Entrevista
«Es más común sufrir diabetes y después tener insuficiencia cardíaca»
"Hay que optimizar el tratamiento farmacológico de cada patología por separado", afirma a la sección "10 preguntas" la doctora Teresa Alvarado, responsable de la Unidad de Insuficiencia Cardíaca del Hospital Universitario La Luz (Madrid)
1. ¿Cómo de común es sufrir un problema cardiovascular y tener también diabetes?
La enfermedad cardiovascular y la diabetes están íntimamente relacionadas. Los porcentajes exactos pueden variar ligeramente según la población estudiada y las fuentes donde se mire, pero se estima que alrededor del 30-40% de las personas con enfermedad cardiovascular también tienen diabetes tipo 2. Por otro lado, la prevalencia de enfermedad cardiovascular en personas con diabetes es aún mayor, ya que los diabéticos tienen un riesgo de 2 a 4 veces mayor de desarrollar enfermedad cardiovascular y se estima que entre el 50-80% de las muertes de estos pacientes es por complicaciones cardiovasculares.
2. ¿A qué se debe?
Se debe a mecanismos fisiopatológicos interconectados y a factores de riesgo compartidos. La hiperglucemia crónica que tienen los pacientes diabéticos produce daño en las arterias del organismo que favorece la ateroesclerosis, que va produciendo obstrucciones en las arterias, con lo que se aumenta el riesgo de padecer ictus, infartos e insuficiencia cardíaca... Por otro lado, otros factores de riesgo de enfermedad cardiovascular, como la obesidad, la dislipemia o la inactividad física, favorecen que se termine desarrollando diabetes.
3. ¿Es más común tener insuficiencia cardíaca y que después aparezca diabetes o al revés?
Es más común que la diabetes preceda al desarrollo de insuficiencia cardíaca.
4. ¿Por qué? ¿Se puede evitar?
En ambos casos hay mecanismos y factores de riesgo compartidos. Por un lado, se produce un daño generalizado de las arterias del cuerpo y, por otro lado, existe un estado de inflamación crónica y de resistencia a la insulina que contribuye al desarrollo y progresión de ambas enfermedades. Respecto a la prevención, la realidad es que el manejo integral y proactivo de una de estas condiciones es una estrategia clave para prevenir la aparición de la otra. Esto a menudo implica cambios en el estilo de vida mediante una alimentación saludable y la realización de ejercicio físico y, en muchos casos, el uso de fármacos con beneficios duales.
5. Se tiene peor pronóstico con ambas patologías, ¿no?
Sí, ya que estos pacientes tienen mayor carga de comorbilidades (obesidad, enfermedad renal crónica…), peor calidad de vida, mayor riesgo de sufrir una hospitalización y mayor mortalidad.
6. ¿Cómo se han de manejar ambas patologías?
Su manejo requiere un enfoque integral y coordinado que implica optimizar el tratamiento farmacológico de cada enfermedad por separado. No obstante, las medidas no farmacológicas como el ejercicio físico dirigido y controlado y una dieta saludable con consideraciones específicas para cada patología suponen un pilar fundamental. Además, es importante que los pacientes realicen seguimiento en unidades especializadas donde se pueda realizar un seguimiento estrecho e integral, con posibilidad de detectar tempranamente posibles descompensaciones.
7. ¿Puede darme algún consejo concreto sobre qué comer? ¿Las verduras de hoja verde, por ejemplo, son buenas para ambas patologías?
En general, la dieta mediterránea ha demostrado ser la alimentación más saludable. Se suele recomendar una alimentación basada en el «plato de Harvard», que es una guía visual para crear comidas saludables y equilibradas. Hay que imaginar que dividimos el plato en secciones: la mitad del plato debe contener fruta y verdura variada; un cuarto debe contener granos integrales (quinoa, avena, arroz integral, pasta integral y pan integral) y otro cuarto debe incluir proteína saludable (pescado, aves, legumbres, huevos…). Las verduras de hoja verde son excelentes para personas con insuficiencia cardíaca y diabetes, ya que son bajas en calorías, ricas en fibra, antioxidantes, vitaminas y minerales.
8. ¿Algún alimento prohibido?
No hablaría tanto de prohibiciones, sino dejar los alimentos menos recomendables para momentos puntuales. Los pacientes con insuficiencia cardíaca deben tener especial cuidado con la sal, evitando alimentos procesados, enlatados y las comidas rápidas. Además, deben restringir la cantidad de líquidos a 1,5 - 2 litros al día. Por su parte, los diabéticos deben evitar los alimentos que produzcan picos de glucosa en sangre, como es el caso de los hidratos de carbono simples al producir una absorción rápida del azúcar: bollería, miel, mermeladas, bebidas azucaradas… Es recomendable que estos pacientes opten por fuentes de carbohidratos complejos (granos integrales, legumbres y verduras) que se digieren más lentamente y tienen un impacto más gradual en los niveles de azúcar en sangre.
9. En cuanto al ejercicio, ¿basta con caminar? ¿Cuántos km?
Aunque caminar es un buen punto de partida, lo ideal es combinar distintas actividades. No hay una cifra única de kilómetros que sea «necesaria» para todos, ya que depende de la condición física inicial, la presencia de otras comorbilidades y los objetivos individuales. Las recomendaciones generales suelen ser realizar al menos 150 minutos de actividad aeróbica de intensidad moderada a la semana. Esto podría traducirse en caminar a paso ligero durante unos 30 minutos 5 días a la semana.
10. ¿Aconseja otro ejercicio?
Lo ideal es combinar el ejercicio aeróbico que incluye caminar, pero también nadar, montar en bicicleta, bailar, subir escaleras, etc., y el entrenamiento de fuerza, incorporando ejercicios con pesas ligeras o el propio peso corporal, para mejorar la masa muscular, lo cual es importante para la fuerza general y también para la sensibilidad a la insulina.