El imparable futuro tecnológico y la salud mental de los jóvenes, a debate

El 20,8% de los adolescentes españoles de 10 a 19 años sufre algún tipo de problema mental, lo que sitúa a España como el país europeo con mayor prevalencia de alguna de estas patologías diagnosticadas en menores, según el análisis europeo de la publicación de Unicef ‘Estado Mundial de la Infancia: En Mi Mente’. Este trabajo proporciona una radiografía de las tendencias que afectan a los niños en Europa, centrándose en su bienestar y su salud mental, y aporta recomendaciones a los gobiernos europeos y a las instituciones comunitarias. De este modo, el informe pone de manifiesto que el suicidio es la segunda causa de mortalidad de los jóvenes en Europa, únicamente superado por los accidentes de tráfico.

Este es un tema que cada vez preocupa más tanto a padres como a docentes por lo que la Fundación Portal ha organizado la VIII Jornada técnica de prevención y de atención a adolescentes en riesgo: “Terapias para adolescentes con trastornos de conducta: ¿Kaspárov o Deep Blue?. ¿De la inteligencia emocional a la inteligencia artificial?” dirigida por Amalgama7, una entidad pionera en la atención terapéutica y educativa para adolescentes, jóvenes y sus familias. La jornada, que tiene carácter gratuito, se desarrollará los días 21 y 22 y se podrá acceder a ella se puede acceder vía streaming

Bajo el título “Los alumnos irritables, irritantes y desafiantes. ¿Por qué lo son?, ¿son reconducibles?”se desarrollará una de las mesas redondas del encuentro y tendrá como objetivo la presentación y el debate de distintos instrumentos diagnósticos y terapéuticos, desarrollados desde los campos de la genética, la neurociencia, y la neurotecnología.

Para Luis García Carretero, director del colegio madrileño ARETEIA, uno de los ponentes de esta mesa redonda, “las nuevas tecnologías han venido a aportar comodidad e inmediatez al conjunto de la sociedad. Pero la educación requiere esfuerzo y tiempo. Quizás al introducir las tecnologías en el ámbito educativo, estamos incapacitando a nuestros alumnos e hijos para resistir a la frustración. Muchos problemas de ajuste conductual y de salud mental en nuestra población escolar pueden tener su origen en la incapacidad para esperar: aprender a esperar quizá sea la competencia básica que todas las reformas educativas están dejando a un lado”.“Quizá merece la pena invertir además de en dispositivos digitales, en huertos escolares. Hacer crecer una planta requiere, tiempo, dedicación, espera y el mundo de hoy nos condena a un ritmo frenético que desencadena impulsividad y exigencia”, concluye Carretero.