Opinión

Suicidios

Suicidio
SuicidioCLÍNICA LÓPEZ IBORCLÍNICA LÓPEZ IBOR

Lo dijo en el Congreso hace unos días Íñigo Errejón. Y es tan terrible como completamente cierto: diez personas se suicidan cada día en España. Sucede, sin embargo, que aunque creamos que esta falta de ganas de vivir tiene que ver con el cansancio pandémico o la crisis terrible que lo acompaña, ni la tristeza de las pérdidas, ni todos los trabajos perdidos, ni la libertad cercenada, ni la frustración, el aburrimiento o la angustia de 2020 aumentaron nuestro número habitual de suicidios. En 2019 se registró la misma y pavorosa cifra de personas que se quitaron la vida. Otras muchas lo intentaron y el miedo, la falta de oportunidad, una repentina presencia o la casualidad, les impidieron hacerlo. Este asunto, tabú desde siempre en una sociedad que vive de espaldas a la muerte, durante muchos años se evitó de manera rotunda en los medios de comunicación. Se decía que hablar de suicidio producía un efecto llamada. Como si suicidarse fuera tan fácil.

En los últimos años los profesionales fueron reclamando a los políticos que tuvieran en cuenta esta realidad y que comenzaran a poner en marcha planes contra la prevención de esta lacra que nos aterra a los no suicidas, incapaces de comprender cómo alguien puede ser tan valiente o tan cobarde como para suicidarse. El caso es que allá por 2018 Carmen Montón, por entonces ministra de Sanidad, puso en marcha medidas contra el suicidio pero no parece que sirvieran de mucho: las cifras volvieron a reproducirse al año siguiente. Se agradece que un político vuelva a poner el asunto en la conversación. Porque el suicidio mata a los que se quitan la vida, pero asesina a los que se quedan, que tienen que continuar viviendo, completamente muertos.