Foco de contagios
Covid en la industria peletera
La Organización Mundial de la Salud, la FAO y la OIE alertan de que existe un «riesgo alto» de que sus granjas sean un foco de contagio del SARS-CoV-2 para las personas
En abril de 2020, Países Bajos identificó por primera vez la presencia del virus SARS-CoV-2 en crías de visones. Desde entonces la industria peletera se encuentra en el ojo del huracán ya que otros 9 países, 7 de los cuales se encuentran en Europa, informaron de hallazgos similares. Entre ellos, Dinamarca, que descubrió una nueva mutación de coronavirus en una granja de estos mismos animales. Esta nueva cepa, denominada Cluster 5, reduce la respuesta a los anticuerpos de las vacunas que están actualmente en el mercado.
Una amenaza sobre la que los organismos internacionales no están dispuestos a mirar para otro lado, y que ha llevado a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) a manifestar al unísono que existe un «riesgo alto» de que el SARS-CoV-2 se propague a las personas desde la industria peletera, compuesta principalmente por visones, muy por delante de zorros y conejos.
La alerta viene avalada por el resultado de una encuesta realizada por la OMS, en colaboración con el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) sobre la presencia de SARS-CoV-2 en granjas de visones de los principales países europeos productores. Aunque algunas de las conclusiones apuntan al buen funcionamiento de los sistemas de vigilancia del coronavirus implementados en las granjas –en 14 de los 15 países con industria peletera, nueve contaban con sistemas de vigilancia para detectar el virus en trabajadores de las granjas y ocho detectaron casos entre el personal– la información también mostró que las medidas de bioseguridad obligatorias y recomendadas para prevenir la transmisión del SARS-CoV-2 entre animales y humanos no se cumplían del mismo modo en unos países y en otros.
Por ello, desde los organismos internaciones han lanzado la advertencia de que se cumplan estrictamente las normas, se proporcione y asegure el uso de equipos EPIs apropiados por parte de los trabajadores agrícolas y los visitantes; se considere la realización de pruebas en animales basadas en el riesgo de coronavirus; se detecten y se analicen las especies silvestres susceptibles y otros animales que deambulan libremente en las cercanías de granjas de pieles infectadas con el SARS-CoV-2.
Pero, ¿son estas recomendaciones suficientes para evitar el peligro? Estanislao Nistal, virólogo y profesor de Microbiología de la Universidad CEU San Pablo de Madrid, señala a LA RAZÓN que «las medidas propuestas pueden ayudar a mitigar el impacto sobre esta industria. Sin embargo, el riesgo latente de la transmisión y propagación del virus entre humanos y visones hace necesario a medio plazo de un programa de prevención que pasará por la vacunación de los visones o la aplicación de medidas profilácticas que prevengan su infección. Con el desarrollo de las vacunas y la posibilidad de que se cubra la demanda en humanos sería posible que a medio plazo se usaran algunas de estas vacunas para prevenir la infección».
«No somos Holanda»
«Somos conscientes de nuestra responsabilidad y los primeros interesados en la prevención, vigilancia, y en su caso, aplicación de las medidas que sean necesarias para evitar riesgos derivados de una eventual infección de alguna granja», señalan a este periódico desde la Junta Directiva de la Asociación Española de Criadores de Visón (Agavi). «Con el fin de minimizar el riesgo de contagio de las personas a los animales se ha reducido desde el principio el manejo de los animales al mínimo imprescindible para asegurar la producción y su bienestar. Asimismo, y dado que las granjas de visón se autoabastecen de reproductores a partir de su propia cabaña, no se realiza movimiento de animales entre granjas».
Desde esta asociación aseguran, además, que todas las granjas de visones españolas han adoptado desde el inicio de la pandemia hace un año medidas de carácter específico para evitar la infección de los trabajadores y cuidadores de las granjas y que todos los trabajadores del sector que están en contacto con los animales utilizan Equipos de Protección Individual (EPI).
«Queremos hacer patente a la sociedad española que las condiciones epidemiológicas del sector difieren muy notablemente de las que se dan en países como Holanda y Dinamarca. Primero, porque no se produce una contratación de trabajadores temporales provenientes de terceros países como pasa frecuentemente allí y, segundo, porque las pocas granjas existentes están aisladas de las demás granjas y de los núcleos de población cercanos», remarcan desde la asociación.
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