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Investigación

El sorprendente uso que está teniendo el bótox en los soldados ucranianos

El único efecto adverso detectado fue un dolor leve y temporal en el punto de inyección

Soldados ucranianos rinden homenaje a un compañero muerto en Krivyi Rih ASSOCIATED PRESSAP

La ciencia médica ha encontrado en el bótox un aliado inesperado para aliviar el sufrimiento de cientos de soldados ucranianos que han perdido extremidades durante la guerra. Lo que antes se asociaba principalmente con tratamientos estéticos, hoy se revela como una herramienta terapéutica capaz de reducir el dolor fantasma que acompaña a muchos amputados.

Entre 2022 y 2024, un equipo conjunto de especialistas de la Universidad Northwestern (Estados Unidos) y de dos hospitales del oeste de Ucrania trató a 160 personas que habían sufrido amputaciones a causa del conflicto. De ellas, aproximadamente un 20% recibió inyecciones de toxina botulínica tipo A (el componente activo del bótox) administradas en torno a los nervios afectados, además del tratamiento médico y fisioterapéutico habitual.

Según los investigadores, los pacientes tratados con la toxina experimentaron una reducción media del 40% en su dolor fantasma después de un mes, frente al 10% de mejoría registrada en el resto del grupo. En total, 7 de cada 10 recibieron un alivio significativo, lo que sugiere que este enfoque podría convertirse en una herramienta útil dentro del conjunto de terapias postamputación.

El anestesiólogo ucraniano Roman Smolynets, uno de los coordinadores del estudio, señaló que este avance "representa un paso hacia la recuperación de la dignidad y la autonomía de los amputados". Por otro lado, Steven P. Cohen, profesor en la Escuela de Medicina Feinberg de Northwestern, añadió que el único efecto adverso detectado fue un dolor leve y temporal en el punto de inyección.

Sin embargo, los efectos del tratamiento resultaron transitorios. A los tres meses, los beneficios comenzaron a disminuir, lo cual coincide con la duración típica de la acción del bótox. Los expertos planean ahora una investigación a más largo plazo que evalúe los efectos de las dosis repetidas y su posible impacto en la calidad de vida, la movilidad y el bienestar psicológico de los pacientes.

Más allá del alivio inmediato, los médicos observaron que algunos amputados pudieron adaptarse mejor a sus prótesis tras recibir las inyecciones, mostrando una mayor capacidad de marcha y de autonomía diaria. El mecanismo parece estar relacionado con la acción de la toxina sobre los nervios y tejidos blandos, reduciendo la inflamación local y calmando la hiperactividad nerviosa que suele causar el dolor.