Caza

Entrevista con José Luis López-Schümmer, presidente de Artemisan

El presidente de la asociación nos cuenta en qué consiste Artemisan y analiza la actualidad cinegética.

Presidente de Artemisan
Presidente de ArtemisanEnrique Cidoncha

- ¿Qué es Artemisan? ¿Qué objetivo final tiene una fundación como esta?

Es una fundación privada sin ánimo de lucro, cuyo objetivo es promover la gestión y conservación de especies de fauna y flora a través de la investigación, comunicación y defensa jurídica. Nuestro énfasis está en defender la actividad cinegética, demostrando que contribuye a la conservación de los ecosistemas y al desarrollo económico y social.

- ¿Quiénes integran Artemisan?

La fundación tiene un patronato y cuenta con cientos de amigos y benefactores. La mayoría de nuestros benefactores son personas que contribuyen a título personal, pero también nos apoyan gran parte de las asociaciones, clubs o federaciones del sector. No puedo citar a todas estas organizaciones en estas líneas, pero sí quiero agradecer desde esta tribuna su enorme contribución.

- ¿Qué le ha llevado a usted personalmente a ser presidente de Artemisan?

El mundo rural ha formado siempre parte de mi vida. En la actualidad vivimos en una sociedad urbana que vive muy alejada de la realidad del campo. Siempre he pensado que los que sentimos la caza como algo cercano tenemos que dar un paso al frente y posicionarnos sin rubor en defensa de nuestra afición y nuestras tradiciones. La caza no solo es legal, sino que es legítima y juega un papel esencial en el mantenimiento de la biodiversidad.

José Luis López-Schümmer, presidente de la fundación Artemisan
José Luis López-Schümmer, presidente de la fundación ArtemisanSergio Gómez

- ¿Cómo se subvenciona?

La Fundación se financia con la contribución de amigos y benefactores, así podemos mantener nuestra independencia. En ocasiones accedemos a ayudas y subvenciones públicas para algún proyecto concreto, pero, como digo, todos nuestros gastos corrientes se pagan con las aportaciones de nuestros benefactores.

- ¿Quién y cómo puede colaborar con Artemisan?

Todo el que sienta un amor especial por el campo y sus tradiciones puede colaborar. Es más, la contribución de todos es esencial, no es el momento de ponerse de lado y esperar que otras personas arreglen nuestros problemas. Existen múltiples amenazas que solo podemos sortear con una labor constante y que, desde luego, no es gratuita. Las fórmulas de colaboración están detalladas en nuestra página www.fundacionartemisan.com. Lo que sí quiero garantizar es que cualquier aportación se usará para los proyectos aprobados, ya que somos una Fundación transparente y nuestras cuentas están auditadas externamente y están siempre disponibles en nuestra web. Además, todas las aportaciones tienen beneficios fiscales para el benefactor.

- ¿Es usted cazador?

Sí, soy muy aficionado a la caza, y como todos los cazadores soy un enamorado del campo, de la naturaleza y de los animales.

- ¿Qué tipo de caza practica?

Tenemos la suerte de vivir en un país que ofrece enormes posibilidades. Me gusta la montería, que fue declarada Bien de Interés Cultural por la Junta de Andalucía, los recechos de montaña tras los incomparables machos monteses o los rebecos, las cacerías de perdiz en cotos de turismo cinegético, que son la envidia de toda Europa y también cualquier otra modalidad. Pertenecemos a una generación privilegiada dado que las poblaciones de caza mayor están en récords históricos gracias a la gestión y custodia del territorio que hacen los propietarios, y esto también es algo para sentirte orgulloso.

- ¿En qué beneficia el trabajo de Artemisan a la caza?

En mi opinión, es esencial que exista una organización que sirva de soporte al resto de las asociaciones, que promueva un trabajo de investigación riguroso y que comunique de una forma moderna y atractiva a través de medios tradicionales y de redes sociales. Y que cuente, además, con un departamento jurídico muy profesional, porque todos sabemos que en algunas ocasiones las palabras no son suficientes. Gracias a esta labor, muchas personas que no conocían las ventajas que aporta la caza al medio ambiente están recibiendo información por primera vez. Y debo reconocer que la inmensa mayoría entiende nuestros planteamientos si se explican correctamente.

Un vehículo de la fundación Artemisan en una jornada de trabajo de campo.
Un vehículo de la fundación Artemisan en una jornada de trabajo de campo.Sergio Gómez

- ¿En qué están trabajando actualmente?

Tenemos multitud de proyectos encima de la mesa y sería muy difícil enumerarlos todos. Pero, por citar solo algunos: preparamos una gran encuesta, seguimos desarrollando el observatorio cinegético, estamos estudiando una colaboración con la Fundación Atapuerca, trabajamos en un estudio de la población de la tórtola, la codorniz y el zorzal, mantenemos estudios de gestión del hábitat, colaboramos en la recuperación del urogallo en el valle de Bielsa, estamos preparando alegaciones al reglamento de caza de CLM, etc. Algunos de estos proyectos los realizamos en solitario y en otros colaboramos con otras entidades públicas o privadas. Y, por supuesto, seguimos invirtiendo en comunicación para dar a conocer la realidad de nuestra actividad a la sociedad urbana.

- ¿Cuál es el trabajo del que se siente más orgulloso?

Me siento especialmente orgulloso del estudio socio-económico de la caza que encargamos a Deloitte y que expuso con claridad las cifras de nuestro sector: 6.400 millones de aportación al PIB, 600 millones de retorno fiscal, 300 millones invertidos en conservación, más de 180.000 empleos, etc. Las cifras hablan por sí solas y, después de este estudio, nadie en su sano juicio despreciaría a un sector tan importante para la economía rural y del que se beneficia de forma indirecta toda una cadena de valor.

- ¿Qué le parecen las últimas medidas del gobierno en materia cinegética? ¿Qué opinión le merece concretamente la declaración del lobo como especie protegida y la consecuente prohibición de su gestión cinegética? ¿Qué propone Artemisan al respecto?

La caza está transferida a las CC.AA. y, en general, mantenemos unas relaciones cordiales con los responsables autonómicos. Las autoridades locales o regionales suelen tener un conocimiento mejor de la realidad y toman decisiones menos dogmáticas. En nuestro caso, siempre apostamos por la negociación y el acuerdo, pero cuando vemos que se toman decisiones equivocadas de forma maliciosa o simplemente por ideología, reaccionamos con todas las armas jurídicas a nuestro alcance.

La Administración del Estado ha tomado dos decisiones que, en mi opinión, pueden tener pésimas consecuencias: la prohibición de la caza en los Parques Nacionales y la prohibición de la caza del lobo. Los Parques Nacionales españoles no tienen ni el tamaño, ni las condiciones para aguantar una carga ilimitada de animales. Los excesos de población son devastadoras para la flora y traen multitud de enfermedades – sarna, tuberculosis… - que se contagian a la fauna doméstica y salvaje. Para evitar este problema, los gestores de los parques proponen el control de poblaciones. Estos eufemismos me parecen perniciosos, ya que controlar la población se hace esencialmente cazando. Es decir, se va a seguir cazando, pero en vez de hacerlo los dueños de los cotos y otros cazadores que están dispuestos a pagar por ello, lo deberá hacer la administración con el consiguiente coste que tendremos que pagar entre todos. En el caso del lobo hay mucha ideología y poca ciencia. Es evidente que el lobo está en franca expansión y que esto ocurre gracias al modelo de gestión que se está aplicando en España. Cambiar esto e imponer la presencia del lobo a los ganaderos y otros habitantes de campo es un despropósito. El campo español desde luego no entiende que sean las CC.AA. que no tienen lobos las que hayan votado a favor de la prohibición de la caza. Un cambio como este se hace desde la sensatez y el diálogo. Hay cientos de ejemplos en el mundo que demuestran que la gestión adecuada de una especie garantiza su supervivencia.

- ¿Qué relación tienen con el movimiento animalista?

Nosotros siempre estamos dispuestos a dialogar con todos los que defienden la naturaleza. La prueba es que muchas organizaciones conservacionistas, como WWF o SEO, fueron fundadas o apoyadas por cazadores en sus orígenes; nuestros organismos mundiales – como FACE, ELO, CIC o SCI - mantienen excelentes relaciones con la IUCN o con CITES, y revistas como National Geographic han defendido el papel de la caza deportiva en la conservación de especies vulnerables. En España, la Fundación Oso Pardo o la de Amigos del Águila Imperial también mantienen siempre un dialogo constante con los cazadores dado que reconocen la labor de conservación que hacemos. Las asociaciones animalistas o ciertos partidos políticos no son, sin embargo, partidarios de dialogar. Una persona que lo único que pide es la prohibición de la caza o que piensa que un hámster tiene los mismos derechos que un niño nunca estará dispuesta a negociar o a mantener una relación cordial con una fundación como la nuestra. El antropomorfismo es uno de los males del siglo XXI.

- ¿Cuál es el mayor problema al que se enfrenta la caza a día de hoy? ¿Cuál cree que es la solución?

La falta de conocimiento de la sociedad urbana es un grave problema, especialmente en un mundo que muchas veces quiere prohibir o limitar lo que desconoce. Otros problemas que tenemos son: el abandono rural que imposibilita el necesario relevo generacional, la educación sesgada en los colegios (todos sabemos las consecuencias del adoctrinamiento) y por supuesto el declive de algunas especies de caza menor.

Trabajo de campo de la fundación Artemisan
Trabajo de campo de la fundación ArtemisanSergio Gómez

- ¿Cuál es el futuro de la caza en nuestro país? ¿Qué futuro le augura al sector dentro de unas décadas?

En los últimos años vemos que la venatoria está renaciendo en sociedades avanzadas como EE.UU., Alemania o en los países nórdicos. Muchas personas anhelan retornar al campo, vivir aventuras en espacios abiertos huyendo de la rutina y de las redes sociales. Cada vez hay más personas interesadas en productos Bio o Eco y que también quieren comer la carne de animales que han cobrado ellos mismos. En este sentido, estoy convencido que en España se vivirá en breve un movimiento similar, pero para ello debemos hacer dos cosas esenciales: informar y educar a la sociedad urbana y dar facilidades a los jóvenes.

- En España tenemos un reglamento de armas que es de los más restrictivos de nuestro entorno. Recientemente salieron a la luz ciertos rumores sobre una posible prohibición de calibres como el tan famoso y extendido 30-06 Springfield que ya se han desmentido. ¿Cuál va a ser su postura respecto a estos temas? ¿Qué medidas les gustaría proponer o corregir?

El caso de la prohibición del calibre 30-06 Springfield fue, como usted dice, un rumor y no conviene darle más recorrido a este tema. Por otra parte, siento un gran respeto y admiración por la Guardia Civil y pienso que como cazadores debemos apoyar la labor que hacen la ICAE o el SEPRONA. A pesar de este apoyo hay ciertos aspectos en los que no estamos de acuerdo y pensamos que un país como España (primer destino europeo de turismo cinegético) debería ser más permisivo con algunos temas. Y quiero citar algunos: la autorización del moderador de sonido que es legal en la mayoría de los países europeos, la facilidad para practicar el tiro al blanco o establecer campos de tiro, la importación temporal o la cesión de armas para cazadores extranjeros, el límite del número de escopetas que se pueden tener - especialmente en un país con industria propia, la complejidad de la revista de armas o el uso de algunos calibres catalogados como militares para práctica deportiva como el .223R, el .308 Winchester en versión semiautomática o el .50 BMG.

- ¿Quiere citar algún tema que crea de interés o alguna opinión que desee expresar que no hayamos tratado en esta entrevista?

Sí, quiero comentar que durante la pandemia los cazadores hemos sufrido restricciones incomprensibles. Nadie entiende que se pudiese salir a correr o a montar en bici, o a sentarse en una terraza, pero que no se pudiese salir al campo a cazar. La caza es una actividad esencialmente solitaria, que se practica al aire libre y las limitaciones al movimiento de cazadores han generado pérdidas multimillonarias. Algunas CC.AA. han cambiado de parecer y han abierto la mano, pero otras de forma incomprensible siguen manteniendo la prohibición.