Sociedad

Los funerales también sufren el aislamiento

Normas de enterramiento para casos de coronavirus

Three people attend a mass at La Almudena Cathedral that is being lived streamed after Catholic masses were suspended during a partial lockdown as part of a 15-day state of emergency to combat the coronavirus disease outbreak, in Madrid
Celebración religiosa en la catedral de La AlmudenaSUSANA VERAReuters

El Real Decreto publicado en el BOE de la noche del sábado incluía un párrafo en el que se mencionaba de pasada cómo debía actuarse en las ceremonias funerarias aunque sin especificar si el fallecido lo había sido a causa del coronavirus. El texto señala que en las ceremonias civiles y religiosas, incluidas las fúnebres, las medidas organizativas debían evitar la aglomeración de personas, “en función de las dimensiones y características de los lugares, de tal manera que se garantice a los asistentes la posibilidad de respectar la distancia entre ellos de, al menos, un metro”.

El Ministerio de Sanidad sí ha establecido unas normas más concretas. Para empezar, cómo debe ser el procedimiento para el manejo de cadáveres de casos de Covid-19. La primera recomendación es que no se realicen autopsias a los fallecidos. El riesgo surge especialmente por salpicaduras ya que los pulmones y otros órganos todavía pueden contener virus vivos.

Y explica que siguiendo las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre “Prevención y control de las infecciones respiratorias agudas con tendencia epidémica y pandémica durante la atención sanitaria”, el cadáver debe introducirse en una bolsa sanitaria estanca biodegradable, para el traslado al ataúd, que reúna las características técnicas sanitarias de resistencia a la presión de los gases en su interior, estanqueidad e impermeabilidad. La bolsa debe pulverizarse con desinfectante de uso hospitalario. Si el cierre de la bolsa es de cremallera se deben usas pegamentos o sustancias que aseguren la estanqueidad de la cremallera.

Los servicios funerarios no pueden realizar actuaciones de limpieza del cadáver ni intervenciones de tanatopraxia para su restauración y cuidado estético. Ya en la sala de velatorio, el ataúd debe permanecer cerrado conteniendo el cuerpo introducido en la bolsa impermeable. El destino final puede ser entierro o incineración. Las cenizas pueden ser objeto de manipulación sin que supongan ningún riesgo.