Ciencia y Tecnología
1 robot= 5,6 trabajadores
Pese a las estadísticas que apuntan a que en unas décadas harán el 60% de nuestros trabajos, lo cierto es que, según los expertos, la robotización creará tantos puestos como destruirá. Además, necesitarán de los humanos para «enseñarles».
Pese a las estadísticas que apuntan a que en unas décadas harán el 60% de nuestros trabajos, lo cierto es que, según los expertos, la robotización creará tantos puestos como destruirá
Desde hace al menos un año, las estadísticas tecnológicas nos hablan de que en unas décadas los robots harán el 60% de nuestros trabajos, que convivirán con nosotros, se ocuparán de nuestros hijos y nuestros mayores y hasta educarán a los futuros ingenieros. Pero, ¿cuánto hay de verdad?
Hacer pronósticos de futuro no es sencillo, en absoluto. En general, los más fiables son aquellos estudios que recogen una década o más de datos y buscan trasladarlos a lo que vendrá. En el sector de la robótica, este tipo de investigaciones no abundan. Pero haberlas, las hay. Recientemente, dos economistas del MIT y de la Universidad de Boston, Daron Acemoglu y Pascual Restrepo, publicaron un estudio en el que analizan el impacto de los robots en el área laboral entre 1993 y 2007 y crearon un modelo estadístico para predecir lo que ocurrirá en las próximas décadas, principalmente en áreas como la manufactura, la agricultura, la investigación y hasta la educación. «Los robots, en particular los industriales –señala el estudio– se extenderán rápidamente en las próximas décadas y asumirán tareas que hasta ahora eran desempeñadas por humanos». Nada nuevo, ¿verdad? Lo que sí es diferente son las consecuencias que esto traerá. Según el análisis de estos expertos, cada nuevo androide ocupará unos 5,6 puestos humanos. Y, por si eso fuera poco, cada robot reduciría el salario entre un 0,25 y un 0,5%. No mucho, el problema es que en 2025 se anticipa que las cifras casi se triplicarán y habrá 5,25 robots por cada mil empleados, lo que produciría la pérdida de millones de puestos de trabajo... y la aparición de otros tanto millones de empleos, que es algo que habitualmente no se dice.
«La gente piensa que va a haber un proceso de robotización mucho más rápido del real– explica Luis Moreno Lorente, experto en robótica de la Universidad Carlos III de Madrid–. En la industria agraria española, debido a la automatización, hemos pasado de cinco millones de personas a un millón. Nunca se había visto algo parecido y se precisó una readaptación. En la educación no lo veo, por lo menos a medio plazo, a muy largo quizás sí. Ahora, usar a los robots como medios, sí: en los robots tenemos matemáticas, física, sensores... Pero hay que formar a los profesores». Readaptación y formación.
El Centro Europeo de Investigación Económica Mannheim (ZEW) y la Universidad de Utrecht han realizado otro estudio de largo recorrido, analizando el impacto de la robótica entre 1999 y 2010 en 238 regiones de 27 países de la UE. Y la conclusión es que la robotización creará tantos puestos de trabajo como «destruirá». Y no son los únicos que lo dicen. La firma Forrester Research anticipa que sólo en Estados Unidos surgirán 15 millones de puestos de trabajo en la próxima década «gracias» a los robots. La otra cara de la moneda es que se eliminarán 25 millones de empleos.
De acuerdo con Ángela Montánchez, directora de Innovación de Fujitsu, «el objetivo es robotizar o mecanizar tareas repetitivas para que la gente pueda desarrollar su talento. La creencia de que nos quedaremos sin trabajo es errónea. Se van a crear nuevos puestos de trabajo relacionados con la cuarta revolución industrial. La búsqueda del talento de las empresas aumentará. Yo creo que ya nació la persona que vivirá 150 años, y tendrá que trabajar al menos la mitad. Esto requerirá que nuestro trabajo y nuestra formación se adapten hacia nuevas herramientas y fomentar las formación en diferentes campos y tecnologías. Ésa es la robótica social por la que apostamos». Otra vez la readaptación y la formación. ¿Qué significa exactamente eso?
La respuesta es que habrá una mayor necesidad de ciertos tipos de perfiles profesionales. «Si haces un aprendizaje sin control –afirma Moreno–, se pueden producir algoritmos racistas como los de Google (en un concurso de belleza, los jueces fueron robots y entre 4.000 concursantes, sólo eligieron a una modelo afroamericana). Eso es algo que ocurre cuando se deja un sistema muy abierto». Así, será necesario que alguien les enseñe a los robots, pues muchos de ellos comenzarán a convivir con nosotros y deben conocernos. «Serán necesarios matemáticos, estadísticos, científicos de datos –aporta Montáchez–. Obviamente programadores, pero hay campos que comienzan a explorarse ahora. La robótica social, cuidar de ancianos por ejemplo, es algo que pronto será habitual. A la robótica hay que dotarla de una interacción humana, para diseñar conversaciones y que comprenda cómo se comporta el ser humano: abogados, lingüistas, sociólogos, son profesiones que deben reinventarse y serán muy importantes en el contexto de la robótica futura».
El «miedo al robot» se basa en dos grandes afirmaciones que podrían ser erróneas. Por un lado, se asegura que sólo sobrevivirán los trabajadores con capacidades o intereses tecnológicos. Y no es cierto, ya que necesitan aprender de nosotros y nuestra convivencia con ellos puede producir roces y nuevas pautas éticas y legales, lo que requerirá expertos en áreas humanistas, como afirma Montánchez.
Por otro lado, si bien es cierto que el 70% de los robots industriales se encuentra trabajando en el área de la fabricación de vehículos o maquinaria, el estudio de la ZEW afirma que tanto en Estados Unidos como en Alemania, el número de empleados en el sector de los coches creció al mismo ritmo que la robotización. ¿Por qué? Sencillamente debido a que los robots no se enferman, pero se estropean y se necesita personal especializado para repararlos y readaptarlos a nuevos modelos de construcción o tareas diferentes.
Al igual que ocurrió con la Revolución Industrial, esta nueva ola producirá el nacimiento de decenas de profesiones o especializaciones que recién comenzamos a intuir. Y todo se lo debemos a los robots.
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