Salud

Efectos secundarios de los 30 antidepresivos más usados sobre el peso, corazón y colesterol

Un estudio del King’s College y Oxford compara por primera vez los efectos físicos de 30 antidepresivos y revela grandes diferencias entre fármacos

Persona tomando medicación con expresión reflexiva
Clasifican por primera vez los efectos físicos de 30 antidepresivosistock

Más de 14 millones de españoles han tomado antidepresivos alguna vez. Pero, hasta ahora, nadie había comparado de forma sistemática cómo afectan estos medicamentos al cuerpo más allá del estado de ánimo. Un nuevo estudio del King’s College de Londres y la Universidad de Oxford ha elaborado por primera vez una clasificación que compara los efectos físicos de los 30 antidepresivos más usados en el mundo.

Tras analizar 151 ensayos clínicos con más de 58.500 pacientes, los resultados muestran que las diferencias entre fármacos son mucho mayores de lo que se pensaba y que elegir el medicamento adecuado para cada persona podría ser clave para que el tratamiento funcione.

Los efectos físicos ocultos de los antidepresivos

Los antidepresivos son uno de los tratamientos más utilizados para la depresión y la ansiedad. Actúan sobre los neurotransmisores del cerebro, pero no solo influyen ahí. También pueden afectar al metabolismo, alterar el corazón y el peso corporal.

El nuevo trabajo, publicado en The Lancet, advierte de que las variaciones en estos "efectos secundarios" pueden ser clínicamente significativas y que no todos los antidepresivos son iguales.

Durante las primeras ocho semanas de tratamiento, los investigadores observaron que mientras que algunos fármacos se relacionaban con aumentos de peso, colesterol, presión arterial alta o mayores frecuencias cardíacas, otros se asociaban con pérdida de peso o estabilidad cardiovascular.

Lo que cambia de un medicamento a otro

El estudio clasificó los efectos más llamativos. Por ejemplo, la agomelatina se asoció con pérdida de peso de hasta 2,4 kg, mientras que la maprotilina provocó un aumento de casi 2 kg. En frecuencia cardiaca, la fluvoxamina tendía a ralentizar el pulso, mientras que la nortriptilina la aumentó hasta 21 latidos por minuto.

También detectaron diferencias en la presión arterial, que variaba en más de 11 mmHg entre la nortriptilina y la doxepina, siendo la nortriptilina la que más subió la tensión. Estos cambios, aunque modestos en apariencia, pueden tener impacto real en pacientes con enfermedades previas.

"Es evidente que no hay dos antidepresivos iguales", subraya el doctor Atheeshaan Arumuham, del King’s College. "Estas diferencias pueden acumularse de formas clínicamente importantes y aumentar el riesgo de infarto o ictus si no se ajustan bien los tratamientos", avisa.

¿Qué antidepresivo es el más adecuado para cada persona?

Los investigadores proponen una idea clave: personalizar los tratamientos según la salud física de cada paciente. El psiquiatra Toby Pillinger planteó a la BBC ejemplos prácticos para ilustrarlo a raíz de los hallazgos del estudio:

  • Sara, de 32 años, tiene depresión y preocupación por el peso → debe evitar amitriptilina o mirtazapina, preferir agomelatina, sertralina o venlafaxina.
  • John, 44 años, tiene depresión con hipertensión → debe evitar venlafaxina, amitriptilina y nortriptilina, optar por citalopram, escitalopram o paroxetina.
  • Juana, 56 años, con un trastorno depresivo y colesterol alto → aconsejable evitar venlafaxina, duloxetina y paroxetina, preferir citalopram o escitalopram, más neutros para el metabolismo lipídico.

"Incluso con el mismo diagnóstico, dos pacientes pueden necesitar tratamientos distintos según sus condiciones físicas y sus prioridades personales", resume Pillinger.

No hay fármacos buenos o malos, sino pacientes distintos

La mayoría de recetas en el Reino Unido —y también en España— pertenecen a la familia de los ISRS (como citalopram, sertralina o fluoxetina), que tienden a provocar menos efectos físicos. Sin embargo, incluso dentro de ellos hay matices: el Prozac (fluoxetina) se asoció con pérdida de peso, pero también con un ligero aumento de la presión arterial.

A modo de conclusión, los expertos manifiestan que es un error clasificar los antidepresivos como "buenos" o "malos", sino que cada paciente tiene una combinación adecuada para sí. Por ejemplo, la amitriptilina puede aumentar el peso y la presión arterial, pero es útil para tratar el dolor y los trastornos del sueño.

El profesor Andrea Cipriani, que participó por Oxford, señala que "aplicar las conclusiones del estudio podría mejorar la eficacia del tratamiento para millones de personas, siempre que haya tiempo y recursos para individualizar cada caso".

Cipriani añade que la tendencia a recetar "solo los medicamentos más baratos y genéricos" limita el acceso a opciones más personalizadas. Por ello, los autores del trabajo desarrollan también una herramienta en línea gratuita para que médicos y pacientes puedan comparar los efectos físicos de cada antidepresivo y decidir con mejor información.

Pero, ¿qué deben hacer los pacientes? Los especialistas insisten en un mensaje claro: no hay que suspender el tratamiento por iniciativa propia; cualquier cambio o ajuste debe hacerse bajo supervisión médica. Los médicos también animan a que este estudio es un recordatorio más de que también hay que cuidar del cuerpo: el peso, la presión arterial o el corazón forman parte del tratamiento.

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