mentalmente. Hay que entrenar la cabeza para saber gestionar el estrés, la ansiedad y los nervios de los momentos de competición. Además, las horas de sueño resultan vitales, al igual que la alimentación, en la que podemos comer de todo, pero con productos de calidad.

Y eso vale para cualquiera de nuestros lectores, ¿verdad?

Sí, sobre todo lo de la salud mental. Todos deberíamos ir al psicólogo de forma rutinaria para cuidarla más y que no nos juegue malas pasadas.

Este año, Cardiva es una de las organizaciones que la está patrocinando para que pueda continuar su carrera deportiva, ¿sin esa ayuda sería inviable continuar?

Estoy muy agradecida, porque se trata de un deporte muy caro y con muchos gastos detrás. Además, su apoyo sirve para visibilizar el deporte adaptado, que tiene mucha menos trascendencia, por lo que es fundamental que se normalice.