Pediatría
La técnica española que corrige el pie zambo
El riesgo de recaída, que se da en el 80% de los casos, disminuye hasta el 11% cuando se aplica el Método Ponseti
Es la deformidad congénita más frecuente, se da en uno de cada mil nacidos vivos al año en nuestro país, y hay cerca de 200.000 casos en el mundo. Hablamos del pie zambo o, como se denomina médicamente, pie equino varo que, en lugar de orientarse hacia delante y tener la forma típica de uno normal, el pie zambo se orienta hacia abajo y gira hacia dentro. Hasta en el 50% de los casos se da en ambos pies y es más común en varones, en una proporción de cuatro a uno, aunque se desconoce el motivo.
Tampoco se sabe por qué se produce, pero cada vez más estudios abogan por un origen genético. «No hay uno identificado, es una asociación genética» explica Ángel José Villa, jefe de Sección de Traumatología y Ortopedia Infantil del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, quien lamenta que sigue existiendo la idea de que es un pie torcido «pero no es así, no es que por la posición del bebé en el vientre se tuerza, es una deformidad congénita y, por eso, la terapéutica no se basa en cambiarlo o arreglarlo, sino en hacer útil lo que hay. No es poner derecho un pie, sino tratarlo para que funcione lo mejor posible», puntualiza.
Inicialmente muy discapacitante, hoy en día es totalmente «curable» gracias al método desarrollado por el ortopeda español Ignacio Ponseti. «Conozco casos de padres que incluso se planteaban interrumpir el embarazo, pero tras explicarles en qué consiste el tratamiento les da otra perspectiva», cuenta Ana María Martínez Serrano, adjunto de Traumatología, Sección Infantil, Unidad de miembro superior y pie también del Marañón.
Considerado una de las tres mayores hazañas de la ortopedia pediátrica mundial es, como cuenta Vila, sencillo pero no simple. Y hay que seguir todos los pasos estrictamente, porque «en cuanto no se cumple uno, no funciona», apunta Martínez Serrano. «Es como una secta, te tienes que creer el tratamiento», bromean. El éxito es del 100%, si bien el problema son las recidivas, y «tras el tratamiento los niños tienen una vida normal, una actividad deportiva normal, los pies no les duelen, van bien calzados...», cuentan los doctores. Valga como ejemplo el golfista español Jon Rahm, que nació con este problema lo que no le ha impedido ser, actualmente, el número uno mundial.
¿En qué consiste el Método Ponseti?
El tratamiento empieza desde poco después de nacer y consta de cuatro fases. La primera, es la de manipulación del pie. «Se reblandece para ir corrigiéndolo poco a poco y que huesos y tendones vayan haciendo lo que tú quieres para que sea funcional», explica Vila. A continuación se les aplican yesos. Y esta es la segunda fase: «Yo los he puesto a las 24 horas de nacer. Pero si se retrasa también funciona, aunque se necesitarán más», apunta Martínez Serrano.
Cada semana se les cambia el yeso. Se manipula y se pone uno nuevo, y así consecutivamente. Este proceso se repite entre tres y cinco veces. Los yesos van desde los dedos del pie hasta la raíz del muslo, con la rodilla colocada en 90 grados. «No es doloroso, no es fisioterapia, ni se precisa de anestesia», precisan los expertos. Tras ello, siempre quedan unos grados del pie hacia abajo que hay corregir. Para eso se tiene que hacer un pequeño corte en el tendón de Aquiles. Y esta sería la tercera fase: «Es de apenas 2 milímetros, y es una cirugía muy sencilla, tanto que en algunos sitios la hacen con anestesia local porque no se abre, es solo un pinchacito. Lo que se llama cirugía percutánea», señala Vila. Del quirófano el bebé sale con otro yeso que se mantiene tres semanas para que cicatrice el tendón.
El cuarto paso es la ferulización. Se les ponen unas botitas de horma recta unidas por el medio por una barra que se colocan a ‘X’ grados, en función de las necesidades de cada niño, y sirve para prevenir la recidiva «porque el 80% lo hace. Les citamos cada 15 días para ver como van y revisar. Deben usarlas 23 horas al día al principio», explica la experta.Cuando llevan tres meses con ellas las ponen solo al dormir, lo que en menores de 2 años se traduce en unas 16-17 al día; a los 2-3 años 14 horas, y 12 hasta los 4-5, «porque la posibilidad de volver a torcer el pie es inversamente proporcional a la edad del niño», subraya Vila. Por último, acuden a revisiones cada seis meses al principio, y después anual o bienalmente hasta que dejan de crecer.
El Marañón es referente en el Método Ponseti, lo aplican desde 2004, siendo pioneros en crear una consulta y un programa personalizado de pie zambo. Desde entonces han tratado a 455 pacientes y formado a multitud de médicos. Su tasa de recidiva actual está en el 17%, generalmente debida a una mala adherencia al tratamiento.
El Dr. Ponseti, un médico tenaz
Ignacio Ponseti fue un médico menorquín nacido en 1914. Fue capitán en el ejército de la República y, tras la guerra, se exilió primero en México y después en EE UU, donde desarrolló su método en la Universidad de Iowa. Allí vio cómo el abordaje quirúrgico de este problema no evitaba que, con el tiempo, el pie volviera a su posición original en el 80% de los casos necesitando reintervención. Empieza a investigar la patología y la biomecánica del pie y, en 1948 comienza a diseñar su método. Tras 15 años aplicándolo, en 1963 publica sus primeros resultados, con muy poca repercusión. Pese a que no eran tan buenos como los actuales (56% de recidivas frente al 11% logrado hoy en Iowa) son mucho mejores que el tratamiento quirúrgico de entonces. En 1996 publica los fundamentos de su método y a partir de entonces empiezan a «escucharle» en EE UU. Murió en 2009.
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