Historia
San Lorenzo
Quiero referirme hoy a San Lorenzo, la onomástica que celebramos en este día, dada su importante y especial vinculación con España. No en vano, Felipe II mandó construir el maravilloso monasterio que lleva su nombre en El Escorial, en agradecimiento por la victoria de las armas españolas en la batalla de San Quintín en 1557, al considerar que la intercesión del santo había sido decisiva en su desenlace. Es por ello que la planta de este monumento emula una parrilla, como homenaje al instrumento sobre el que este santo fue martirizado durante la persecución de Valeriano. Una antigua y consolidada tradición vincula a San Lorenzo, que era uno de los siete custodios de los bienes de la Iglesia en Roma, con la llegada del Santo Cáliz a Valencia, donde se encuentra en la actualidad. Según esta creencia, habría entregado la reliquia a un compatriota hispano durante la persecución religiosa, para evitar que cayera en manos del prefecto de Roma. Así habría llegado a Huesca, donde sería custodiada hasta el siglo VIII, en que se trasladaría a otros lugares de la Corona de Aragón para protegerla de la invasión musulmana. A principios del siglo XV habría llegado a Valencia, donde se venera desde entonces como una de las grandes reliquias del Cristianismo. Aunque la Iglesia no se ha pronunciado oficialmente sobre su autenticidad, San Juan Pablo II y Benedicto XVI celebraron Misas con este cáliz en sus visitas a la ciudad.
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