Misiva polémica
Qué decían Benedicto XVI y Juan Pablo II sobre la Conquista española y qué dice Francisco
Desde Roma se resta importancia al debate político por la carta mexicana del Papa
Una mezcla entre desconcierto y deseo de no dar alas a una polémica que se considera infundada. Es la sensación que deja en los pasillos vaticanos al revuelo que se ha generado en nuestro país en torno a la carta enviada por Francisco a los obispos mexicano por el bicentenario de la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México para firmar el acta de declaración de independencia. En Roma cuesta creer, según ha podido confirmar LA RAZÓN fuentes curiales, que el ‘mea culpa’ entonado por el Papa haya generado un rifirrafe político que arrancó con las críticas de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso que, desde Washington se mostró sorprendida que «un católico que habla español hable así a su vez de un legado como el nuestro», aludiendo a una «revisión maniquea de la Historia».
Tanto desde Más Madrid e Izquierda Unida buscaron ayer afear las reflexiones de la líder madrileña del PP, mientras que respaldó su tesis el expresidente de la Comisión Europea y ex primer ministro de Portugal, Jose Manuel Durao Barroso, que pidió «un poco más de orgullo» cuando se habla de Europa. .
Sin aterrizar en declaraciones concreta, desde la Santa Sede simplemente se remiten a una relectura la misiva papal en su totalidad. En ella, Francisco invita a llevar a cabo «un proceso de purificación de la memoria, es decir». En concreto, las palabras cuestionadas del Santo Padre son las siguientes: «En diversas ocasiones, tantos mis antecesores como yo mismo, hemos pedido perdón por los pecados personales y sociales, por todas las acciones u omisiones que no contribuyeron a la evangelización».
Y es ahí donde se subraya que lejos de llevar a cabo un cambio de perspectiva en el posicionamiento eclesial por parte de Jorge Mario Bergoglio, simplemente se suma a lo dicho por sus predecesores. De hecho, si se compara esta carta con otros mensajes de Benedicto XVI y Juan Pablo II, el tono de Francisco es «menos intenso». «¿Cómo podría olvidar en este V Centenario los enormes sufrimientos infligidos a los pobladores de este continente durante la época de la conquista y la colonización?», expresó el Papa polaco durante su viaje a República Dominicana en 1992. Joseph Ratzinger en 2007 reconoció, parafraseando a Wojtyla que «no es posible olvidar los sufrimientos y las injusticias que infligieron los colonizadores a las poblaciones indígenas, a menudo pisoteadas en sus derechos humanos fundamentales».
«Las acciones realizadas por católicos durante las dos centurias, en cuanto que son seres humanos, contienen siempre errores y de eso pide perdón Francisco», explica Carmen José Alejos, profesora de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra.
«Muchas veces los comentarios hechos por periodistas, políticos, tertulianos, etc. desconocen la verdadera historia de América, por lo que no es extraño que no siempre sean acertadas», aprecia la investigadora que insiste en que «merece la pena destacar que mientras que los diversos Papas han sabido asumir el pecado de los miembros de la Iglesia, sean de la época que sean, nunca hemos visto que los políticos hagan ese ejercicio de purificación de la memoria». «La altura de miras de unos y otros marca una profunda diferencia a ojos vista», insiste la docente que participa precisamente en un nuevo libro que abordar las acciones cometidas contra el sentir religioso durante el siglo XIX mexicano.
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