Tercera ola

Petición unánime de los médicos: recrudecer los controles y acelerar la vacunación

Numerosos expertos reclaman un «confinamiento total» ante el mayor desafío al que se enfrenta España desde el inicio de la pandemia. Demandan que sea intenso, aunque más corto que en marzo, y alguno plantea el cierre de los centros educativos

Un sanitario traslada a un paciente en el Hospital de Bellvitge en plena tercera ola en Cataluña
Un sanitario traslada a un paciente en el Hospital de Bellvitge en plena tercera ola en CataluñaAlejandro GarcíaEFE

Un enero que parece marzo. La comunidad médica y científica ya lo había pronosticado a principios de diciembre: la Navidad dará paso a una tercera ola mucho más cruenta. De nada sirve plantearse ahora si se podía haber hecho algo para evitar que sus efectos fueran tan devastadores, pero el momento presente ofrece un panorama en el que las soluciones van desde endurecer con consistencia los controles (adelantar los toques de queda, mantener abiertos solo los comercios esenciales y limitar las salidas de casa a lo indispensable) a volver a un confinamiento total como el de marzo.

Mientras el Ministerio de Sanidad se limita a dar advertencias, como si de una especie de OMS se tratara, las comunidades cargan con todo el peso de la responsabilidad de controlar el avance de la pandemia en sus territorios. Por el momento, Los Gobiernos autonómicos de Andalucía, Murcia y Castilla y León han reclamado ya al Ejecutivo central que contemple las herramientas necesarias para decretar, dado el caso, un confinamiento domiciliario en los territorios.

Como agravante se encuentra la nueva cepa británica, sobre la que los expertos dan por hecho que está mucho más extendida en España de lo que se piensa. Su capacidad infecciosa podría ser una de las causas del elevado aumento de los casos, sumada a las consecuencias de una mayor relajación en el comportamiento social durante la Navidad.

«La situación es muy preocupante en casi toda España, y va a ir a peor. Ya lo estamos en los principales parámetros, y en breve lo veremos en el número de fallecidos. ¿Qué hacer ante esto? La pregunta del millón, con la respuesta más difícil. La realidad es que hemos caído en la trampa de la Navidad, y nos hemos dejado arrastrar por todo el tema de las compras, las salidas, los bares, los restaurantes. Pero, ojo, esto no es un tema social únicamente, no es culpa de la gente, también es un tema económico. Llevamos un mes generando un caldo de cultivo perfecto para que se disparen los casos», señala Manuel Franco, epidemiólogo y profesor de la Universidad de Alcalá y de la Johns Hopkins. «El confinamiento total es difícil y complejo desde el punto de vista político y administrativo, razón por la que no se ha llegado a un acuerdo. Las comunidades están recrudeciendo las medidas para tratar de encajar el golpe. La solución, por desgracia, pasa por ahí, por limitar nuestra vida a lo mínimo imprescindible. Habrá que ayudar a la hostelería para que pueda soportar los cierres que vienen y tratar de aliviar de algún modo las consecuencias sociales y económicas de esta etapa», añade. Pero sobre todo, el epidemiólogo, alude a la necesidad de que se acelere la vacunación, una demanda que es ya un clamor en la comunidad médica.

Rafael Bengoa, exdirector del Sistema de Salud de la OMS y exconsejero de Salud del Gobierno Vasco, ha manifestado que «hay que acelerar el proceso de vacunación para alcanzar la inmunidad de rebaño y no dar tiempo al virus a hacer mutaciones, para lo cual es necesario usar todos los medios posibles y vacunar en todos los sitios que se pueda, como polideportivos y otras estructuras y echar el resto en recursos humanos para poder tener un verano seminormal».

La vicesecretaria general de la Organización Médica Colegial (OMC), Rosa Arroyo, se ha mostrado tajante en nombre de los 52 colegios provinciales de médicos y ha pedido a la población que «se autoconfine allí donde los indicadores epidemiológicos son más alarmantes, y en aquellas otras zonas en las que se prevé un empeoramiento de las cifras». «Desde el Consejo General y desde todos los colegios de médicos, pedimos a las autoridades sanitarias que se intensifiquen las medidas de restricción de la movilidad y las relativas al volumen de los aforos. A falta de medidas más contundentes, que en eso, al menos, haya una postura común».

Luis Enjuanes, virólogo y experto en el diseño de la vacuna contra el coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), señalaba hace unos días en una entrevista en televisión que, para controlar la tercera ola del virus se deberían tomar medidas más contundentes, como un «cierre fuerte y a corto plazo». Después matizaba que «no se necesita un confinamiento total como el de marzo, pero sí cierres más fuertes que los actuales porque es la manera más eficaz de acabar con la transmisión descontrolada del coronavirus».

¿Y el sistema educativo? Aunque el cierre de centros educativos es una medida sobre la que aún ninguna comunidad se ha pronunciado firmemente, es uno de los temas que están sobre la mesa. La gran pregunta es hasta qué punto las consecuencias de cerrar colegios e institutos pueden ser peores al supuesto beneficio que se vaya a conseguir haciéndolo. «Mi opinión es que, así como en las universidades se puede mantener una cierta calidad educativa con la enseñanza online, la presencialidad en colegios e institutos es irrenunciable. Y no es solo por la formación, sino por las consecuencias sociales que tiene que los menores se queden en casa», matiza Manuel Franco.

De distinta opinión es el director adjunto de Urgencias del hospital Ramón y Cajal de Madrid, César Carballo, que, en declaraciones a Antena 3 ha apostado por el cierre de las aulas como «una de las medidas más efectivas. Se cree que no hay brotes en los colegios porque no los hemos seguido y no hemos hecho pruebas a los contactos, pero entre los 10 y los 18 años se encuentra una de las poblaciones que más ayuda a los contagios». Carballo ha aludido a «referencias bibliográficas de EE UU» que advierten de que «los confinamientos severos cortos y el cierre de colegios son las únicas medidas efectivas para poner un freno al virus».