Sociedad

Los gimnasios sudan el Covid

Del cierre total han pasado a unos aforos cercanos al 50 por ciento. Ahora, su mayor temor es la aparición de un brote de Covid en sus instalaciones, volver a la cuarentena

Los gimnasios sudan el Covid
Los gimnasios sudan el CovidTeresa Gallardo

El coronavirus ha supuesto la ruina de no pocos negocios. Muchos están en el punto de mira al ser supuestos «focos» de contagios. Locales de ocio nocturno, festejos familiares o privados que se han ido de las manos o lugares de trabajo donde las condiciones impedían mantener precauciones efectivas de seguridad han sido algunos de los casos señalados con más insistencia como peligrosos por los riesgos de contagio de Covid-19.

En este debate –con mejor o peor suerte– han pasado de refilón los gimnasios. Ahora, tras el cierre durante la cuarentena, afrontan la «nueva normalidad» con pérdidas millonarias y extremando las medidas de precaución para evitar el contagio entre los usuarios. Limitaciones de aforo, cita previa, grandes medidas de higiene y una nueva filosofía de servicios «online» marcan ahora el día a día. Ellos aseguran que una cosa son las clases colectivas y otra el entrenamiento individual de cada cual. Siempre con la observancia de las medidas sanitarias pertinentes.

Atrás han quedado, para sus responsables, para sus propietarios y empleados, los meses más fuertes (de marzo a junio), en los que no han podido facturar y cuando han vuelto se han encontrado que, además de la pandemia, era verano. Una época difícil para el sector de los gimnasios. Con todo, muchos han hecho de l necesidad virtud y han convertido el confinamiento en una oportunidad para que el sector deportivo explore nuevas fórmulas. Buena muestra de ello es que algunos se han reinventado a través de las plataformas online.

En ellas se explica cómo comer bien durante el confinamiento, o cuando se levantó, hasta consejos saludables y entrenamientos online en directo. Una iniciativa que ha tenido cierta aceptación al principio, pero tal y como fue pasando el confinamiento, la apatía creció y fue cada vez mayor. Ahora, con los ojos en los rebrotes, su situación se asemeja a los restaurantes y bares: temen un positivo entre sus empleados, algo que significaría el cierre inmediato de los locales. Mientras, tratan de combatir las «lesiones» económicas del Covid.