Investigación

Vivir de alquiler nos hace envejecer más rápido

El efecto negativo sobre la salud de no tener una vivienda en propiedad es un 50% mayor que el de ser exfumador o no tener trabajo

Viviendas en alquiler en Madrid
Viviendas en alquiler en MadridJesús G. FeriaLa Razón

Las dificultades para acceder a una vivienda en propiedad son uno de los problemas más acuciantes que vive nuestro país. En menos de una década, hemos pasado de ser un país de propietarios a uno de inquilinos, pero por obligación, no por convicción. El número de hogares que vive en régimen de arrendamiento aumentó un 19,25% entre 2011 y 2021, hasta posicionarse en el 16,5%, según el último censo de vivienda publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE). En los últimos 20 años, el crecimiento del alquiler ha sido del 41%.

La precaridad laboral es una de las principales causas de que cada vez sean menos las personas que se lanzan a comprar una vivienda en España, y más los que deciden vivir de alquiler. En 2020, las tasas de propiedad de la vivienda solo superaron el 50% en franjas de edad superiores a 43 años, el doble que entre los de 23 a 28 años. La gran mayoría de los menores de 30 años viven de alquiler, y el precio que pagan supera el 70% de su salario. Otro problema que se suma en España es que el alquiler social y protegido es muy escaso- no supera el 2%- por lo que la mayoría de las viviendas que se alquilan son privadas y, por consiguiente, con precios inflados y descontrolados.

Se sabe que el constructo social de una persona- nivel educativo, socio-económico, condiciones en las que viva, entre otras- condiciona enormemente su estado de salud- tanto mental como física-, y que los grupos de población más vulnerables a la pobreza son de riesgo para padecer un gran número de enfermedades. Sin embargo, lo que no se había demostrado es que exisitiera un vínculo directo entre tener una vivienda o vivir de alquiler y factores puramente biológicos. Pues bien, ahora, una investigación liderada por científicos australianos e ingleses ha asociado un envejecimiento biológico más rápido a vivir de alquiler frente a ser propietario de una vivienda, indepedientemente de que esta sea social o libre.

El estudio, publicado en la revista British Medical Journal y dirigido por investigadores del Centro de Investigación sobre Vivienda de la Universidad de Adelaida (Australia) y del Instituto de Investigaciones Sociales y Económicas de Universidad de Essex (Reino Unido) afirma que el impacto biológico del alquiler es casi el doble que el de estar sin trabajo frente a tener un empleo remunerado, o el de ser ex- fumador frente a no haber fumado nunca.

Para realizar el análisis de los datos, se basaron en información epigenética- ciencia que estudia cómo los factores ambientales (como la dieta, la actividad física, los niveles de estrés, entre otros) pueden provocar cambios que alteran la forma en que funcionan los genes- junto con datos de encuestas sociales- del Estudio Longitudinal de Hogares del Reino Unido (UKHLS) y respuestas de la Encuesta de Panel de Hogares Británica (BHPS)- y signos de envejecimiento biológico- capturados a través de evidencia de metilación del ADN en sangre-.

Cruzaron con ello infomacion de elementos materiales de la vivienda- propiedad, tipo de construcción, apoyo financiero gubernamental disponible para inquilinos, presencia de calefacción central como indicador de una calidez adecuada, ubicación en zona urbana o rural y elementos psicosociales como el precio de la vivienda, atrasos en los pagos, superpoblación, entre otros.

Posteriormente, se recopiló información de salud adicional de los 1.420 encuestados y se tomaron muestras de sangre para el análisis de metilación del ADN. La información sobre las circunstancias históricas de la vivienda se obtuvo agrupando las respuestas de los últimos 10 años de la encuesta de BHPS para cada encuestado.

Al analizar todos los datos, los investigadores tuvieron en cuenta factores potencialmente influyentes: sexo, nacionalidad; nivel de educación; estatus socioeconómico; dieta; estrés acumulativo; dificultad financiera; entornos urbanos; peso (IMC) y fumar. Debido a que el ritmo del envejecimiento biológico se acelera junto con el envejecimiento cronológico, esto también se tuvo en cuenta.

El análisis demostró que vivir en una casa alquilada de forma privada se asociaba con un envejecimiento biológico más rápido. Es más, el impacto del alquiler en el sector privado- a diferencia de la propiedad absoluta (sin hipoteca)- fue casi el doble que el de estar desempleado y un 50% que haber sido exfumador en comparación con no haber fumado nunca.

Las políticas sociales pueden revertir los efectos

Cuando se añadieron a la mezcla las circunstancias históricas de la vivienda- como los repetidos atrasos en la compra de viviendas y la exposición a la contaminación y problemas ambientales- también se asociaron con un envejecimiento biológico más rápido. Sin embargo, vivir en viviendas sociales- con su menor coste y mayor seguridad de poder mantener la propiedad- no fue diferente de la propiedad absoluta en términos de su asociación con el envejecimiento biológico una vez que se incluyeron variables de vivienda adicionales.

Para los investigadores, hay varios aspectos especialmente importantes que subyacen a estos resulatados. El primero es que estos efectos son reversibles, y que eso es algo que debe tenerse en cuenta al desarrollar políticas para facilitar el acceso a la vivienda, ya que ello redunda en la mejora de la salud. El segundo es que, aunque se trata de un trabajo observacional, que no puede establecer una relación causal, si es concordante con trabajos anteriores que han demostrado que aspectos realcionados con el estado de la vivienda están asociados con la salud física y mental, incluidos el frío, el moho, el hacinamiento, el riesgo de lesiones, el estrés y el estigma.

Por último, sugieren que sus hallazgos probablemente sean relevantes para la vivienda y la salud en otros lugares, particularmente en países con políticas de vivienda similares a las europeas. "Lo que significa ser un inquilino privado no está escrito en piedra, sino que depende de decisiones políticas, que hasta la fecha han priorizado a los propietarios e inversores sobre los inquilinos", declararon, según reseña Ep. "Políticas para reducir el estrés y la incertidumbre asociados con el alquiler privado, como poner fin a los desalojos 'sin culpa', limitar los aumentos de alquiler y mejorar las condiciones puede contribuir en cierta medida a reducir los impactos negativos del alquiler privado", añadieron.