Coronavirus. El gobernador civil de Burgos en 1918: se transmite por las gotitas de saliva

El gobernador civil de Burgos en 1918, Andrés Alonso López, se vio obligado a dictar una orden terminante para que los habitantes de varios pueblos de la provincia cumplieran las órdenes que había dictado con el fin de que no se extendiera la temible gripe que asoló el mundo en aquellas fechas. Los ciudadanos seguían celebrando las fiestas patronales, como si nada ocurriera.

En las disposiciones, publicadas en un Boletín Oficial Extraordinario de 4 de octubre de ese año, se le notaba muy irritado porque sus órdenes habían sido incumplidas y algún pueblo había celebrado sus fiestas, provocando una infección masiva de los vecinos. La epidemia se ha propagado rapidísimamente creando situaciones angustiosas, añadía.

El gobernador informaba en 1918 de que la epidemia se propagaba por las gotitas de saliva que se despiden al hablar o toser por parte del que está al lado. El aire libre, el agua y la luz son los mejores desinfectadores, subrayaba.

Recomendaba seguir los consejos de los médicos y desoír a los ignorantes que invitan a beber alcohol y consumir tabaco como remedios preventivos, por sus efectos más nocivos que nunca.

La mal llamada Gripe Española mató entre 1918 y 1920 a más de 40 millones de personas en todo el mundo. Algunos investigadores afirman que empezó en Francia en 1916 o en China en 1917, aunque el origen pudo estar en la base militar de Fort Riley (EE.UU.), el 4 de marzo de 1918.

Tras registrarse los primeros casos en Europa, la gripe pasó a España. Un país neutral en la I Guerra Mundial. Nuestro país no censuró la publicación de los informes sobre la enfermedad y sus consecuencias, a diferencia de los otros países participantes en el conflicto bélico. Al ser la única nación que se hizo eco del problema, provocó que la epidemia se conociese como la Gripe Española. En Espaaña fallecieron 300.000 personas y ocho millones resultaron afectadas.