Galicia

150 horas de trabajo gratis contra el fuego

Las brigadas forestales llevan 36 días en huelga indefinida, pero acuden como voluntarios a los incendios, como al que se desató ayer en Orense

Las brigadas forestales llevan 36 días en huelga indefinida, pero acuden como voluntarios a los incendios, como al que se desató ayer en Orense
Las brigadas forestales llevan 36 días en huelga indefinida, pero acuden como voluntarios a los incendios, como al que se desató ayer en Orenselarazon

Hoy, las Brigadas de Refuerzo en Incendios Forestales (BRIF) llevan ya 36 días en huelga indefinida. Una huelga en la que, como ya avanzó LA RAZÓN a mediados de julio, no iban a dejar de lado su mayor preocupación: la conservación de los montes. Y no lo han hecho. Desde el pasado 27 de julio, los BRIF han colaborado combatiendo las llamas sin percibir una contraprestación económica a cambio, lo han hecho y lo seguirán haciendo después de cumplir con los servicios mínimos que exige la Ley. Su compromiso con el monte bien les ha valido el apoyo de gran parte de la sociedad, sobre todo el respeto de los vecinos de aquellos pueblos en los que han estado ayudando en las tareas de extinción de forma voluntaria. Y no son ni uno ni dos. En poco más de un mes, los BRIF han trabajado en total más de 150 horas como voluntarios, según los datos facilitados por la Asociación de Trabajadores de las BRIF (Atbrif). Es decir, que de las 956 horas que han hecho en total, el 15,69% de ellas ha sido sin contraprestación. Y la cifra no para de crecer, porque ayer varios de ellos estaban colaborando en las labores de extinción del incendio de Cualedro, en Orense, al que la Xunta situó en nivel 2 de riesgo por la proximidad a las casas y que ya ha afectado a unas 2.000 hectáreas, como informó la Consejería de Medio Rural.

«Estoy a 15 kilómetros del incendio y lo veo desde donde estoy y mete miedo, es impresionante», explica Cristóbal, un brigada que está a punto de salir junto a otros nueve compañeros para ayudar de forma voluntaria en las labores de extinción. En el incendio ya se encuentran compañeros suyos que están haciendo los servicios mínimos, ellos se sumaron a las 18:30 aproximadamente.

La situación se complica por el día que hace. «Hay más de 30ºC –prosigue–. Hace bochorno y ha habido relámpagos lo que genera inestabilidad. El incendio presenta una columna inclinada y eso es que sopla mucho viento. A eso hay que sumar que hace tiempo que no llueve».

«Vecinos, alcaldes, políticos de todos los colores, compañeros en mi caso de la Xunta que se dedican a la lucha contra los incendios, agentes forestales, bomberos urbanos, guardia civiles, policías... todos nos muestran su solidaridad. Algunos vecinos me paran por la calle para decirme que no sabían que estábamos tan mal y te dan su apoyo y las gracias por ayudar en la extinción de incendios a pesar de estar en huelga», afirma Cristóbal. Y es que «en caso de incendio nos llaman como a una unidad más. La gente se queda con el dinero, pero aunque nosotros cobremos unos 900 euros (de nómina y 3,43 euros al día de plus de peligrosidad), lo que a la mayoría de los BRIF les preocupa más es la segunda actividad por la edad (hay bases con trabajadores de más de 40 años) y sobre todo por si tienes un accidente trabajando o cargas en exceso la rodilla o la espalda», afirma Palao, otro BRIF.

Razones tienen. Sufrir un accidente es algo que puede ocurrir cuando un profesional se encuentra en el monte tratando de combatir las llamas. El suelo no es precisamente llano y a eso se le suma la necesidad en ocasiones de tener que salir corriendo de una zona para evitar ser devorados por las mismas. En cuanto a los problemas en rodillas y espalda, los BRIF llevan mochilas con extintores que pesan unos 20 kilos, y las motosierras que usan tanto en invierno como en verano también tiene su riesgo y su peso. Por eso piden la segunda actividad, para poder estar ligados a las BRIF cuando su cuerpo, ya sea por las lesiones como por la edad les impida pasar las pruebas que hacen cada año. Y opciones hay, porque además de apagar los incendios en verano, también los apagan en invierno al realizar desbroces, podas, limpiar los alrededores de las pistas, unas labores necesarias con los montes olvidados que tenemos de las que podrían encargarse personas con lesiones o mayores, así como dedicarse al tema logístico (desde encontrar alojamiento a los desplazados a un incendio forestales hasta encargarse del avituallamiento de los compañeros que están trabajando para extinguir el fuego) y del mantenimiento de las bases, por ejemplo.

«Es un trabajo muy duro, muy físico y lo que pedimos es tener una segunda actividad y estar reconocidos con la categoría de bombero forestal que es lo que hacemos y lo que somos», añade el BRIF.

Pero esa categoría ¿qué conlleva? Entre otras cosas, un coeficiente reductor para la prejubilación y que se les reconozcan enfermedades derivadas de su actividad, como respiratorias por la toxicidad del humo que respiran ellos al igual que los bomberos forestales en un incendio.

Lo que les ofrece Tragsa

Tragsa, que es la compañía que les contrata –aunque dependan del Ministerio de Agricultura, con quien aún no se han reunido–, ha afirmado en diversas ocasiones estar abierta al diálogo. En total, llevan ya 13 reuniones, pero el acercamiento conseguido no es, al menos aún, el esperado. «Tragsa ha propuesto darnos 50 plazas en cuatro años para las 10 bases. Eso, a nuestro entender, no es cubrir la segunda actividad. En cuanto a la categoría profesional están cerrados en banda», afirman desde la Asociación de Trabajadores de las BRIF (Atbrif). Respecto al salario, Tragsa les ha ofrecido subírselo un 10%, ellos piden un 30%, pero al no ser la petición que más demandan podría ser más fácil llegar a un acuerdo. Por este motivo se manifestarán en Madrid el 5 de septiembre.