Se vive más con menos oxígeno

Era bastante conocido que la restricción calórica es la intervención más ampliamente efectiva y mejor estudiada para aumentar la esperanza de vida, pero hay un hallazgo, encontrado ahora gracias a un trabajo publicado en la revista «PlusBiology» que demuestra por primera vez que también la restricción de oxígeno es beneficiosa en un modelo de envejecimiento de mamíferos, según un estudio realizado en ratones.

Con anterioridad, otras investigaciones habían puesto de manifiesto que la restricción de oxígeno prolongaba la vida útil en casos de levaduras, gusanos y moscas de la fruta. El experimento se hizo en una cámara de hipoxia que simulaba vivir a cinco mil metros de altitud, donde hay un 20% menos de oxígeno. Los ratones sometidos al experimento vivieron el doble con un mayor retraso del deterioro neurológico.

Relevante descubrimiento, pues hasta ahora sólo veíamos como un problema vivir en zonas de alta montaña, fundamentalmente por los peligros derivados del denominado mal de altura, provocado por una menor circulación de oxígeno. Quizás ahí esté la explicación de por qué los tibetanos duran por lo general mucho más que nosotros, pese a estar a más de 4.500 metros de altitud. Sucede igual en otras zonas de Asia y América.

Curioso descubrimiento que apunta a la importancia de la restricción de determinados elementos para una mayor y mejor calidad de vida. A la restricción calórica, muy estudiada, y a la restricción de oxígeno, cabría añadir también la restricción de flujo sanguíneo, un tipo de entrenamiento conocido como BFR, por sus siglas en inglés, que se utiliza en la rehabilitación de lesiones musculares y para reducir tanto el riesgo de sarcopenia como el desarrollo de otras muchas enfermedades relacionadas con la edad.