Enigmas
Vida después de la muerte: Un millonario ofrece un millón por una respuesta científica... y recibe 29
Robert Bigelow convoca un concurso y recibe más de 2.000 candidaturas desde 40 países de todo el mundo
Desde el inicio de la humanidad, la pregunta sobre si hay vida después de la muerte ha tenido múltiples respuestas basadas en las creencias ancestrales, filosóficas o religiosas pero no existe ningún dato científico que lo avale. Lo único cierto es que la energía no se destruye, sino que se transforma. Cuando el corazón deja de latir, la sangre deja de circular, se espesa, se coagula y comienza a acomodarse por la gravedad en un proceso conocido como livor mortis o lividez post mórtem. El cuerpo comienza a perder temperatura y los músculos comienzan a ponerse rígidos, un proceso conocido como rigor mortis. Pero ¿qué pasa con el “alma” o la conciencia humana?
Robert Bigelow, un multimillonario de Las Vegas dedicado al mercado inmobiliario y director ejecutivo del módulo de la estación espacial, se propuso obtener una respuesta científica. Por ello, a principios de año convocó un concurso para saber si existía la posibilidad de supervivencia de la conciencia humana más allá de la muerte corporal. Ofrecía un millón de euros al que le diera la respuesta científica.
Los sorprendente es que recibió más de 2.000 respuestas, procedentes de 40 países de todo el mundo, que fueron examinadas minuciosamente por un panel de expertos científicos, que determinó que 29 de ellas respondían de manera adecuada a la respuesta que buscaba.
Bigelow fundó el Instituto de Estudios de la Conciencia que lleva su nombre para impulsar las investigaciones sobre lo que existe más allá de la muerte después de perder a su mujer, su hijo y su nieto. Diane Mona Bigelow falleció en febrero del año pasado por culpa de la leucemia. Su hijo Rod Lee que había suicidado en 1992 y su nieto hizo lo mismo que su padre años después. Su necesidad de saber si sus seres queridos seguían vivos de alguna manera, condujo a Bigelow fundar el instituto y a dedicar parte de su vida a tratar de encontrar una respuesta.
El concurso estaba dirigido a científicos, neurólogos y psicólogos mayoritariamente, que tenían hasta el 1 de agosto para enviar una tesis de 25.000 palabras con sus conclusiones. En ese momento, un panel de expertos debía examinarlas todas y decidir cual de ellas era la que respondía a la pregunta formulada por Bigelow. El ganador recibiría medio millón dólares, el segundo 300.000 y 150.000 el tercero.
Cuando cerraron el plazo para la entrega de las tesis, más de 2.000 científicos, de 40 países de todo el mundo, habían enviado su tesis. Después de un intenso proceso de estudio, 29 de los concursantes resultaron ganadores.
Según explicó el propio Bigelow se inspiró en parte de las lecturas de George Anderson, autor norteamericano que defendía que había tres niveles espirituales: existe una vida después de la muerte, que los seres humanos poseen un alma que está separada del cuerpo y que los vivos pueden comunicarse con los fallecidos a través de médiums. El multimillonario y promotor del concurso sostiene que está convencido de que la conciencia sobrevive a la muerte del cuerpo físico y ha seguido muy de cerca todo el proceso de los candidatos.
De hecho, quiso ser él mismo el que llamara uno a uno a los ganadores. Y a todos les dijo lo mismo: “Sólo te llamaba para avisarte que ganaste medio millón de dólares, o 300.000 o 150.000 o 20.000″.
Proceso de selección y elección del ganador
En primer lugar, redujeron las 2.000 tesis a 200 y contrató a seis académicos para formar el jurado. Pocas semanas después de examinar las propuestas concluyeron que no podían reducir el número de ganadores a tres y que la gran calidad de las tesis obligaba a abrir el abanico de vencedores. De tal manera, que finalmente fueron elegidos 29 trabajos. Y claro, el premio se iba a quedar muy diluido entre todos, por lo que Bigelow ampliar el premio a 1,8 millones de dólares.
La lista de 29 ganadores fue publicada en la web del Instituto Bigellow. El ganador fue el psicólogo clínico norteamericano Jeffrey Mishlove, premiado con 500.000 euros. Su tesis “Más allá del cerebro: la supervivencia de la conciencia humana después de la muerte corporal permanente” fue elegida de manera unánime por el jurado e incluye vídeos con testimonios sobre experiencias cercanas a la muerte, casos de reencarnación documentados y otros siete tipos de evidencias de que la conciencia sobrevive a la muerte física.
En segundo lugar quedó el cardiólogo holandés Pim van Lommel(300.000 dólares), que presentó su candidatura con el ensayo “La continuidad de la conciencia: un concepto basado en la investigación científica sobre experiencias cercanas a la muerte durante un paro cardíaco”. Van Lommel, responsable de un importante estudio sobre experiencias cercanas a la muerte, reflejó algunas conclusiones de sus años de trabajo, con testimonios de pacientes que murieron de ataques cardíacos que fueron resucitados y que explicaron su experiencia y sus recuerdos de lo vivido en “el otro lado”.
El historiador y sociólogo de la religión Leo Ruickbie fue el tercer clasificado (150.000) con “El fantasma en la máquina del tiempo”.
Los 12 finalistas restantes fueron premiados con 50.000 euros cada uno. Los 15 ganadores que quedaron fuera de la final recibirán 25.000 dólares porque, tal y como explicó el magnate “las universidades no dan subvenciones para estudiar este tema y tienen que intentar vender libros para poder sobrevivir. Muchos de ellos dedican toda su vida a investigar sobre ello“.
La intención de Bigelow es que todo el mundo tenga acceso a esta información y publicará en la web de su instituto los 29 ensayos premiados y estudia la posibilidad de publicar una edición de libros con los ensayos para repartirlos de manera gratuita en hospitales, hospicios, organizaciones religiosas y otras instituciones benéficas para ayudar a las personas a afrontar el final de la vida.
Y parece que Bigelow no va a parar porque debido al éxito de convocatoria existe la posibilidad de que vuelva a convocar un concurso para el año que viene.
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